Versos del 1 al 6
Misión de los Doce. Los tres sinópticos concuerdan en este episodio en el que Yeshúa envía a los doce a predicar la cercanía del Reino de YEHOVAH Dios (Mateo 10, 1-15).
Lo primero que llama la atención en el relato de Lucas es la autoridad con que Yeshúa inviste a sus apóstoles.
Ellos tienen que hacer lo que han visto y anunciar lo que han oído del mismo Yeshúa, la proclamación del Reino de YEHOVAH.
La otra característica es el despojo personal y cómo tienen que salir, incluso tienen que evangelizar con su propio estilo de vida.
Dependiendo humildemente de la generosidad de la gente, aceptando con agrado la acogida, pero dejando constancia de los posibles rechazos con el gesto de sacudirse el polvo de los pies de los lugares donde no fueran bien recibidos.
Versos del 7 al 9
El interés de Herodes. Mientras los doce están en misión, Lucas aprovecha para narrarnos la curiosidad de Herodes acerca de Yeshúa.
La inquietud de Herodes no se debe ni a cuestiones de fe ni de conciencia, sino más bien a los comentarios y opiniones encontradas de la gente.
Hay dos cuestiones de fondo aquí:
1. A estas alturas todavía no hay una percepción clara sobre la identidad de Yeshúa.
2. Lucas aprovecha las mismas palabras de Herodes para transmitirnos la noticia sobre la muerte de Juan.
El evangelista evita narrar el relato completo y las circunstancias de dicha muerte como lo hace Marcos 6, 14-29.
Versos del 10 al 17
Da de comer a cinco mil. Toda la actividad de Yeshúa, sus palabras y sus acciones tienen como eje central la instauración del Reino de YEHOVAH en la tierra.
El sentido del envío de los doce tenía la misma finalidad.
Pero esa instauración no puede quedarse en el solo anuncio de una realidad espiritual, el reinado de YEHOVAH tiene que empezar a “verse” también de alguna manera.
Por eso, las acciones y los signos de Yeshúa hacen visible y palpable la realidad del Reino.
Versos del 18 al 21
Confesión de Pedro. Ya cercano el final del ministerio de Yeshúa en Galilea, es obvio que su fama se haya extendido por toda la región.
Sin embargo, queda en Yeshúa una duda, ¿Habrá comprendido la gente, las multitudes que lo han visto y oído, quién es Él en definitiva?.
¿Dónde están, qué se han hecho, a qué se dedican tantos que lo han escuchado?.
¿En qué han influido el mensaje proclamado y los signos realizados?.
¿Qué responden los doce?.
Pedro responde por todos, para ellos, Yeshúa es el Mesías de YEHOVAH, el Ungido.
La pregunta directa es también interpelación para nosotros.
Veintiún siglos después sigue siendo actual para los cristianos que demos razón de nuestra Fe en Él, y de su proyecto: el reinado de YEHOVAH Dios.
Lucas conserva la prohibición de Yeshúa a sus discípulos de difundir la noticia sobre su identidad (Marcos 8, 30; Mateo 16, 20).
Suprime el diálogo con Pedro que termina con una dura reprensión cuando el discípulo se opone a la decisión de Yeshúa, de llevar adelante su misión por la vía de la cruz (Marcos 8, 32-33; Mateo 16, 22-23).
Versos del 22 al 27
Primer anuncio de la pasión y resurrección y condiciones para ser discípulo.
Yeshúa pasa de inmediato a exponer el destino que le espera y las implicaciones que ello tiene para la vida de sus discípulos.
Quien quiera seguirlo no puede evadir el camino que Él mismo está trazando.
El verdadero discípulo tiene que asumir como propio el proyecto y el camino del Maestro.
Se niega a sí mismo, es decir, no actúa por capricho ni acomoda la realidad a sus propios intereses.
Versos 28 al 36
Transfiguración de Yeshúa. La transfiguración está completamente ligada al tema anterior sobre la pasión, muerte y resurrección de Yeshúa.
Al mismo tiempo hay una íntima relación entre la Escritura y el bautismo de Yeshúa.
La relación con la Escritura y en definitiva, con el plan salvífico del Padre, está determinada por la presencia de Moisés (la Ley) y Elías (los Profetas) para decir que tanto la Ley como los Profetas atestiguan y aprueban la misión que Yeshúa está llevando a cabo.
La relación con el bautismo de Yeshúa está dada en la voz que se escucha desde la nube, tal como sucedió en el Jordán (Lucas 3, 21-22), el Padre confirma, valida con su propia Palabra la opción de Yeshúa.
De manera que Yeshúa al elegir libremente el camino del dolor, del sufrimiento, recibe el respaldo del Padre quien no solo le ratifica como el Mesías, sino a todo aquel que decida hacerse su discípulo.
Versos del 37 al 43a
Sana a un niño epiléptico. Lucas abrevia este relato que Marcos describe tan amplia y detalladamente (Marcos 9, 14-29).
Se resaltan las palabras del padre del muchacho, quien ya había acudido a los discípulos de Yeshúa para que liberasen al niño de aquel mal, sin ningún resultado.
Según las palabras de Yeshúa, ello se debe a la falta de fe de sus propios discípulos.
Y eso que ya los discípulos habían recibido de Yeshúa la autoridad para expulsar demonios (vs 1); aquí parece que ese poder no les funciona, ¿por qué?.
La clave para la respuesta la encontramos en Marcos: “esa clase de demonios sólo sale a fuerza de oración” (Marcos 9, 29).
Versos del 43b al 45
Segundo anuncio de la pasión y resurrección. La admiración y el asombro en que termina el pasaje anterior, sirven de marco para que Yeshúa anuncie otra vez su próximo destino.
No hay que confundir las cosas, todos los aplausos y manifestaciones masivas de júbilo no pueden distraer el rumbo que Yeshúa ha dado a su vida.
Los discípulos no entienden nada de lo que dice, prefieren seguir en la ignorancia por temor a preguntarle.
Versos 46 al 50
¿Quién es el más importante? El exorcista anónimo. Encontramos dos instrucciones en este pasaje.
La primera tiene que ver con la forma de entender el Reino.
Los discípulos no han entendido nada de lo que Yeshúa les ha enseñado e ilustrado con sus acciones sobre la realidad del Reino de YEHOVAH Dios y su dinámica.
Ellos siguen entendiendo que se trata de una realidad en la que siguen contando los títulos, la posición social y los puestos burocráticos.
La segunda instrucción está en relación con los que predicaban y realizaban signos en nombre de Yeshúa.
El criterio de Yeshúa es claro y terminante: “no se lo impidan” (vs 50); nadie que haga el bien puede ser molestado sólo porque “no pertenece a los nuestros”.
YEHOVAH, su amor, su misericordia, su paternidad, son más grandes que cualquier grupo o comunidad de cualquier denominación.
Versos del 51 al 56
Camino de Jerusalén. Llegados a este punto, Lucas va a dar inicio en su relato a una nueva etapa en el ministerio público de Yeshúa.
Hasta ahora, toda su actividad se ha desarrollado en Galilea, a partir de este momento se va a enmarcar en el tema del camino que físicamente lo acercará a la Ciudad Santa y espiritualmente lo hará madurar más en su proceso de asumir con radicalidad su tarea de Mesías, de Enviado y Salvador.
Humanamente hablando, el camino que comienza aquí se podría ver como el declive paulatino de Yeshúa; poco a poco va quedando más solo, menos rodeado de multitudes, hasta le niegan la entrada en una aldea de samaritanos (vs 53).
Herodes lo busca para matarlo (Lucas 13, 31-33) y en los momentos definitivos de su vida, hasta sus mismos discípulos, aquellos que se había elegido para sí (Lucas 5, 1-11), lo dejan completamente solo y hasta lo niegan (Lucas 22, 56-60).
Pero si así se ven las cosas desde lo humano, en el plan del Padre tienen otra perspectiva, este camino habría que leerlo de distinto modo.
Yeshúa en todo era obediente al Padre, no buscando vanagloria, ni su propio triunfalismo, ni espectacularidad, sino de acuerdo con el criterio del servicio, de la entrega, de la renuncia, de la humillación para Amar a YEHOVAH primero, y esto implica la persecución y el rechazo.
Versos del 57 al 62
Exigencias del seguimiento. Nos encontramos aquí con tres casos de seguimiento, los tres candidatos al discipulado ilustran las demandas que implica seguir a Yeshúa.
El primero (vs 57-58) enseña que el entusiasmo emocional que no ha calculado el costo de abandonar las comodidades materiales no es suficiente.
En el segundo caso (vs 59-60), la lealtad a Cristo tiene precedencia sobre todas las demás lealtades.
El hombre trataba de excusarse diciendo que debía cuidar de su padre hasta que éste muriera.
Los muertos espiritualmente deben enterrar a sus muertos, pero los seguidores de Yeshúa deben cumplir la urgente tarea de proclamar las Buenas Nuevas de vida en Cristo.
Este no es un argumento en favor de la insensibilidad o irrespeto sobre lo apropiado de celebrar funerales. Es una lección contra la dilación en el cumplimiento de una encomienda.
Vs 61 y 62 Esto no debe interpretarse como una enseñanza sobre el dejar de lado o perder la propia salvación.
Yeshúa centra su atención en una verdad, servir a su causa demanda completa dedicación.
Es NO apto para el Reino de YEHOVAH Dios, significa que un discipulado a medias hace que YEHOVAH no pueda utilizarnos de manera óptima, Pablo alerta sobre esto en 1 Corintios 3, 2-15.