Mosqueteros de Yehovah

Números Capítulo 11

Verso 1

Cada vez que el pueblo se quejaba, la Gloria de YEHOVAH DIOS aparecía. Al Altísimo le desagradaron mucho sus murmuraciones y quejas.

Igualmente está disgustado hoy, con aquellos que siempre critican, se quejan y todo lo ven mal, siempre encuentran defectos en los demás y no hay nada que les agrade.

Pero YEHOVAH DIOS nos pide vivir una vida en Amor, Perdón y Paz, con su carácter Humilde y en Fe.

Versos del 2 al 3

La actitud de rebeldía provocó la ira de YEHOVAH DIOS que consumió los alrededores del campamento.

Ahora, ¿qué es lo que había detrás de todas estas quejas? ¿Quiénes eran los perturbadores?

Podemos localizarlos aquí y también es posible identificarlos en la actualidad.

Verso 4

Como lo hemos visto en capítulos estudiados anteriormente, sabemos que las personas que comenzaron las quejas y murmuraciones, son aquel grupo de extranjeros que no estaban seguros de su identidad y no se integraban en ninguna de las tribus.

Siempre manifestaron una actitud de permanente indecisión sobre si debían avanzar en el viaje o regresar a Egipto.

Provenían de matrimonios mixto o matrimonios de distintas razas, en los que uno de los padres era de Egipto y residía allí y otro era israelita.

Sus sentimientos estaban divididos, por una parte, se sentían egipcios y les agradaba Egipto, y por la otra se sentían israelitas y les atraía participar de la marcha por el desierto.

No eran lo suficientemente egipcios, como para querer permanecer en Egipto, ni lo suficientemente israelitas, como para querer salir en la marcha por el desierto.

Como lo dice la Palabra en Apocalipsis 3, 15-19 “ni fríos, ni calientes” no obedecían y participaban de la marcha, de las incomodidades y dificultades que implicaba.

En los tiempos actuales, hay personas que aparentan ser piadosos seguidores de YEHOVAH DIOS.

Pero cuando deben ser radicales en Obedecer las normas, leyes y limitaciones establecidas, entonces, comienzan a criticar, murmurar y quejarse de la autoridad.

Esto lo hacen, por ser “rígidos” de acuerdo a su sentir carnal, no siendo nada “espirituales” apegados a principios Bíblicos, ni caminando en los principios de la cultura del Reino.

Disfrutan de una buena formación. Pero por otra parte y durante el resto del tiempo, pretenden adaptarse a los valores seculares del mundo.

Son como las personas de aquel grupo de extranjeros. En el fondo de su corazón predomina una actitud de indecisión permanente.

No están muy seguros a quien pertenecen. No están seguros de su Salvación y por lo tanto, no saben su linaje.

Generalmente, esas personas causan conflictos y perturban la convivencia.

Aunque manifiesten su deseo de marchar en su peregrinaje por el mundo viviendo de acuerdo a principios Bíblicos.

Disfrutan de las Celebraciones y Fiestas del pueblo de YEHOVAH DIOS, no les agrada tanto, el estudio e inerpelación de la Biblia.

Es decir, que en la marcha por el desierto, no quieren viajar muy cerca del Arca, símbolo de la presencia de YEHOVAH DIOS.

Su inseguridad sobre lo que creen las impulsa a quedarse atrás, porque su deseo de no dejar completamente los valores y principios del mundo, les hace mirar frecuentemente hacia atrás.

En consecuencia, no disfrutan de las satisfacciones que traen las Bendiciones de YEHOVAH DIOS y se sienten constantemente incómodos, tanto con sus hermanos de Fe, como con todo los que le rodea en el mundo.

Son como la mujer de Lot, que al alejarse de la ciudad de Sodoma, por razones familiares, no pudo evitar el mirar atrás con nostalgia al lugar donde quedaba su corazón.

Versos del 5 al 6

Por sus quejas, parece que sólo les gustaba comer condimentos (puerros, cebollas y ajos), pepinos, melones y pescado.

No se podía pescar en el desierto, porque no había ningún lago por ahí. Pero, se acordaban del pescado que comían en Egipto. Allí comían todo el pescado que querían.

Tanto pescado comían, que creemos que en Egipto se cansaban de comer pescado. Pero, ahora, en el desierto, se acuerdan del pescado.

Lo lamentable fue que los hijos de Israel también se contagiaron pronto con este espíritu de queja y empezaron a llorar junto con aquellas personas.

Era como una enfermedad contagiosa que se propagaba por todo el campamento. Y antes de mucho, todos comenzaron a llorar acordándose de Egipto.

Y para el colmo, vemos en el verso 6 que comienzan a quejarse del maná. Tienen maná para comer, y este es provisto de una manera milagrosa todos los días, sin embargo, no les gusta.

Versos del 7 al 9

El Espíritu de YEHOVAH DIOS nos explica aquí, por segunda vez, lo que era el maná.

No era una comida monótona, sino una fuente Milagrosa de Buena Salud.

El hecho es que cuando lleguemos al libro de Deuteronomio, observaremos que allí se dice que, al continuar su viaje por el desierto, sus pies no se hinchaban.

Ese maná contenía todas las vitaminas que necesitaban. Era el alimento de YEHOVAH DIOS.

Aquel maná que descendía del cielo, les daba una alimentación completa y les infundía fortaleza.

Y es una figura del Señor Yeshúa Ha Mashiaj y de la Palabra de YEHOVAH DIOS, quien también descendió del cielo y es todo el alimento que nuestra alma necesita.

Podemos observar, que había varios modos de preparar el maná. Lo podían asar, freír o moler para hacer pan o un pastel.

Pero el Ruaj Hakodesh, está diciendo aquí, que este era un alimento adecuado, una comida maravillosa y nos está enseñando que los hijos de Israel, despreciaron esta comida.

Algunos que oficialmente son cristianos, se cansan del maná. Muchos son los que se cansan del estudio Bíblico.

Y esta actitud de desprecio ante la Biblia equivale a aquella conducta de los israelitas en el desierto.

Conducta de rechazar el maná y hace que muchos se alejen de la Palabra de YEHOVAH DIOS, para recurrir a otras fuentes de alimentación espiritual ajenas al maná celestial.

YEHOVAH DIOS nos ha dado Su Palabra y debemos alimentarnos de ella.

El tratar de nutrirse en otro lugar o de otra manera, es rechazar el maná que YEHOVAH DIOS nos ha dado.

Verso del 10 al 15

Vemos ahora que Moisés es el que se queja, no era, en modo alguno, un hombre perfecto.

Era simplemente un ser humano usado poderosamente por YEHOVAH DIOS. Dijo que prefería morirse, a tener que continuar conviviendo con esa multitud.

Es importante la enseñanza que nos deja, porque no debemos dejarnos contagiar nunca, por ninguna actitud de rechazo a la Palabra de YEHOVAH DIOS.

Verso 16

Moisés se equivocó al quejarse de esta manera a YEHOVAH DIOS.

Moisés dijo que él era el que estaba llevando el peso de todo el pueblo. Bueno, él no era el que estaba llevando esa carga. YEHOVAH DIOS nunca le pidió hacer eso.

YEHOVAH DIOS era quien les estaba soportando a ellos y también a Moisés.

Pero, Moisés no confiaba completamente en YEHOVAH DIOS y le dice: “Está bien Moisés, te ayudaré, si eso es lo que quieres”.

YEHOVAH DIOS, paciente y bondadosamente, provee entonces algunos asistentes para que le ayuden a Moisés.

Setenta (70) ancianos fueron nombrados para ayudarle. A propósito, este grupo de setenta (70) ancianos, continuó actuando durante toda la historia de Israel.

En los tiempos de nuestro Señor Yeshúa Ha Mashiaj, se llamaba el Sanedrín.

Verso 17

YEHOVAH DIOS había llamado a Moisés para dirigir al pueblo y YEHOVAH DIOS proveería la fuerza para capacitar a Moisés.

El Altísimo siempre provee la fuerza necesaria. Nunca pide que hagamos más de lo que podemos hacer.

Verso 18 al 20

Vemos que YEHOVAH DIOS dijo: “¿Quieren comer carne? Pues bien, voy a darles carne”.

Es interesante leer el comentario que el Espíritu de YEHOVAH DIOS hace en cuanto a este incidente.

En un Salmo histórico, como el Salmo 106, 15 “Y él les dio lo que pidieron; pero envió mortandad sobre ellos”.

Ahora, YEHOVAH DIOS oyó su queja y contestó sus oraciones.

Nos imaginamos que algunos estarían contando cómo YEHOVAH DIOS les había contestado las oraciones. Pero observemos las consecuencias de su actitud.

Nunca debemos perder de vista el hecho de que siempre debemos hacer que sean conocidas nuestras peticiones delante de YEHOVAH DIOS, con expresiones de gratitud, Filipenses 4, 6.

Estemos agradecidos, porque sabemos que YEHOVAH DIOS oirá y contestará nuestras oraciones.

Aunque la mayoría de las veces, se de el caso que no conteste, la cual será la mejor respuesta.

Hemos descubierto a través de los años, que muchas veces la negativa de YEHOVAH DIOS ha sido la mejor respuesta.

A veces, las cosas por las cuales oramos no constituyen lo que es mejor para nosotros.

Si imploramos y se lo rogamos, YEHOVAH DIOS contestará nuestra oración, según nuestro deseo.

Pero, nos hará sentir finalmente la insatisfacción resultante, de haber pedido lo que no convenía.

Y es que tendríamos que aprender a orar siguiendo las normas expuestas en la Palabra de YEHOVAH DIOS.

Santiago 4, 2-3 dice “. . . no tienen lo que desean, porque no piden. Piden y no reciben, porque piden mal, para gastar en sus deleites”.

YEHOVAH DIOS le dice a Moisés, que por un mes entero comerán carne hasta el punto en que llegue a serles repugnante.

Haría esto porque habían despreciado a YEHOVAH DIOS y había llorado delante de ÉL.

Versos del 21 al 22

Moisés pregunta a YEHOVAH DIOS cómo piensa solucionar este problema. YEHOVAH DIOS le contesta que lo hará.

No debemos preguntarle a YEHOVAH DIOS, como hará Su obra, después que ÉL ha dicho que la hará. La hará de la manera que ÉL quiera realizarla.

Versos del 23 al 32

Ahora, no había más poder que antes. Había más organización, pero no había más poder, porque el mismo Espíritu de YEHOVAH DIOS, estaba distribuido entre ellos.

Josué era muy fiel y leal a Moisés, era algo digno de destacar.

Pero aún, más notable es, que esta actitud revela que Moisés no tenía celos que otros también pudieran profetizar.

YEHOVAH DIOS les da codornices para comer. Es difícil, imaginar la abundancia de la provisión divina en esta ocasión.

No contaban con instalaciones refrigerantes, por eso, tenían que cocinar de una vez, todas esas codornices.

Versos del 33 al 35

Se nota la verdadera glotonería, aunque habían despreciado el maná que YEHOVAH DIOS les había provisto antes.

Y YEHOVAH DIOS, juzga tales cosas y todavía lo hacen. 1 Corintios, 11, 31- 32:

“Si, nos examinaremos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; pero siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”.

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