Mosqueteros de Yehovah

Tito Capítulo 1

Introducción 

Esta carta a Tito parece ser la primera en cuanto a fecha de las Cartas pastorales, es el comienzo del año 58 y han transcurrido pocos meses desde el envío de la Carta a los Romanos.

Pablo piensa que ya no hay más trabajo para él en la parte oriental del imperio romano y se prepara para ir a Roma y evangelizar desde allí la parte occidental del imperio, especialmente España.

Pero Yehovah Dios ha previsto las cosas de otra manera: dentro de poco Pablo será detenido en Jerusalén y después de varios años de cautiverio en Cesarea, será llevado a Roma para ser allí juzgado en el tribunal del emperador.

Pablo se ha despedido de las comunidades de Grecia y de “Asia”, la provincia del imperio que corresponde a Turquía occidental (Hechos 20, 25).

Tal vez, fue antes de su entrevista con los ancianos de la región de Éfeso, que tuvo lugar en Mileto (Hechos 20, 1), cuando Pablo redactó esta carta, que presta una atención especial a esos pastores de las comunidades cristianas.

Los otros puntos importantes de la carta se refieren a las obligaciones de los cristianos según su situación en la sociedad, al respeto por sus obligaciones sociales y a la sumisión a las autoridades.

Pablo retoma o desarrolla aquí lo que había expuesto en la segunda parte de la carta a los Romanos.

Esa misma carta le inspira algunas pinceladas sobre el plan de Yehovah Dios que encontramos en 1, 3-4; 2, 11-34; 3, 4-7

Pablo está ya pensando en su viaje a Roma. Una de las paradas será Nicópolis, en la costa occidental de Grecia, un sector que había evangelizado Pablo (Romanos 15, 19), y donde se encontrará con Tito, que está en Creta.

Lo más sustancioso de esta carta es la doctrina cristológica de 2, 11-15 y 3, 4-7.
Los demás temas y preocupaciones son los mismos de las cartas precedentes, dirigidas ahora a Tito como responsable de la Iglesia de Creta.

 

Versos del 1 al 4

En contraste con la brevedad del escrito, el saludo de introducción es solemne y largo, apuntando ya al contexto en que se va a mover toda la carta.

Pablo, se presenta con todas sus credenciales de apóstol para impregnar de autoridad a las exhortaciones que va a dar a su discípulo Tito.

Su responsabilidad apostólica que contempla prologándose en la de “mi hijo legítimo en la fe común” (vs 4), es de servicio a “los elegidos de Dios” que forman la “casa grande” (2 Timoteo 2, 20), la Ekklesia y que está cimentada “en el conocimiento de la verdad” (vs 1) cuya manifestación y anuncio “me han encomendado, por disposición de nuestro Dios y salvador” (vs 3).

La preocupación constante de las cartas pastorales se centra en la Iglesia entendida como la casa-familia de Yehovah Dios que debe ser bien administrada y protegida contra las falsas doctrinas que perturban y ponen en peligro la memoria de Yeshúa.

Todo transmitido por el testimonio de los apóstoles, el de Pablo en este caso, y donde la figura del obispo responsable y de sus asesores, los presbíteros, es de capital importancia.

Al ímpetu por evangelizar de la primera generación cristiana, sucede el esfuerzo por mantener viva y limpia la tradición de la cultura del Reino recibida.

Estamos en los comienzos de una necesaria institucionalización de la comunidad creyente.

Versos del 5 al 16

Misión en Creta. La primera tarea de Tito en Creta será nombrar responsables para organizar la comunidad, la gran preocupación de la segunda y tercera generación cristiana.

Se trata de una especie de senado o consejo de “ancianos” presbíteros, que ya conocemos por Hechos 14, 23 y 1 Timoteo 5, 17.

El encargado o responsable supremo es el obispo, título específico que se daba a los líderes de las comunidades locales, a diferencia de los ministerios de otros líderes más itinerantes, llamados apóstoles, profetas y maestros.

Aunque los títulos de obispo y presbíteros resulten familiares a los lectores de hoy, no hay que deducir, sin embargo, que se trate ya de la misma organización eclesial que existe actualmente en la Ekklesía.

La fluidez de títulos y funciones de los responsables de las comunidades cristianas es una constante de los primeros siglos.

De todas formas, nunca ha existido ni existirá la Iglesia sin el carisma de la autoridad como servicio a la comunidad.

Es interesante el retrato ideal de un responsable de la Iglesia local.

Como si de un padre de familia se tratara, debe tener una vida privada intachable, será el testimonio de su integridad personal el que le dé la autoridad moral para dirigir a la comunidad.

Pero sobre todo, debe ser un hombre “que se atenga a la doctrina auténtica” (vs 9), la gran preocupación de las cartas pastorales.

Por los epítetos que usa a continuación contra los falsos maestros, el peligro debía haber sido grave.

La descripción que hace del grupo de aquellos “insumisos, charlatanes, embaucadores” (vs 10), está agravada por la cita mordaz de un poeta pagano, Epiménides siglo VI a.C.

En cuanto al contenido de esas doctrinas falsas, Pablo no se molesta en entrar en detalles, aludiendo a ellas con un despectivo: “fábulas judías y… preceptos de hombres apartados de la verdad” (vs 14).

Lo que verdaderamente estaba en juego era la praxis cristiana de la comunidad. Si a Pablo le preocupaba, ante todo, la salvación por la Fe, independientemente de las obras de la ley, a la nueva generación cristiana le preocupan las obras que brotan de la fe (Santiago 2, 14-26).

En cambio, esos tales “afirman conocer a Dios y lo niegan con las acciones” (vs 16), una mente y conciencia contaminada no pueden producir el comportamiento auténtico de un seguidor de Yeshúa.

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1 comentario en «Tito Capítulo 1»

  1. Vemos como carta de tito muestra como debe ser el verdadero líder o creyente de Yehovah Dios debemos tener una conducta intachable ser transparente en el servicio para que otros también crean en la verdadera enseñanza qué nos ha dejado Yeshua ha Mashiaj para tener una vida integrada y ser luz para otros viendo los frutos de bendición en nuestra vida y familia..

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