Mosqueteros de Yehovah

Sirácides Capítulo 50

Versos del 1 al 21

Elogio del sumo sacerdote Simón. Mención aparte merece para Ben Sirá la figura del sumo sacerdote Simón (o Simeón) quien ejerció su ministerio en Jerusalén entre el 219 y el 196 a.C.

Por lo que se ve, Ben Sirá le conoció, y según algunos comentaristas, habría muerto un poco antes de que Ben Sirá escribiera su obra.

De todos modos a los ojos de Ben Sirá, fue un gran personaje, el que más brillo y esplendor introdujo a la institución sacerdotal y quizás el que más se aproximó al ideal cultural y litúrgico.

Además, parece que Simón mejoró bastante las instalaciones del modesto templo que había sido reconstruido unos dos o tres siglos antes que él.

En todo caso, Simón dejó una profunda huella en el pensamiento y los sentimientos de Ben Sirá.

Versos del 22 al 24

Son una invitación a concluir este largo elogio de los hombres gloriosos de Israel, alabando a YEHOVAH DIOS por sus maravillas y pidiendo de ÉL la sensatez, la paz y la fidelidad por siempre.

Versos  del 25 al 26

Tres enemigos. Este proverbio numérico no tiene ninguna relación con todo lo dicho sobre la historia israelita, a no ser que el autor lo haya querido poner aquí como contrapartida de lo que él más admira y ama, la Gloria de YEHOVAH DIOS reflejada en la historia de Israel y, en concreto, en unos cuantos hombres que caminaron según su voluntad.

Las tres naciones que tanto aborrece el autor son:

Los habitantes de Seír (Edomitas), descendientes de Esaú, “primos” de los israelitas, los filisteos o “pueblos del mar”, de relaciones irreconciliables desde la época de la conquista.

Y “el pueblo necio que habita en Siquem” (los samaritanos, hermanos de los israelitas, que por circunstancias históricas mantienen el odio entre ellos hasta hoy).

Versos del 27 al 28

Envío y firma. Pocos libros del Antiguo Testamento tienen la firma del autor, y éste es uno de esos pocos casos.

El autor garantiza que esta obra es fruto del trabajo, del esfuerzo y de la meditación, y la propone como medio de crecimiento, de adquisición de sabiduría y, en definitiva, de éxito si cumple todo lo que aquí se enseña.

La justificación es que todo está en línea con el respeto del YEHOVAH DIOS, que es la manera de alcanzar vida plena.

El libro propiamente termina aquí, lo que sigue puede catalogarse como tres apéndices.

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