Somos hijos de Yehovah, que hemos lavado y blanqueado nuestras vestiduras en la Sangre del Cordero, por la Renovación operada por el Agua de la Palabra, aportada por el Espíritu Santo, para cumplir desde la Península de Paraguaná para el mundo entero, la Gran Comisión de hacer Discípulos, que vivan bajo Principios Morales Bíblicos, dentro de Familias Santificadas como Guardadores Fieles de la Palabra de Vida, manifestándose el Cielo en la Tierra y mediante su testimonio puedan enseñar a otros, colaborando en la extensión del Reino de Amor, cumpliendo con el Propósito del Padre, que todos sus hijos se Salven.