Versos del 1 al 8
De la vejez habla en los versos del 1 al 7 en sentido negativo, como el final de la vida y de la alegría.
Los distintos elementos de la naturaleza le sirven de metáforas para desarrollar este tema, se puede pensar, incluso, que los versos 3-4 son una alegoría de los miembros del cuerpo humano.
En el vs 8 acaba la enseñanza del sabio Qohelet, con la resonancia de la última instrucción que le otorga un aire como de testamento, género literario muy cultivado entre los siglos II a.C. y II d.C., y por ello, una fuerza especial.
El libro concluye como había comenzado, pero se tiene en cuenta el camino recorrido, ha mostrado al ser humano sus miserias y sus grandezas en los ámbitos más relevantes de su existencia.
Hemos de comprender el último mensaje del sabio como cuando iniciamos la lectura del libro, para el Eclesiastés, la juventud es el símbolo de la vida, mientras que la vejez lo es de la muerte.
El creyente actual, ¿desde dónde habrá de valorar las cosas, las personas y las distintas fases de la existencia?.
La respuesta se encuentra en el vs 13 refiere que la sabiduría consiste en Adorar, Obedecer y Servir a YEHOVAH DIOS practicando todos sus mandamientos.
Puesto que el fundamento es reconocer que nos debemos a una cabeza de santidad, a quien damos cuenta de todas nuestras acciones, orientadas bajo el ordenamiento prioritario que el Todopoderoso ha ordenado para sus hijos.
El autor ha referido que no hay ninguna sabiduría en correr para satisfacer inclinaciones carnales, sería una cosecha segura de corrupción y muerte.
La insistencia del autor se basa en reconocer que se debe sembrar en las obras eternas cuyo fruto no perece, ni en este siglo, ni en el venidero.