Versos del 1 al 2
La misericordia de David hacia Meribaal, en el capítulo anterior no fue la última de sus amables obras. Aquí mostró misericordia hacia un rey pagano, porque simpatizó con la pérdida de su padre.
David no estuvo satisfecho, con sentir misericordia hacia Amún hijo de Najaz. Hizo algo para llevar consuelo al afligido hombre.
Versos del 3 al 5
Es difícil explicar, por qué estos consejeros de Amún le dijeron esto al rey de Amón, usaron esto como una manera de parecer sabios y astutos ante el rey Amún. Es común para los mentirosos, siempre sospechar que otros mienten.
Este era un degradante insulto para estos embajadores de Israel. En esa cultura, muchos hombres preferirían morir, que dejar que sus barbas fueran rasuradas. Porque un rostro lampiño, era la marca de un esclavo y los hombres libres llevaban barba.
Con el valor universal,, sobre la barba por los Hebreos y otras naciones orientales, como el ornamento más grande del hombre, el cortarlo a la mitad era el más grande insulto, que se les pudo haber hecho a los embajadores y a través de ellos a David su rey.
Insultar al embajador es insultar al rey. Era igual que si se lo hubieran hecho al mismo David.
El mismo principio es verdadero con el Rey Yeshúa Ha Mashiaj y sus embajadores.
Yeshúa le recordó a sus discípulos “Si el mundo los aborrece, sepan que a mí me ha aborrecido antes que a ustedes” (Juan 15, 18).
David, no usó a estos hombres como herramientas políticas, para avivar el enojo contra los Amonitas. Se interesó más por su dignidad, honor y les permitió esperar antes de regresar a Jerusalén.
Versos del 6 al 7
Ellos sabían que habían hecho esto. David no rechazó a los Amonitas, ellos solos se habían hecho odiosos a Israel.
Esta era una práctica común en el mundo antiguo. 1 de Crónicas 19, 6 dice que los Amonitas pagaron 1.000 talentos a los Sirios.
Esta es la primera mención de los valientes de David, llamándoles el ejército de los valientes, quienes formaron una gloriosa fuerza de combate.
Versos del 8 al 12
Conforme el ejército de los valientes, se acercaba a la ciudad Amonita, se encontraron rodeados.
Frente a ellos, estaban los Amonitas en orden de batalla a la entrada de la puerta. Detrás de ellos estaban los Sirios (Arameos) en el campo. Se veía mal para el ejército de Israel.
Joab solo tenía una estrategia de batalla, atacar. Muchos generales, considerarían rendirse cuando se encontraran rodeados por ambos lados por el enemigo, pero no Joab. Él llamó al ejército a tener “Fe y Valor” y les dijo que continuaran.
“Esfuérzate, esforcémonos por nuestro pueblo, por las ciudades de nuestro Dios y haga YEHOVAH DIOS lo que bien le pareciere”, este es un gran discurso de Joab antes de la batalla. Mencionó por lo menos tres grandes puntos.
“Esfuérzate y esforcémonos”, el valor y la fuerza no son emociones, ni circunstancias. Son de elección, especialmente cuando YEHOVAH DIOS hace disponible su fuerza para nosotros.
Podemos fortalecernos en el YEHOVAH DIOS y en el poder de su fuerza (Efesios 6, 10).
“Esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro YEHOVAH DIOS”, Joab los llamó a recordar todo lo que podían perder.
Si perdían esta batalla, perderían tanto a su pueblo como a sus ciudades, era una batalla más grande que ellos mismos y el ejército de los valientes, tenía que recordar eso.
“Y haga YEHOVAH DIOS lo que bien le pareciere”, Joab sabiamente se preparó para la batalla con lo mejor de su habilidad y se esforzó por la Victoria.
Al mismo tiempo, él sabía que el resultado finalmente estaba en manos de YEHOVAH DIOS.
Versos del 13 al 14
Ni siquiera dice que Joab se enfrentó con los Sirios en batalla. Este ejército mercenario huyó delante del ejército de los hombres valientes porque YEHOVAH DIOS estaba con ellos.
YEHOVAH DIOS prometió este tipo de Bendición sobre un obediente Israel (Deuteronomio 28, 7).
“Huyeron también ellos delante de Abisai y se refugiaron en la ciudad”, cuando los Amonitas vieron que los Sirios se retiraban, también se retiraron. No pudieron hacer frente al ejército de los valientes, más de lo que el ejército Sirio pudo.
Versos del 15 al 19
Los enemigos de Israel, no se rendirían después de una derrota. Eran un enemigo persistente, que regresó para pelear otra vez.
David, reunió al resto del ejército de Israel, para evitar que el ejército de los refuerzos Sirios, aniquilara al ejército de los valientes. El resultado fue glorioso, los sirios huyeron delante de Israel.
El capítulo termina con un asunto inconcluso en Rabbá. Los ofensores Amonitas estaban aún en su ciudad y Joab regresó a Jerusalén.
En la primavera David envió a Joab y al ejército a lidiar con Rabbá mientras él esperaba en Jerusalén. Mientras esperaba cómodamente en Jerusalén, cayó en pecado con Betsabé.
Muchos saben sobre el pecado de David con Betsabé y cómo sucedió, cuando David esperaba en Jerusalén cuando debió haber estado dirigiendo la batalla en Rabbá.
Este capítulo muestra que YEHOVAH DIOS le dio a David una advertencia, al mostrarle que era necesario que saliera contra los Sirios.
David trató de dejarle la batalla a Joab, pero su ejército lo necesitaba y YEHOVAH DIOS trató de mostrarle eso cuando lo bendijo al salir en batalla.
En este capítulo, fue la gentil advertencia de YEHOVAH DIOS que David tristemente desperdició.