Mosqueteros de Yehovah

Jueces Capítulo 21

Este es el último capítulo del libro de los Jueces y vemos aquí que el pueblo lloró la desolación de la tribu de Benjamín.

Los ancianos consultaron sobre cómo hallar esposas, para los que quedaban de los hijos de Benjamín.

Y las vírgenes de Silo se llevan una sorpresa. Veamos, pues el lamento por la tribu perdida de Israel y la provisión para el futuro de la tribu.

Verso 1

Al considerar su enojo en contra de Benjamín, esto probablemente se miraba como algo correcto.

Pero este voto necio tuvo consecuencias que no se consideraron.

La justicia no solamente trae castigo para los malhechores, también se cuida que el castigo no sea muy severo.

Versos del 2 al 3

Ellos clamaron a YEHOVAH DIOS, casi como si fuera su responsabilidad que la tribu de Benjamín estuviera al borde de la extinción.

La pregunta “¿Por qué ha sucedido esto?” fue fácilmente contestada, debido a la venganza excesiva de las tribus de Israel en contra de la tribu de Benjamín.

Casi con una cantidad de cuatrocientos (400) hombres y aquellos hombres incapaces de casarse debido a la maldición pronunciada en Vs 1, la tribu de Benjamín casi estaba extinta.

Versos del 4 al 15

Aquí, de nuevo, Israel hizo algo que pareció correcto en ese momento, pero en realidad fue un horror.

Ellos decidieron matar a toda una ciudad de Israel, una ciudad que se rehusó a unirse con Israel en la pelea en contra de Benjamín.

Esto fue hacer algo malo para compensar otra cosa mala.

En lugar de eso, Israel debió de haberse arrepentido del juramento necio que hizo en Mispá y se debieron poner de acuerdo, para dar a sus hijas como esposas de los hombres de la tribu de Benjamín, renunciando a su voto necio del Vs 1.

En la masacre impía en Yabés Galaad, mataron a todos excepto a cuatrocientos (400) jóvenes vírgenes. Aun así no fue suficiente: no les bastaron éstas.

Versos del 16 al 24

Ellos contestaron el problema de las mujeres para el remanente de los benjamitas, al crear un pequeño drama en donde se les permitía a los benjamitas “secuestrar” a las mujeres, que sin duda estaban dispuestas, para que el matrimonio pudiera ser arreglado sin una aprobación “oficial”.

En lugar de ir a través de esta farsa, debieron confesar su pecado de haber hecho un voto necio y hacer lo correcto, en lugar de hacer que dos males fueran igual a un bien.

Con esto, la tribu de Benjamín fue restaurado lo suficiente para proveer a Israel su primer rey, Saúl.

Verso 25

Este tipo de caos moral, político, social y espiritual únicamente podía suceder donde no había un rey reconocido en Israel, YEHOVAH DIOS y en donde el pueblo se olvidaba de DIOS como su Rey.

Generalmente, el periodo de cuatrocientos (400) años de los Jueces fue marcado por este individualismo radical.

Ellos rechazaron el estándar de la Palabra de YEHOVAH DIOS y aceptaron el estándar individual de hacer lo que bien les parecía.

Es imposible leer este apéndice del Libro de los Jueces y especialmente la parte con la que cierra, sin estar impresionado con lo triste de la condición de cualquier persona que actúa sin algún principio fijo.

La pasión se mueve al propósito, únicamente de la manera que es gobernada por un principio.

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