Mosqueteros de Yehovah

Ester Capítulo 16

Versos del 1 al 24

El autor griego aprovecha el momento para componer otro decreto semejante en el estilo al primero, de doble extensión, imitando el lenguaje de las cancillerías.

La introducción difiere ligeramente al final respecto al primer decreto. No habla de sátrapas y jefes.

Es un lenguaje exclusivamente griego, con palabras compuestas, abundancia de adjetivos, construcción sintáctica compleja, antítesis enfáticas.

El rey, con la conciencia poco tranquila, tiene que excusarse del primer decreto.

Lo hace primero remontándose a principios generales, vulgares en sí, formulados con altisonante solemnidad, un rey en un decreto no puede pronunciar un buen refrán o proverbio.

Después descarga toda la culpa en el primer ministro, sin ahorrar adjetivos. En contraste, una magnífica alabanza del pueblo judío y en conclusión una serie de disposiciones.

No sabemos si el autor griego ironiza en la primera parte o si realmente quiere excusar al rey Artajerjes, como si hubiera sido víctima inocente de un engaño.

En los versos 8 al 9 repite varias palabras del primer decreto “tranquilidad, paz, equidad”. Esta vez sin complacencia, como programa para el futuro.

En los versos del 10 al 14 Amán macedonio, traslada los sucesos a la época anterior a Alejandro, lo cual exige que ese Artajerjes sea el tercero (359-335).

Pero no parece que el autor griego quiera conservar la verosimilitud cronológica de su ficción.

El resultado del cambio es introducir en la historia un ambiente de tensión internacional, en el que no pensaba el autor hebreo.

En esquema judicial se mencionan los beneficios recibidos, como agravante y se denuncia el triple crimen, contra el rey, contra el bienhechor, contra la reina.

En los versos del 15 al 16 El rey reconoce al DIOS de los judíos como YEHOVAH DIOS universal de todos los reinos. El título “hijos del Altísimo”.

Sobre la protección divina concedida al reino persa, Esdras 1, 2; 6, 10.

En el verso 18 la referencia “El Señor da a cada cosa su destino, al malvado el día funesto” es lo que nos señala Proverbios 16, 4 y “El Justo observa el corazón malvado y entrega al malvado a la desgracia” lo podemos identificar en Proverbios 21, 12.

Es curioso que aparezca el monarca persa como fundador de la fiesta judía, el texto hebreo daba otra versión para la aparición de Mardoqueo contrasta con su figura en ademán de duelo (Ester 4, 1-2) y hace estable el honor efímero en Ester 6, 11.

YEHOVAH DIOS protege los justos, “amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón” (Salmo 97,10-11).

“Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo, se alegrará Jacob y gozará Israel” (Salmo 14,7).

La conversión de los gentiles se debe al terror luminoso, divino ante la liberación, sentida como acción del YEHOVAH DIOS.

“Todo el mundo se atemoriza, proclama la obra de Dios y medita sus acciones. El justo se alegra con el Señor, se refugia en ÉL, y se felicitan los rectos de corazón” (Salmo 64, 10-11).

Con estos acordes festivos quisiéramos cerrar el libro y no leer más, sobre todo cuando sabemos lo que viene, porque lo hemos leído en otra ocasión.

Pero no somos nosotros los dueños del libro para poner a nuestro gusto la palabra “Fin”.

Sé nos ha permitido al menos llamarlo “Apéndice”, unas páginas sobre la ejecución de la venganza y sobre la celebración de la fiesta de las suertes “Fiesta de Purin”.

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