Versos del 1 al 17
El ángel Rafael compañero de viaje para Tobías. Entonces respondió Tobías a su padre, y dijo: “Padre, todo lo que me has mandado, lo haré.
Pero no sé cómo he de cobrar ese dinero (de Gabelo), pues él no me conoce a mí, ni yo le conozco a él. ¿Qué señal le daré? Ni siquiera conozco el camino para ir allá.”
A lo que su padre le contestó, diciendo: “Tengo en mi poder el recibo firmado de su mano; cuando se lo mostrares, te pagará al instante.
Más anda ahora, y búscate algún hombre fiel que vaya contigo, recibiendo en pago un salario correspondiente, para que hagas esta cobranza mientras yo vivo todavía”.
Salió Tobías y encontró un gallardo joven, que estaba ya con el vestido ceñido y como dispuesto a emprender viaje. Sin saber que era un ángel de YEHOVAH DIOS, le saludó, y dijo: “¿De dónde eres, buen muchacho?”
Así está la Sabiduría esperando a quien la busque (Sabiduría 6, 12-15).
El ángel vestido de hombre en ningún momento dice mentira, pues no encierra la intención de engañar a Tobías ni a su hijo.
Su naturaleza celestial se manifiesta cuando dice que conoce todos los caminos.
El respondió: “De los hijos de Israel”. Tobías le replicó: “¿Sabes el camino que va al país de los medos?” “Sí que lo sé, respondió el otro; muchas veces he recorrido todos aquellos caminos, y me he hospedado en casa de Gabelo, nuestro hermano, que vive en Ragués, ciudad de los medos, situada en la montaña de Ecbátana”.
Tobías le dijo: “Esperame, te ruego, que voy a dar aviso de todo esto a mi padre.”
Entró entonces Tobías en casa, y se lo dijo todo a su padre. De lo cual, admirado el padre, le pidió al joven viajero que entrase en su casa.
Entró y saludó a Tobías, diciendo: “Sea siempre contigo la alegría.” Saludo digno de un ángel, es la Fórmula ideal para poner a la entrada de una casa. También el saludo griego expresaba los sentimientos de alegría: jaire (alégrate). Lucas 1, 28.
Respondió Tobías: “¿Qué alegría puedo tener yo que vivo en tinieblas y no veo la luz del cielo?” Replicó el joven: “Ten buen ánimo, pronto serás sanado por YEHOVAH DIOS.” Tobías le preguntó: “¿Podrás acaso llevar a mi hijo a casa de Gabelo, en Ragués, ciudad de los medos? Yo te pagaré tu salario cuando vuelvas.”
Contestó el ángel: “Yo le llevaré, y te lo volveré a traer acá.” Tobías le dijo: “Dime, te ruego, ¿de qué familia o de qué tribu eres tú?” Y el ángel le respondió: “¿Averiguas tú acaso el linaje del jornalero, o la persona del jornalero que ha de ir con tu hijo?
“Más por no dejarte en inquietud te digo: yo soy Azarías, hijo de Ananías el grande”.
Dijo entonces Tobías: “Tú eres de noble linaje. Te ruego que no tomes a mal el que haya querido saber tu ascendencia”.
El ángel le replicó: “Yo llevaré sano a tu hijo, y sano te lo volveré a traer.” Respondió Tobías y dijo: “vayan en buena hora; YEHOVAH DIOS bendiga su viaje, y su ángel vaya en su compañía”.
Después de haber preparado todo lo necesario para el viaje, se despidió Tobías de su padre y de su madre, y los dos se pusieron en camino.
Versos del 18 al 22
La aflicción de la madre, comenzó a llorar y decir: “Nos has quitado el báculo de nuestra vejez, enviándolo lejos de nosotros. ¡Ojalá que nunca hubiera habido tal dinero, por el cual lo has enviado!”.
“Porque nosotros estábamos contentos en nuestra pobreza y teníamos por riqueza el ver a nuestro hijo”.
Tobías le respondió: “No llores; nuestro hijo llegará salvo, y salvo volverá a nosotros, y tus ojos lo verán; pues creo que un buen ángel de Dios lo acompaña, disponiendo bien de todo lo que le pase, a fin de que vuelva con gozo a nuestra casa.” A estas palabras cesó la madre de llorar, y se calló.
Como si dijera: ¿Qué te importa la familia y el linaje del jornalero? expresión de modestia.
Azarías significa “YEHOVAH DIOS socorre,” pues vino para dar socorro a Tobías, Ananías es “YEHOVAH DIOS da gracia”, de la cual procede el socorro.
¡Su ángel! ¡Cuántas veces YEHOVAH DIOS obra así, también con nosotros, y no lo vemos porque somos ciegos, como Tobías!.
Pero éste no era ciego en el alma, porque tenía una inmensa luz de Fe, cree que un ángel lo acompaña, como dice más adelante.
Y YEHOVAH DIOS le responde con el hecho invisible pero real. ¿Qué es esto sino lo que enseñó Yeshúa Ha Mashiaj al decir tantas veces “Hágase según tu Fe”.
En este pasaje se inspira el “Itinerario”, es decir, la oración eclesiástica que se reza antes de emprender un viaje.
También se ve aquí la tradición judaica sobre los ángeles de la guarda, que concuerda con la doctrina de Yeshúa Ha Mashiaj acerca de ellos en Mateo 8, 9; Hechos 12; Hebreos 1, 14.
Nos enseña el Salmista que “YEHOVAH DIOS ha mandado a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos; te llevarán en sus manos, no sea que tropiece tu pie en alguna piedra” (Salmo 90, 11).
¡Cuánta reverencia y reconocimiento deben inspirarnos estas palabras! ¡Cuánta confianza deben darnos hacia nuestro ángel de la guarda!.
¡Cuánto respeto por su presencia, cuánto agradecimiento por su benevolencia y cuánta confianza por sus desvelos! No hagas delante de él lo que no te atreverías hacer delante de mí.