Versos del 1 al 14
El autor refiere el termino “ramera” a algo más amplio que solo el concepto del esposo traicionando a la esposa, le antecede en Proverbios 1, 15 y 2, 16-19.
Por tanto, se refiere a evitar a toda costa el tomar parte de las falsas doctrinas propias de la transculturización.
Recordemos del libro de Josué 2, 1, donde se definió esta palabra que viene del hebreo “zanah” que nuestras biblias traducen como “ramera” o “prostituta” describe la “ocupación de alguien dedicado al negocio de hospedaje y alimentos”. Por lo tanto, la traducción correcta es “mesonera”, no “prostituta”.
Dentro del contexto aplica como sigue:
“No te dejes arrastrar por Costumbres Extranjeras, porque ellas deshonran el consejo de YEHOVAH DIOS”.
Una ramera atiende extranjeros, su puesto está a la entrada de las ciudades, entonces querer caer en gracia con la “ramera” se traduce a la “adopción de su corriente de pensamiento, costumbres y de sus deidades falsas”, lo que resulta en el “abandono de YEHOVAH DIOS”.
Los que practican la transculturización terminan por desprenderse de su origen, identidad, propósito y destino, ¿de que sirve ganar el mundo entero cuando te pierdes a ti mismo? Marcos 8, 36, reflexión que presenta Yeshúa.
Este pasaje no se detiene únicamente a prevenir al ser humano que está en búsqueda de la sabiduría de la relación con rameras.
Si notamos bien, el consejo del sabio abarca también las relaciones con mujeres extranjeras, lo cual refleja una cierta preocupación que surgió en el Israel del postexilio por la transculturización.
Los judíos (adoradores del Dios viviente) son invitados a amar de corazón a su esposa, a una sola, y a escogerla dentro de la comunidad judía (adoradora del Dios Viviente) para evitar dos peligros fundamentales:
1. En el ámbito socioeconómico existía el peligro de que, en caso de muerte del marido, su patrimonio fuese a parar a manos extranjeras, con lo cual la familia del difunto padre, estaría a un paso de caer en servidumbre de un extranjero.
2. Desde el punto de vista religioso, la esposa no judía podía introducir los ídolos de su padre, familia, en la nueva familia formada con un israelita, algo que se consideraba abominable a los ojos del Señor.
Versos del 15 al 23
El matrimonio definido como estar unidos por el vientre, es decir, caminar en un mismo espíritu y está referido a:
En primera instancia, YEHOVAH DIOS con Yeshúa Ha Mashiaj, refrendando al Hijo que camina unido al espíritu del Padre.
En segunda instancia, el Pueblo de Israel caminando unido por el vientre en los designios de YEHOVAH DIOS.
En tercera instancia, la Ekklesía unida por el vientre caminando bajo los preceptos de su Amado Esposo Yeshúa Ha Mashiaj.
En cuarta instancia, Pacto adquirido de un varón con su mujer.
El autor compara a la esposa con un vaso (cisterna) que retiene el agua (palabra) que a su vez es la simiente (semilla) de su dueño (vs 15).
En el vs 16 deja ver que el que adúltero será engañado porque el agua se destina a correr por las calles, se hace una distinción del privilegio de santidad que corresponde al Pacto Matrimonial, donde se asegura la posteridad honorable de la simiente.
Amar a la mujer es amarse a sí mismo, de la misma forma, amar la sabiduría es retener la Comunión con el Ruaj Hakodesh, implica el asirse de la Palabra de Yehovah guardando con gran celo la Cultura del Reino, perseverando para la prevalencia de la descendencia de edad en edad.
El gozo del matrimonio, en continuidad con el tema anterior se subraya aquí el valor del matrimonio y la fidelidad a la esposa de la juventud.
Es sabido que en el post exilio se presentaron varios abusos respecto al matrimonio, de ahí que se le dé mucho realce al esposo fiel y sobre todo, al que ha escogido su esposa dentro de la misma comunidad israelita.
El destino de los Templos edificados en Israel ha estado ligado de forma proporcional a la fidelidad espiritual del pueblo, a lo largo de la historia se puede ver que la idolatría es la semilla que ha causado los siguientes frutos:
El que el Arca se extraviara en tierra de filisteos.
En que el Templo haya sido saqueado con Nabucodonosor.
En que se haya instalado la abominación desoladora de parte de Antíoco IV Epífanes.
En que los Romanos lo hayan destruido en el año 70 d.C. y es el hecho que aún está en ruinas.
El éxito del matrimonio reside en no abandonar el “Temor de YEHOVAH DIOS”.