Mosqueteros de Yehovah

Lucas Capítulo 22

Versos del 1 al 6

Complot para matar a Yeshúa. Dos motivos fundamentales están a la base de la decisión de matar a Yeshúa:

1. Los dirigentes judíos temen una revuelta popular en el marco de una de las Fiestas de YEHOVAH Dios que se celebraba exclusivamente en Jerusalén: la Pascua.

2. Uno del grupo ha decidido libre y espontáneamente, aunque de hecho Lucas relata que fue movido por Satanás que entró en él (vs 3) convenir con las autoridades la entrega del Maestro.

Versos del 7 al 23

Pascua y Eucaristía. El cuerpo y la sangre son dos elementos inseparables que en el judaísmo antiguo dan idea de totalidad.

El cuerpo es la materialización de las ideas, de las esperanzas y anhelos, el proyecto de una persona; la sangre es la vida, lo que da sentido, valor y movimiento al cuerpo.

La intención de Yeshúa es entonces, que esta cena sea el signo de lo que serán las demás celebraciones para sus discípulos.

El recuerdo de que Él ha entregado su cuerpo y su sangre.

Es decir, la totalidad de su ser, sus anhelos, sueños y esperanzas, su lucha por la instauración del Reino de YEHOVAH Dios; todo lo ha entregado por sus amigos y por la humanidad en general.

El Nuevo Pacto que instaura Yeshúa se debe entender como la repetición indefinida de la Cena Pascual, que hay que asumir como una necesidad de actualizar en cada celebración.

La entrega de Yeshúa y la entrega que está realizando la comunidad de los discípulos: ¿Qué tanto se ha ido entregando el discípulo y la comunidad?.

¿Qué tanto ha avanzado el Reino de YEHOVAH entre celebración y celebración?.

He ahí el reto para el creyente y para la comunidad.

Versos del 24 al 30

Contra la ambición. Apenas formulado el anuncio de la traición, surge una disputa entre los discípulos de Yeshúa sobre quién era el más importante.

Lo cual nos puede indicar que el tema de la traición y de la entrega de Yeshúa no se queda sólo en cabeza de uno de ellos.

Sabemos que va a ser Judas, pero aquí podemos entender que hay otras formas de traicionar al Maestro y su propuesta.

Yeshúa tiene que volver a insistir sobre la inversión de valores que caracteriza el modelo de comunidad y de sociedad nueva que tiene que surgir con la instauración del Reino.

Versos del 31 al 38

Anuncia la negación de Pedro. Todavía con el tema de la traición como telón de fondo, Yeshúa interpela a Pedro acerca de la debilidad de su Fe.

La reacción de Pedro indica que el discípulo puede estar donde esté el Maestro, pero no ser ni hacer lo que es y hace el Maestro; esto último es lo que pretende Yeshúa inculcarle a cada uno comenzando por Pedro.

Si Pedro llega a entender así las cosas, tendrá como tarea fortalecer a sus hermanos en ese mismo sentido.

Versos 39 al 46

Oración en el huerto. A lo largo del evangelio, Lucas ha subrayado la necesidad de Yeshúa de retirarse a orar.

Aquí nos lo presenta de nuevo en esa actitud humilde: “se arrodilló” (vs 41) y al mismo tiempo confiada.

Yeshúa tiene que sentir angustia, tristeza, dolor; sin embargo, nada de eso debilita la Fe y la confianza absolutas en su Padre.

Este momento es decisivo; Yeshúa mantiene firme su decisión, lo que tiene que cumplirse es la voluntad del Padre.

Versos del 47 al 55

Arresto de Yeshúa. En el momento definitivo, la hora del dominio de las tinieblas (vs 53), Yeshúa fortalecido por la oración viva y profunda y por su convicción de que todo está en manos del Padre, enfrenta la situación con majestuosa serenidad.

Hace tres intervenciones breves que dejan claro la anomalía y la injusticia de la situación:

1. A Judas lo interpela porque ha hecho de un signo de saludo pacífico, como lo es el beso, un signo de traición.

2. A sus discípulos que, pese a su proceso formativo, siguen pensando que el nuevo orden hay que implantarlo a la fuerza. Les ordena guardar la espada, y Él mismo repara el daño causado por la violencia (vs 50-51).

3. A sus captores les recrimina el hecho que lo confundan con un asaltante, cuando bien hubieran podido abordarlo mientras enseñaba en el Templo (vs 52-53).

Versos del 56 al 62

Negaciones de Pedro. En casa del sumo sacerdote, una mujer y luego dos hombres interrogan a Pedro sobre su relación con Yeshúa.

En este contexto, y más específicamente para Pedro, los tres interrogantes tienen connotaciones de acusación que él rechaza con vehemencia.

La confirmación de las palabras de Yeshúa en vs 34, está en su “mirada” a Pedro (vs 61); ella basta para que el discípulo se retire afuera a llorar amargamente.

El llanto de Pedro y el recuerdo de las palabras de Yeshúa (vs 34) son un signo del llamado, el arrepentimiento y la conversión.

Versos de 63 al 71

Yeshúa ante el Consejo. En el momento de los ultrajes y las afrentas, Pedro no ha sido capaz de responder por el amigo Yeshúa.

El Maestro se halla solo, expuesto al escarnio y los malos tratos.

Además la pregunta de las autoridades religiosas sobre los atributos divinos de Yeshúa no tiene quién refrende con su testimonio.

En circunstancias más fáciles, durante el camino, Pedro había confesado por todos que Yeshúa era el Mesías (Cristo, Ungido) (Lucas 9,20).

Aquí calla, no se arriesga a correr la misma suerte del Maestro.

Yeshúa está completamente solo, es su palabra contra la de las autoridades; por no tener quién declare en su favor, las mismas palabras de Yeshúa son utilizadas en su contra, convirtiéndolas en ocasión para condenarlo.

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