Verso 1
Debido a su consagración personal (2 de Crónicas 17, 1-4) y consagración pública (2 de Crónicas 17, 7-10), YEHOVAH DIOS bendijo a Josafat y lo exaltó entre las naciones vecinas.
Contrajo parentesco con Ajab vinculando los reinos con el lazo del matrimonio, lo que era una practica común en el mundo antiguo, sin embargo fue una política imprudente para Josafat.
La estrategia más sabia para la protección del reino era la obediencia, en vez del compromiso con este impío rey Ajab de Israel y su esposa la reina Jezabel.
1 de Reyes 16, 29-33 nos dice lo malo que fue Ajab. El introdujo la adoración de dioses paganos completamente nuevos.
En su desobediencia, Jeroboam el primer rey del reino de las tribus del norte dijo, “Yo adoraré a YEHOVAH DIOS, pero lo haré a mi manera”. Ajab dijo “Yo quiero olvidarme por completo de YEHOVAH DIOS y adorar a Baal”.
Ajab fue muy influenciado hacia la maldad por su esposa fenicia Jezabel, era un hombre débil, instrumento de una mujer astuta, inescrupulosa y cruel.
Algunos de los peores crímenes que se han llegado a cometer, han sido cometidos por hombres débiles a instancias de espíritus peores, pero más fuertes que ellos mismos.
Versos del 2 al 3
Anteriormente, el rey de Siria prometió regresar ciertas ciudades a Israel (1 de Reyes 20, 34) a cambio de clemencia después de la derrota en batalla.
Aparentemente esta era una ciudad que Ben-Hadad nunca regresó a Israel y era un lugar estratégicamente importante.
El rey Ajab de Israel le pidió a Josafat de Judá que lo ayudara en su disputa contra Siria. Esto tenía algo de sentido, pues Ramot de Galaad estaba a solo 64 Kilómetros de Jerusalén.
Versos del 4 al 8
Teniendo en cuenta la relación generalmente antagonista entre Ajab y los profetas de YEHOVAH DIOS, esta fue una petición osada de Josafat para Ajab.
No era de sorprenderse que Ajab escogiera profetas que les dijeran lo que querían oír.
Cuando Ajab reunió a los profetas, estos no eran profetas fieles de YEHOVAH DIOS, eran profetas que se contentaban con complacer a sus reyes y con decirles lo que estos querían escuchar.
Josafat aun quería escuchar de un profeta de YEHOVAH DIOS, “¿Hay aún aquí algún profeta de YEHOVAH, para que por medio de él preguntemos?”.
Ajab odiaba al mensajero debido al mensaje. Su verdadero conflicto era con YEHOVAH DIOS, pero enfocaba su odio contra el profeta Miqueas.
Sin embargo, estuvo dispuesto a escuchar al rey de Judá cuando este aconsejó que Ajab debía escuchar al profeta Miqueas.
Versos del 9 al 11
Esto ilustra la antigua costumbre de celebrar la corte y tomar decisiones a las puertas de la ciudad.
Incluso había tronos para que se sentaran los oficiales de alto rango en las puertas de la ciudad de Samaria.
Estos profetas infieles como Sedequías, profetizaron en el nombre de YEHOVAH DIOS, pero no profetizaron con veracidad.
Eran profetas paganos, representantes de Asera, de otros dioses o diosas paganas.
Sedequías utilizó una herramienta familiar de los profetas antiguos, la lección con objetos.
Él utilizó cuernos de hierro para ilustrar el empuje de dos fuerzas poderosas, ejércitos que derrocarían a los Sirios.
Sedequías tenía la aprobación de otros 400 profetas, de esta manera profetizaban también todos los profetas.
Versos del 12 al 15
Los asistentes del rey intentaron persuadir a Miqueas de estar de acuerdo con los otros 400 profetas, Miqueas le aseguró que simplemente repetiría lo que sea que YEHOVAH DIOS le dijera.
Cuando Miqueas habló, su tono fue burlón y sarcástico. Utilizó palabras similares a las de los 400 profetas infieles, pero entregó un mensaje completamente diferente.
El rey Ajab reconoció el tono de burla de la profecía de Miqueas y supo que contradecía el mensaje de los 400 profetas.
Él le exigió a Miqueas que no le dijera nada sino la verdad, la cual Ajab esperaba y deseaba que fuera el mensaje de los otros 400 profetas.
Versos del 16 al 17
Miqueas fue desafiado a decir la verdad y ahora cambió su tono de burla por uno serio. Él dijo que no solo Israel sería derrotado, sino que su líder (pastor) moriría.
El rey Ajab quería escuchar la verdad, pero no pudo manejarla. Lo que no consideró era que aunque Miqueas profetizara mal en su contra, profetizaba la verdad.
Versos del 18 al 22
El rey Ajab y los otros en la corte encontraban difícil de entender cómo es que un profeta podía estar en lo correcto y 400 profetas estar equivocados.
Miqueas expuso una visión profética precisa del drama celestial que se llevó a cabo detrás de estos acontecimientos.
Como la mano derecha era la posición del favor, esto podría indicar que YEHOVAH DIOS habló al ejército de los cielos combinado, tanto seres angelicales fieles como seres angelicales caídos ubicados a la izquierda.
YEHOVAH DIOS quería traer juicio contra Ajab, así que le pidió a este grupo del ejército de los cielos por un voluntario para llevar a Ajab a la batalla.
Aparentemente, uno de los ángeles caídos se ofreció voluntariamente para esta tarea. Como Ajab deseaba ser engañado, YEHOVAH DIOS le daría lo que deseaba, utilizando a un ángel caído voluntario que obró a través de los dispuestos profetas infieles.
Versos del 23 al 27
Sedecías respondió de la manera en que muchos lo hacen cuando son derrotados en una discusión, respondió con violencia.
El rey Ajab respondió de la manera en que muchos tiranos lo hacen cuando son confrontados con la verdad. Ajab quiso que Miqueas fuera encarcelado y privado, “sustentadle con pan de aflicción y agua de angustia”.
El profeta Miqueas hizo un último llamamiento, estaba dispuesto a ser juzgado por el cumplimiento o no cumplimiento de su profecía.
Él sabía que sus palabras eran ciertas, por lo que fue apropiado para él gritar mientras lo llevaban de regreso a prisión “Oid, pueblos todos”.
Versos del 28 al 29
Es fácil entender por qué el rey Ajab de Israel fue a esta batalla, no quería creer que la profecía de Miqueas era verdad y quería oponerse valientemente a ella.
Es menos sencillo entender por qué el rey Josafat de Judá fue a esta batalla con Ajab, quien debió de haber creído la profecía de Miqueas y saber que la batalla terminaría en desastre y en la muerte de por lo menos Ajab.
Al entrar en batalla, Ajab no quería ser identificado como rey y ser por lo tanto, un objetivo especial, pensó que esto ayudaría a protegerlo contra la profecía de destrucción de Miqueas.
Es más difícil explicar por qué Josafat accedió a ir a la batalla como el único rey que podía ser identificado. Quizás no era muy listo o tenía una gran Fe.
Ajab pretendía en este caso honrar a Josafat, intentaba salvarse a sí mismo y eludir así la profecía de Miqueas.
Versos del 30 al 34
La previa misericordia de Ajab hacia Ben-Hadad (1 de Reyes 20, 31-34) no ganó ningún favor duradero con los gobernantes de Siria.
Esta estrategia del ejército sirio hizo que la contra estrategia de Ajab de disfrazarse en batalla pareciera muy sabia.
Al darse cuenta de que era el único rey que podía ser identificado en batalla, Josafat rápidamente se vio en peligro. Él clamó a YEHOVAH DIOS y fue rescatado cuando aquellos al darse cuenta de que no era Ajab desistieron de acosarle.
Parece haber sido simple casualidad. Fue un hombre, que disparó su arco a la ventura, pero golpeó como si fuera un misil buscador de pecado, golpeando exactamente entre las junturas y la armadura.
YEHOVAH DIOS organizó las acciones involuntarias de un hombre para que resultaran en el ejercicio de su juicio.
Ajab enfrentó el final de su vida con valor, muriendo en pie en el carro para inspirar a sus tropas. Cuando se supo de su muerte la batalla había terminado.