Del capítulo 7, 1 al 8, 23. Son los dos últimos capítulos que cierran la primera parte del libro de Zacarías.
En ellos se encuentran varios puntos de contacto entre la profecía nueva, la que se está desarrollando en la primera época del postexilio, con aquella que podría llamarse profecía clásica, la que se desarrolló antes del exilio.
Por primera vez en Zacarías encontramos una doctrina en materia de justicia social y otros aspectos que no habían aparecido aún.
Dado que su mensaje y su preocupación primaria fue el tema de la reconstrucción del Templo, la entronización ideal del Sumo Sacerdote y la coronación del “Germen” para Israel.
Versos del 1 al 14
Consulta litúrgica: culto y justicia. La oportunidad de este oráculo se da gracias a la consulta sobre si era necesario continuar la práctica de un día de ayuno y penitencia por la destrucción de la ciudad y del Templo.
Ahora que todo está volviendo a su normalidad, ¿se debe mantener el ayuno? El profeta desenmascara el formalismo de esa práctica.
Pensaban que el beneficiado con todo ello era YEHOVAH, pero el profeta hace notar que los únicos beneficiados eran ellos y, sin embargo, la han convertido en un cumplimiento vacío.
Recurriendo a la predicación de los profetas anteriores al destierro, Zacarías enseña la necesidad de dar un sentido también de justicia a las prácticas religiosas.
Si no hay inclinación ni sensibilidad por los doulos que obedecen y enseñan la Palabra, ninguna práctica religiosa sirve para nada, ni siquiera se debe hacer y mucho menos en Nombre del YEHOVAH, porque no se cumple la honra, obedeciendo las bienaventuranzas dadas por Yeshúa Ha Mashiaj.
Yeshúa Ha Mashiaj estableció que hay que darle el trato que le corresponde a Él y suplir al que siendo discipulo de Él ejecuta la obra que encomendó,
¿Para qué un ayuno carente de solidaridad con el hambriento? ¿Para qué vestirse de saco y ceniza por un día cuando no hay sensibilidad por los miles de desnudos?.
¿Para qué un día de lamentación y duelo fingido cuando todos los días hay viudas y huérfanos a quienes nadie escucha sus lamentos ni se compadece de su dolor?.
La práctica de justicia no puede quedarse en un enunciado o frase que deja las cosas como están, sino en acción con los pobres que se humillan obedeciendo la Palabra de YEHOVAH.
La practica de las obras de piedad involucran la conciencia de generar dependencia al Altisímo atendiendo a aquellos que dependen directamente de YEHOVAH.
El verdadero huerfano, viuda, extranjero es quien vive según la Cultura del Reino y es a quien YEHOVAH nos dice que debemos apoyar.
Zacarías, al igual que los antiguos profetas, comienza por aplicar la justicia a la cotidianidad de la vida israelita.
Que los juicios sean rectos y no siempre a favor del más poderoso que tiene con qué comprar la conciencia del juez, la práctica del amor y la misericordia.
El profeta, invocando la forma de actuar de los habitantes de la Jerusalén de antes, que escuchaban a los profetas y no les hacían caso (vs 9-12), previene a esta nueva generación para que sepan que esos criterios siguen siendo válidos.
Al pasar por alto los mandatos de YEHOVAH puede acarrearles también hoy la misma reacción de YEHOVAH, esto es, el rechazo a sus prácticas vacías y el castigo por sus injusticias (vs 13-14).