Mosqueteros de Yehovah

Lucas Capítulo 10

Versos 1 al 12

Misión de los setenta y dos. Ya en Lucas 9,1-6 Yeshúa había hecho un primer envío de los Doce, con lo cual quedaba simbolizado el pueblo de Israel compuesto por doce tribus.

Ahora designa a otros setenta y dos para enviarles también a predicar el reinado de YEHOVAH.

El número “setenta” es “todo el mundo”, estaba dividido en “setenta naciones” (Génesis 10).

Hay una alusión en la perspectiva a la universalidad del mensaje y a la universalidad de la vocación y urgencia del anuncio.

Versos del 13 al 16

Recrimina a las ciudades de Galilea. Todavía en relación con el tema del envío y especialmente con el tema de los posibles rechazos, YEHOVAH pone en labios de Yeshúa esta especie de lamentación profética que también suena a amenaza.

Yeshúa puede ver que tras su paso por estas ciudades y lugares, aunque con muchas manifestaciones de júbilo por sus palabras y signos, no quedó aparentemente nada.

Propiamente, lo que Yeshúa lamenta es la incredulidad de estas ciudades y su poco empeño en poner en práctica sus enseñanzas.

Versos del 17 al 20

Vuelven los setenta y dos. El regreso de los misioneros está enmarcado por la alegría y el gozo.

Primero porque han cumplido el encargo y luego por el efecto que el mensaje ha surtido entre el pueblo. Yeshúa está de acuerdo con ellos, pues había visto cómo satanás caía del cielo como un rayo (vs 18).

Una manera simbólica de decir que la misión realizada por Él mismo y por sus enviados va arrebatando poder a las fuerzas del mal.

Versos del 21 al 24

El Padre y el Hijo. Sólo los “pequeños” que obedecen sus mandatos, los humildes y sencillos están capacitados para sujetarse a su cabeza Yeshúa.

YEHOVAH Dios se está haciendo presente y se está acercando a cada uno, esto llena de gozo a Yeshúa y por eso exterioriza su alegría a través de estas Palabras de alabanza al Padre.

Versos del 25 al 37

Parábola del buen samaritano. “¿Quién es mi prójimo?”. Para el judaísmo tradicional, el prójimo era el hermano de pueblo y de origen israelita, los demás no eran prójimos.

Y ese próximo debía reunir unas condiciones especiales para poder acercarse a uno, no debía estar impuro legalmente para que no hiciera impuro a nadie.

El samaritano que se acerca al herido es el prototipo de la persona odiada, rechazada, que resulta incómoda porque su sola presencia ponía en riesgo la pureza legal, sirve a Yeshúa como modelo de lo que significa ser prójimo.

El samaritano actuó contra la Ley y podría ser motivo de acusación del piadoso doctor de la Ley.

Pero su acción supera con mucho a la Ley misma porque ha actuado con amor, con compasión, con generosidad, con desinterés y sobre todo, con misericordia.

Versos del 38 al 42

Marta y María. Un buen ejemplo para discernir qué es más importante, si lo que está establecido por la Ley y las prácticas culturales o la acogida a la novedad del Reino.

Marta cumple con lo “normal”, lo que mandan las normas de la acogida y de la hospitalidad, ella es símbolo de esa porción de pueblo que cree que con cumplir ya está arreglado todo.

Por tanto, el criterio de juicio para determinar el comportamiento de los otros es si cumplen o no.

María cumple también con la costumbre de acogida y de la hospitalidad.

Pero lo hace de un modo distinto, con una actitud novedosa que sale del corazón, es la mejor parte que nadie puede quitarle al creyente y que personas como Marta, aún siendo tan bondadosas, están llamadas también a experimentar.

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