Versos del 1 al 31
Dones espirituales “talentos misericordiosos”, que llevan a resultados milagrosos, que vienen por las influencias extraordinarias del Espíritu Santo, el Ruaj Hakodesh.
La imagen del “cuerpo de Cristo”, la usa ahora Pablo para enfrentarse a otro problema que tenía la comunidad de Corinto.
Las rivalidades, celos y rencillas a causa de los diversos dones espirituales, carismas, que los cristianos habían recibido y que ejercitaban tanto en el seno de la comunidad como hacia afuera.
Este problema de celos, competencias y discriminación no oculta sino que, al contrario, resalta lo verdaderamente positivo de aquella comunidad.
Eran cristianos entusiastas, llenos del Espíritu, conscientes de su protagonismo y de la función mayor o menor que cada uno y cada una podía aportar dentro del grupo.
Pablo enumera una lista de estos dones o carismas tanto al principio (vs 8-11) como al final de esta sección de su carta (vs 27-28).
Tal y como un cuerpo humano es un todo unificado con muchas partes diferentes, así también lo es el cuerpo de Yeshúa Ha Mashiaj.
Ahora, Pablo escribirá acerca de las diferentes partes del cuerpo.
No se trata de listas exhaustivas sino ilustrativas de la variedad y pluralidad que caracterizaba a la comunidad donde había de todo.
Gente con el don de sabiduría, de discernimiento, de curación, de consejo, de predicación, de expresar experiencias espirituales y de interpretarlas, dones el hablar en lenguas e interpretarlas y de liderazgo apóstoles, profetas, maestros.
Los dones y carismas, no son cualidades naturales ni fruto del esfuerzo humano ni méritos o privilegios, sino pura gracia y regalo de las tres personas divinas.
Además, estos dones no son para uso y usufructo exclusivo de los que los han recibido, sino para el bien de toda la comunidad.