Mosqueteros de Yehovah

2 Corintios Capítulo 7

Verso 1 

Pablo interrumpe bruscamente el hilo de su discurso. Si esta segunda carta a los corintios es la recopilación posterior de varias cartas hoy perdidas, este pasaje parece corresponder a la llamada “carta previa” (1 Corintios 5, 9), en la que Pablo, al poco tiempo de haber fundado la comunidad de Corinto, es bastante rigorista en sus consejos.

Si los cristianos recién convertidos permanecen en estrecho contacto con los paganos, corren el peligro de recaer ellos mismos en el paganismo.

Pablo, pues, les exhorta, breve pero vehementemente, a distanciarse, separarse y diferenciarse del mundo pagano en que viven, como los hebreos en Egipto o en Babilonia.

La situación de los cristianos nuevos en Corinto explica esta preocupación y el tono categórico, extremado, de las recomendaciones.

La incompatibilidad entre Cristo y los ídolos aparece con la misma energía que en 1 Corintios 10, 20-21.

De todo el flujo de preguntas retóricas surge la gran afirmación de la comunidad como templo de Dios (1 Corintios 3, 16; 6, 19).

Versos del 2 al 16

Reacción de los corintios y de Pablo. Los versos 2-4 retoman el hilo de 6,13 y parecen ser como el final de su defensa.

Pablo, en una última exhortación llena de ternura y emoción, manifiesta a los corintios el lugar que ellos ocupan en su corazón y pide que le den cabida a él también en el de ellos.

¿Cómo pueden, pues, prestarse a las acusaciones que lo pintan perjudicando y arruinando a la comunidad?.

Por si acaso su defensa ha sido demasiado fuerte e incisiva, el Apóstol les asegura que su intención no es acusar o condenar.

Tiene la confianza de que su defensa surtirá efecto y así lo expresa anticipando la alegría y el gozo de una reconciliación que desea y está seguro que se producirá.

Los versos 5-16 buscan empalmar directamente con el hilo interrumpido en 2, 13 en que iba contando familiarmente a los corintios sus tribulaciones; una de ellas es el sufrimiento por Tito, pues lo envió a Corinto para una misión difícil y tarda en regresar.

De ahí que el verso 5 comience por los “temores” que le producían tal situación. El ansiado encuentro tuvo lugar, por fin, en Macedonia, probablemente en Filipos.

Fue un momento gozoso para el Apóstol no sólo por volver a ver a Tito sino, sobre todo, por las buenas noticias que éste le traía. Con su buena mano, ha hecho entrar en razón a los corintios y los ha recuperado para Pablo.

El “afecto” por el Apóstol es la nueva actitud de la comunidad. El “dolor” es por las desavenencias pasadas.

Pablo no se avergüenza de poner su corazón al descubierto y manifestar cuánto necesitaba en medio de sus tribulaciones del afecto recuperado de su comunidad.

Sus palabras finales aluden a la alegría por la confianza mutua reestablecida.

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