Versos del 1 al 5
Israel había conquistado a los Moabitas y Madianitas y las tierras de pastoreo ideales en el lado oriente del Rio Jordán fueron presentadas delante de ellos.
Los líderes tribales de Rubén y Gad estaban contentos con estas tierras y pidieron que se les fuesen dadas a ellos como su herencia tribal.
“No nos hagas pasar el Jordán” a pesar de ser el anhelo de los hijos de Israel por cuatrocientos (400) años, desde que Jacob movió a la familia hacia Egipto para encontrar alivio de la hambruna.
Ahora estas dos tribus estaban contentas de quedarse donde estaban. Parecía lo suficientemente “bueno” para ellos.
Que cualquier tribu Israelita quisiera establecerse fuera de la Tierra Prometida a Abraham, mostraba indiferencia a la Palabra Divina, de la cual, la completa existencia de Israel dependía.
Versos del 6 al 7
Moisés temía que la actitud de las tribus de Rubén y Gad, detuviera a las otras tribus de ir hacia la Tierra Prometida.
Su actitud de quedarse decía “Ya hemos luchado lo suficiente y sufrido lo suficiente. Sólo hay que establecernos donde estamos”.
El temor de Moisés tenía un fundamento, sí tú quieres seguir adelante con YEHOVAH DIOS e ir más profundo y lejos con ÉL, hay una manera segura para “desalentar ese deseo”.
Comienza a tener comunión con los que se llaman “creyentes” que están contentos en donde están y no quieren seguir perfeccionándose en YEHOVAH DIOS. La complacencia, es contagiosa.
Moisés quería que ellos supieran que había una batalla que pelear y que todos estaban juntos en eso.
Sólo porque estas tribus estaban contentas con quedarse, no los liberaba de la responsabilidad de mantener la batalla en curso.
Versos del 8 al 15
Moisés recordó a los líderes de la tribu de Rubén y Gad porque Israel falló de entrar a la Tierra Prometida unos treinta y ocho (38) años antes.
Es algo terrible, el “ser usado por el diablo”, para desanimar a otros creyentes de caminar más profundo y lejos con YEHOVAH DIOS.
Nosotros, deberíamos pedirle a YEHOVAH DIOS que nos guarde de alguna vez desalentar el corazón de otro de sus hijo para ser piedra de tropiezo.
El desánimo de los diez (10) espías infieles, funcionó en los hombres de esa generación.
Acatar perfectamente la voz de YEHOVAH DIOS, no hubiese ocasionado el informe desalentador, ni influenciado excesivamente.
Lo que hizo a Josué y Caleb diferente, era que ellos fueron perfectos en “Obedecer” a YEHOVAH DIOS.
Ellos no se postraron al reporte desalentador, de los diez (10) espías infieles.
Cuando nosotros no hemos sido perfectos en YEHOVAH DIOS, es más probable que seamos influenciados por la carne y entre el desánimo alrededor de nosotros.
Esta generación calculó que tenían un pase libre a la Tierra Prometida, porque las “cuotas” ya habían sido pagadas por la generación de incredulidad.
¡De ninguna manera! Ellos pueden ser igual que la previa generación ¡si ellos caminan en la misma incredulidad!.
Era como si Moisés dijera, “El desaliento de la nación significaría que tú los has destruido, justo como los diez espías infieles destruyeron a la previa generación”.
Las tribus de Rubén y Gad hicieron una mala decisión para ellos mimos, al establecerse en las tierras del oriente del Rio Jordán, pero Moisés no los confrontó.
Sí un hijo de YEHOVAH DIOS, está contento con establecerse “por menos” en su “vida espiritual” de lo que las Promesas del Padre le ofrecen, hay poco o nada que uno pueda hacer.
Pero cuando su complacencia comienza a afectar a sus hermanos y hermanas, debe ser confrontado. Esta era la base de la confrontación de Moisés.
Versos del 16 al 19
Para responder el asunto de desánimo, deben luchar con las otras tribus, así ninguna tribu envidiaría la comodidad de Rubén o Gad, mientras que están luchando por sus tierras.
Los hombres de Rubén y Gad pelearían justo al lado de ellos.
Versos del 20 al 24
Sí ellos hacen así como dicen, entonces ellos serían libres de culpa para con YEHOVAH DIOS y para con Israel, pero si no lo hicieren, serían culpables.
Si ellos fallaban de hacer, podrían saber que su pecado les alcanzaría, el pecado específicamente hablado aquí es el pecado de ¡hacer nada!.
Porque si las tribus de Rubén y Gad se quedaran en casa, mientras sus hermanos estaban luchando vida y muerte para tomar posesión de la Tierra Prometida, entonces, su pecado de hacer nada sin duda los alcanzaría.
En muchas ocasiones, “hacer nada” es gran pecado, que se volverá evidente y nos alcanzará.
Versos del 25 al 27
Las tribus de Rubén y Gad confirmaron su Pacto, solicitando permiso para instalar a sus familias y sus ganados en esta región, para luego pasar el Jordán con el resto de las tribus, para conquistar la Tierra Prometida dada por YEHOVAH DIOS a sus Padres.
Versos del 28 al 42
En Vs 33 se introduce otra tribu, la mitad de la tribu de Manasés, quienes estaban contentos de establecerse en las tierras del oriente del Rio Jordán.
Entonces, en total, dos y medias tribus tomaron posesión de tierra occidental del Rio Jordán.