Mosqueteros de Yehovah

Lucas Capítulo 8

Versos del 1 al 3

Mujeres que siguen a Yeshúa. En Yeshúa todos los prejuicios contra la mujer han caído.

Hombre y mujer tienen la misma dignidad, como al principio (Génesis 1, 27). A ambos YEHOVAH los bendijo y les confió la administración, el goce y la humanización de la creación.

Con toda razón el reino anunciado e iniciado por Yeshúa se sale de todo molde, de toda expectativa.

Versos del 4 al 15

Parábola del sembrador. Se podría pensar que Yeshúa habla aquí de un sembrador descuidado e ineficiente. Haciendo un balance, es más la semilla que se pierde que la que tiene éxito.

Ahí está reflejado el punto central que quiere resaltar; lo que Él ha venido experimentando a lo largo de su ministerio.

Mucha gente, muchos aplausos, mucha admiración, mucha fama, pero, ¿qué? ¿Cuántos están comprometidos con el Reino?.

Lo importante es la radicalidad, la capacidad de entregarse por completo a la tarea de la instauración del Reino de YEHOVAH Dios.

Versos del 16 al 18

La luz de la lámpara. La luz del evangelio y de la fe es dada para comunicarla y compartirla.

El que no la comparte acabará perdiéndolo todo, hasta lo que aparenta tener.

Versos del 19 al 21

La madre y los hermanos de Yeshúa. En el paralelo de este pasaje (Marcos 3, 31-35) se puede ver mucho más claramente que también María tiene que hacer un discernimiento profundo y radical para seguir a Yeshúa.

Su primacía en el grupo de seguidores no se la asegura el mero parentesco, ella tiene que ganarse el título de seguidora también a base de fe, de renuncia y de superar el legalismo para ponerse al servicio de la Palabra.

En ese sentido participar de la fraternidad universal que inauguran Yeshúa y su Evangelio.

Lucas presenta a María como el modelo de oyente de la Palabra que escucha y medita en su corazón (Lucas 1, 29; 2, 19. 51).

Versos del 22 al 25

Calma una tempestad. Con este relato, Lucas busca generar Fe y confianza entre los miembros de su comunidad.

Muchas son las dificultades y zozobras que tiene que afrontar cada creyente, pero también la comunidad como tal.

Sin embargo, no hay que temer, porque en la frágil barca que afronta las dificultades del rechazo, de la hostilidad y de las contradicciones está Yeshúa.

Yeshúa resucitó entre los muertos, nos fortalece día a día con el Ruaj HaKodesh y tenemos Su Palabra, su ejemplo de vida y su invitación constante a que fortalezcamos cada día más nuestra Fe.

Versos del 26 al 39

Exorciza en Gerasa. Los tres sinópticos hacen mención de este exorcismo en territorio vecino a Israel y todos guardan el mismo orden, el acontecimiento sucede después que Yeshúa calma la tempestad.

Así, el poder de Yeshúa no sólo se extiende sobre las fuerzas de la naturaleza, sino también más allá de las fronteras del pueblo elegido.

A diferencia de Marcos y Mateo, este pasaje presenta la única vez que Yeshúa actúa entre los paganos. De esta manera, prefigura la misión universal de la Ekklesía.

Versos del 40 al 56

Sana a una mujer y resucita a una niña. Este relato contiene dos milagros en el mismo hilo narrativo.

La sanación de una hemorroísa y la resurrección de la hija de Jairo. Llama la atención que la hemorroísa estuviera padeciendo doce años, los mismos años de la edad de la niña.

Este detalle quizás esté evocando al pueblo (las doce tribus) sometido a leyes que lejos de generarle vida, le conducen a la muerte, como la exclusión de la vida social de la hemorroísa legislada en Levítico 15, 19-27.

Y la humillación de la familia de Jairo al perder a su única hija, detalle que confiere más dramatismo al relato.

En ambos casos, la fe desempeña un papel importante. A diferencia de los pasajes anteriores: “Calma una tempestad”, en el que los discípulos desesperan sin Fe y “Exorciza en Gerasa”.

Donde los gerasenos lejos de acogerlo lo echan de su territorio, en estos dos milagros se revela la Fe que acoge el poder de YEHOVAH manifestado en Yeshúa, Fe que libera y restituye a la vida.

Llama también la atención, que las beneficiarias sean dos mujeres, demostrando que la actividad liberadora de Yeshúa no conoce límites. Él ha venido a salvar a toda la humanidad y se decanta especialmente por los excluidos.

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