Versos del 1 al 12
Discordias. Muchos de los problemas que afectan a las comunidades vienen de afuera, pero en este caso, a Santiago le preocupan los que nacen de adentro: hay hermanos que están dejando crecer malos deseos en sus corazones: ambición, codicia y violencia.
La herencia cainita parece estar echando raíces en las comunidades cristianas (Génesis 4, 1-15).
Y la oración, que es una buena posibilidad para vencer los malos deseos, también está manipulada por intereses egoístas, por ello, Yehovah Dios no los escucha.
La expresión “adúlteros”, (vs 4) que simboliza en el Antiguo Testamento la idolatría (Oseas 1–3) e infidelidad del pueblo con Yehovah Dios, está unida a la reflexión sobre la necesidad de optar entre Yehovah Dios o el mundo.
El mundo simboliza los proyectos basados en la injusticia.
El proyecto de Yehovah Dios, en cambio, está simbolizado en el sueño de la tierra prometida y en su reinado.
Los textos con los cuales Santiago prueba sus argumentos (vs 5-6) no se han podido encontrar en los textos canónicos ni apócrifos, pero hace de todas maneras memoria de algunas características del Yehovah Dios del Antiguo Testamento: celoso (Éxodo 20, 5), dador del espíritu al ser humano (Génesis 2, 7), generoso en extremo y que opta por los humildes (Proverbios 3, 34; 1 Samuel 2, 4-5).
En los versos 7 al 10 aparece una serie de imperativos que invitan a la conversión y a optar por el proyecto de Yehovah Dios, no de palabra sino con actitudes concretas: acercarse a Yehovah Dios, purificarse las manos, santificar la conciencia, reconocer las limitaciones y ser humildes.
En los versos 11-12 es evidente la referencia al mensaje de Yeshúa de no juzgar para no ser juzgados (Mateo 7, 1-5).
Versos del 13 al 17
Ricos y satisfechos. Tomamos este pasaje como una sección de tono profético veterotestamentario, aunque dividida en dos partes: 4, 13-17, un oráculo contra los comerciantes ambiciosos y 5,1-6, un oráculo contra los ricos terratenientes que oprimen al pueblo.
Primera parte (4, 13-17). Santiago denuncia sin ambigüedades la actitud soberbia de los negociantes de sus comunidades que centran su vida sólo en enriquecerse, excluyendo a Yehovah Dios y a los hermanos.
Cuando se habla en el Nombre de Yehovah Dios son comunes los verbos vivir y hacer (vs 15), que coinciden con la coherencia de vida que tanto exige Santiago.
En cambio, cuando se habla orgullosamente (vs 16) se prescinde de Yehovah Dios, aflora la maldad, el egoísmo y la codicia, y se diluye como la neblina la verdadera identidad cristiana (vs 13-14; Oseas 13, 3; Sabiduría 2, 4).
Es necesario recuperar la Fe en la providencia y la confianza absoluta en la gratuidad divina, sin que esto signifique pasividad o providencialismo.
Yehovah Dios nos mostró el camino y a nosotros nos toca recorrerlo.