Versos 1 al 3
Habitualmente, se piensa que el llamado de YEHOVAH DIOS a Abram fue hecho en Harán, porque el verso 30 del capítulo anterior refiere, que fue Teráh quien tomó la decisión de sacar a toda su familia a Canaán, pero en el libro de Hechos, Esteban indica que YEHOVAH DIOS le ordenó al Patriarca que saliera, para establecerse en otro país, cuando todavía estaba en Ur de los Caldeos en el reino de mesopotamia de Nemrod (Hechos, 7, 2-4).
En concordancia, el texto hebreo usa una expresión muy peculiar “Lej leja”, traducido en castellano como “vete”, pero transliterado se podría leer “vete de ti mismo”.
El llamado que YEHOVAH DIOS le ordenó es mucho más radical de lo que comúnmente se expresa, debía desprenderse de todo lo que era su vida familiar hasta ese momento. Con esto, vemos que estar en Cristo requiere más que una afirmación sentimental (2 Corintios 5, 17-18).
Entendamos que fuimos redimidos para vivir como Yeshúa Ha Mashiaj indica, no como nos dé la gana, eso es libertinaje, todo acto que no está bajo sujeción a la Cabeza es motivado por la altivez de la carne, es desobediencia (Juan 4,34).
Abram debía abandonar toda idolatría y todo lo que le era familiar, eso estaba entendido. Sin embargo ¿a dónde debía dirigirse? eso no lo conocía, pues YEHOVAH Dios no se lo había revelado aún.
Sopotocientas veces el Señor trabaja así con nosotros, nos pide que demos un paso, pero no nos revela más que esa tarea, lo hace para que aprendamos a Obedecer su Palabra y no sigamos los deseos propios de nuestra naturaleza cómoda.
El resultado de la Obediencia es siempre en extremo una gran Bendición, YEHOVAH DIOS, santificó a Abram y su descendencia de entre todas las familias de la tierra, con el propósito de bendecir a todos al final por medio de su descendencia.
Versos 4 al 9
Abram dejó todo para iniciar una nueva vida, es difícil hacerlo y más a los setenta y cinco (75) años, no se trataba de cualquier cosa, pero cuando YEHOVAH DIOS nos pide que le entreguemos todo, es porque Él nos dará una empresa que trasciende todas nuestras generaciones (Hebreos 11,8).
Abram fue el primero en cruzar el río, en camino hacia Canaán por lo que se le llamó “hebreo” (del hebreo “Ivri”), que literalmente significa “uno que viene de más allá del Gran Río” (Josúe 24, 3).
La primera experiencia de Abram en Siquem con el Altar constituyó la muerte del Yo, porque el nombre de este lugar significa literalmente “inclinarse para tomar la carga que es propia de un esclavo” , es uno que entra bajo disciplina de otro que lo guía.
Por su parte, Moré significa “maestro”, allí Abram entendió que YEHOVAH DIOS es el Árbol que nos da instrucción como las de un maestro, ya vimos que ubicarse al oriente simboliza buscar la presencia del Altísimo para seguir su camino.
Versos 10 al 20
Abram hizo un Altar y puso una tienda en Siquem, pero marcharse a Negueb no tiene ningún sentido, ya que significa literalmente árido y reseco.
Entendamos que si hemos decidido ser de YEHOVAH DIOS, mejor es que mantengamos la calma hasta recibir instrucciones (Romanos 8, 14), esa movida independiente lo metió en problemas y una vez, que estamos en problemas de malas decisiones, lo más seguro es que tomamos otra peor para tratar de salir de la circunstancia y caemos más abajo.
Cuando en la biblia se menciona ir a Jerusalén, siempre se enfatiza como “subir”. Pero cuando se trata de moverse a Egipto o Babilonia, lo califica como “descender”.
Este parámetro no se relaciona con el sentido direccional de donde uno venga (norte, sur, este, oeste), sino, el lugar hacia donde uno va, como epicentro referente de propósito, es una expresión espiritual.
Egipto y Babilonia representan el mundo, la carne y el demonio y es calificado como “bajar”, en contraste, Jerusalén es el lugar que YEHOVAH Dios escogió para establecer allí Su Nombre (Deuteronomio 12, 5; 1 Reyes 14, 21).
El Templo, es la capital de su Reino en la Tierra, y por ello se “sube” allí, Abram “descendió” a Egipto, bajó de nivel, pues no era el lugar donde debía estar, Abram se topó con un desierto.
Repetimos, cuando decidimos salir del Plan de YEHOVAH DIOS, nos metemos solitos en “desiertos” en la vida, lo que significa complicados problemas, eso fue, lo que le sucedió a Abram.
Podemos sustentar, que Abram cargaba aún con las costumbres de su pueblo, como la mentira, este mal es de familia pues luego lo vemos en sus descendientes, Isaac hace lo propio con Abimelec rey de los filisteos (Génesis 26) y se repite la hazaña con Jacob cuando miente a Isaac en la primogenitura (Génesis 27).
Por esta mentira, tomando dote por Saray que dio a Faraón y saliendo de Egipto con todos los regalos, le valió que su descendencia padeciera esclavitud de 400 años en Egipto, porque YEHOVAH DIOS no tiene favoritismo, protegió a Saray porque ella venía en el paquete del Pacto y en fin, la culpa siempre recae sobre la Cabeza.