Versos del 1 al 10
En estos versos se observa la Conjuración del demonio.
Acabada la cena, condujeron al joven al aposento de la esposa, entonces Tobías, acordándose de las advertencias del ángel, sacó de su alforja un pedazo del hígado, y lo puso sobre unos carbones encendidos.
En el Verso 3 vemos que con eso el ángel Rafael apresó al demonio y le confinó en el desierto del Egipto superior.
Los egipcios y babilonicos decían que los espíritus malos gustaban de morar en los desiertos, también creían que el desierto estaba poblado de demonios: los Seirim (Levítico 17, 7; Isaías 13, 21; 34, 14) y Azazel (Levítico 16, 8).
El mismo Yeshúa Ha Mashiaj habla de los “lugares áridos”, por los cuales andan los espíritus inmundos (Mateo 12, 43; Baruc 4, 35; Apocalipsis 18, 2).
Tobías, por su parte en el Verso 4 exhortó a la doncella y le dijo: “Levántate, Sara, y hagamos oración a YEHOVAH DIOS hoy y mañana y pasado mañana, porque estas tres noches nos uniremos con YEHOVAH DIOS y pasada la tercera noche haremos vida marital”.
Somos hijos de santos y no podemos unirnos a manera de los gentiles, que no conocen a YEHOVAH DIOS y levantándose juntos, oraban ambos para que les fuese dada salud.
Versos del 11 al 21
En estos versos se observa la Salvación milagrosa de los esposos, en el Verso 13 Ragüel envió a ella, a una de sus criadas, la cual entrando en el aposento, los halló sanos y salvos, durmiendo ambos igualmente.
Ragüel como Ana, su mujer, alabaron a YEHOVAH DIOS y dijeron: “Te alabamos, Señor YEHOVAH DIOS de Israel, porque no ha sucedido lo que pensábamos”.
En el Verso 19 hizo un convite de bodas y dispusieron todas las provisiones necesarias como para los que emprenden viaje.
Y Ragüel hizo jurar a Tobías que se quedaría en su casa dos semanas más. De todo lo que poseía Ragüel dio la mitad a Tobías e hizo escritura, para que la otra mitad, luego de muertos él y su mujer, fuese propiedad de Tobías.