Versos del 1 al 7
El autor griego ha compuesto un texto del decreto referido, ha querido analizar y denunciar los motivos de esa razón de estado que conduce al genocidio.
De ese modo ha escrito un documento de perenne actualidad.
El faraón fundaba su política opresora de los hebreos en la razón de estado, razón económica, pues daban mano de obra baratísima, razón militar, para que no se sumasen a posibles invasores, razón política, para que la minoría no creciese y se hiciese amenazadora.
El monarca persa va contrastando su propia política, modelo en todos los órdenes, con la conducta del pueblo judío, reprobable en todo.
Ese acumular adjetivos, de alabanza propia y desprecio ajeno, son un retrato sarcástico por una doble inversión de planos.
a) La descripción del propio gobierno es un cuadro del gobierno ideal, no del todo según el ideal israelita, Salmo 72, sino de modo genérico, sapiencial.
b) Mientras que el pueblo judío es paradigma de maldad. El contraste de conjunto se especifica en antítesis particulares, como equidad-criminal, seguridad-amenaza, paz-hostilidad, orden-desobediencia, libertad-estorbo.
Todo son cosas genéricas, las virtudes del gobierno no se comprueban con hechos concretos, las gravísimas acusaciones no se sustancian con crímenes comprobados. En la misma exposición se está viendo la falsedad.
c) En el contexto narrativo, todo procede de una venganza mezquina y calculada de Amán, comprometido de antaño con los conjurados, según el autor griego, que toma la iniciativa de la hostilidad.
Así resulta que, no habiendo cometido crimen alguno los judíos, todas las alabanzas propias del valido suenan a burla despiadada.
Libertad que persigue a un pueblo inerme, paz que desata una matanza feroz, libertad que no tolera leyes diversas, rectitud que condena sin escuchar ni indagar, benevolencia que no perdona a mujeres y niños.
d) El estilo oficial y pomposo de la carta subraya el tono sarcástico y la introducción intenta reproducir ese tono.
En manos del autor griego, el decreto desborda el marco narrativo y se convierte en denuncia indignada y sarcástica de muchas situaciones semejantes, muestra lo que sufrieron los hebreos bajo los diadocos, sucesores de los generales de Alejandro Magno y epígonos, discípulos que heredan el gobierno bajo la corriente anterior que lo formó, de las que sufrirán bajo los romanos.
La carta queda ahí, clavada en las páginas del libro, como documento profético para muchas edades futuras, incluida la nuestra.
Versos del 8 al 18
Las dos plegarias tienen varios elementos básicos en común de YEHOVAH DIOS.
Se predica el poder y la sabiduría, en sentido de conocimiento del corazón humano, en nombre del pueblo se confiesa, de modo genérico, el pecado y se pide perdón.
En una “confesión negativa” se proclama la propia inocencia en el asunto específico, sin negar la participación genérica en el pecado del pueblo.
En la motivación de la plegaria se destaca el tema de la alabanza de YEHOVAH DIOS, como definición del pueblo judío.
La oración de Ester presenta una forma rítmica más regular y pasa fácilmente del singular al plural, como si estuviera más mezclada con todo el pueblo, mientras Mardoqueo lo representa casi litúrgicamente.
En el verso 8 Salmos 77, 12; 105, 5; 119, 52 recordar las hazañas en la oración equivale a enumerarlas y meditarlas, el autor resume la serie en la fórmula genérica del verso siguiente.
En el verso 9 la salvación es el tema dominante, en ella se manifiesta realmente el poder incontrastable de YEHOVAH DIOS, como lo demuestra la historia.
De los versos del 10 al 11 se nota el poder histórico que se remonta al poder cósmico, según esquema conocido.
En los versos del 12 al 14 el autor se siente obligado a excusar el gesto de Mardoqueo, como si la inclinación ante Amán significase adoración a una criatura. No era así en el cuadro de la narración original, pero contiene algo de verdad duradera.
El hombre no ha de someterse a otro hombre, porque su dignidad consiste en someterse sólo a YEHOVAH DIOS, fuente de libertad.
Sólo en cuanto el otro hombre le ayuda a descubrir la voluntad concreta de YEHOVAH DIOS, se acepta la sumisión y aun la humillación, así es Mardoqueo, tipo y modelo de todo Israel.
En el verso 15 tenemos la oración de Salomón en la inauguración del templo en 1 Reyes 8, 30.34.36.39.50 y Amos 7, 2, para la segunda parte Salmo 83, 4-5.
En el Verso 17 “Judío” significa, según la etimología de Genesis 49, 8, “el que alaba al Único YEHOVAH DIOS Viviente”, por eso los judíos son el pueblo que alaba a YEHOVAH DIOS, Salmo 30, 12; 90, 14-15.
Vemos que el verso 18 es como una respuesta coral, que subraya la limitación litúrgica del salmo.