Introducción
El Evangelio de Lucas es el primero de una historia en dos volúmenes, junto con el libro de Hechos.
Ambos fueron dirigidos al mismo hombre, Teófilo y el “primer tratado” que se menciona en Hechos 1, 1 se refiere al Evangelio de Lucas.
Lucas era compañero íntimo de Pablo, 2 Timoteo 4, 11; Colosenses 4, 14; Filemón 24.
El tema del libro “Yeshúa es el Hombre perfecto” escrito en el 62 d.C.
El propósito de Lucas al escribir su evangelio fue “para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido” (Lucas 1, 4).
Lucas emplea más de 700 palabras que no se hallan en los otros libros del Nuevo Testamento, más del 40% de su evangelio no se halla en los demás evangelios, incluye siete de los milagros de Yeshúa y diecisiete de sus parábolas.
Esquema.
I. Preludio al ministerio de Cristo (1, 1- 4, 13).
Prefacio (1, 1-4).
Los Anuncios (1, 5-56).
Nacimiento de Juan el Bautista (1, 57-80).
Nacimiento y la Niñez de Yeshúa (capítulo 2).
Preparación de Yeshúa para Su Ministerio Público (3, 1-4, 13).
II. Su Ministerio en Galilea (4, 14-9, 50).
III. Su Ministerio en Judea (9, 51-13, 21).
IV. Su Ministerio en Perea y sus alrededores (13, 22-19, 27)
V. Sus Últimos Días: Sacrificio y Triunfo (19, 28 -24, 53).
Capítulo 1
Versos del 1 al 4
Prólogo. Lucas comienza su evangelio con un prólogo o dedicatoria que revela varias cosas:
1. Cuando decide escribir su obra, existen ya tradiciones en torno a unos acontecimientos concretos sobre Yeshúa: su vida, pasión, muerte y resurrección.
2. Muchos (en realidad, algunos) habían intentado organizar sistemáticamente tal información.
3. Lucas, también ha decidido hacer lo mismo empeñándose en presentar una obra lo más completa posible, de modo que ayude tanto a los ministros de la Palabra como a los cristianos, a fundamentar muy bien su Fe.
4. La obra está dedicada a un tal Teófilo que podría ser un personaje real, pero también un personaje ficticio.
Teófilo significa “amigo de YEHOVAH”, y eso debería ser cada creyente que se acerca con fe a leer y a ilustrarse con esta obra.
Evangelio de la infancia, historia de Juan el Bautista y de Yeshúa (1, 5 – 2, 52). Consecuente con lo que dice en Lucas 1, 3 quiere “escribir todo por orden y exactamente, comenzando desde el principio”.
Y el principio es lógicamente el origen del protagonista de su obra, es decir, Yeshúa.
Yeshúa va a marcar la diferencia entre el tiempo antiguo y el nuevo, entre el tiempo de las promesas y el de su cumplimiento.
Lucas nos va a presentar el último eslabón entre esos dos tiempos, ése es Juan llamado el Bautista o bautizador, de quien también nos va a contar su origen.
Aparte de los personajes extraordinarios que intervienen en este primer bloque narrativo como el ángel que se aparece a Zacarías, el Arcángel Gabriel que se aparece a María y los ángeles que anuncian a los pastores el nacimiento de Yeshúa.
Los demás, van a ser lo más sencillo del pueblo: una mujer estéril, Isabel; una muchacha de Nazaret, María y unos humildes pastores de Belén.
Ya desde el principio, Lucas quiere ir mostrando cómo YEHOVAH tiene su propia manera de hacer historia.
No desde lo más “importante” para el mundo y la sociedad, sino desde los que no cuentan para nada ni para nadie.
Versos 5 al 25
Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista. Es necesario tener en cuenta ciertos detalles de este relato, que nos ayudarán a entender mejor el sentido que Lucas quiso darle.
En primer lugar, las personas: Zacarías e Isabel, son descritos como personas piadosas, apegadas en todo a la Ley del Altísimo y por tanto, a Su recto juicio (vs 6).
Segundo, no tenían hijos porque Isabel era estéril (vs 7).
Con esto, Lucas quiere subrayar el origen extraordinario de Juan al estilo de otros personajes también claves en la historia de la salvación en la antigüedad: Isaac (Génesis 18,1-15), Samuel (1 Samuel 1).
Y además quiere resaltar que YEHOVAH siempre se manifiesta allí donde menos se piensa, en las personas que no cuentan para nada ni para nadie.
Isabel es una mujer humillada por su infecundidad (vs 25) y Zacarías no era menos: ya anciano, no tenía en quien prolongar su nombre.
Tercero, las personas y la institución, Templo y culto, juegan un papel muy importante.
Quizás Isabel y Zacarías simbolizan ese viejo orden que es el templo y el culto de donde no han salido los beneficios salvíficos para el pueblo.
Desde acá, sin embargo, saldrá un último llamado, un nuevo aviso por parte de YEHOVAH para que Israel se disponga a recibir a su próximo enviado.
Cuarto, Lucas deja aquí constancia del modelo de respuesta histórico del pueblo israelita ilustrándolo con las palabras de Zacarías y con su mudez.
Quinto, la misión futura del prometido infante es descrita con características extraordinarias; Juan será el nuevo Elías que dispondrá los corazones de los padres a los hijos. (vs 16-17).
Sexto, Lucas quiere subrayar, finalmente que la Palabra de YEHOVAH se cumple, que su mensaje no es demagogia ni vana palabrería.
En línea con sus palabras a lo largo de todo el Antiguo Testamento, aquí la Palabra de YEHOVAH, la promesa hecha por medio del ángel, se cumple.
El testimonio de ese cumplimiento es el embarazo de Isabel (vs 24) quien “se quedó escondida cinco meses”, cuyo valor simbólico es: las cosas de YEHOVAH no se entienden de una vez, somos lentos para entender a YEHOVAH (Lucas 24, 25).
Pero finalmente, si hay fe y sencillez de corazón, las acciones de YEHOVAH sí pueden ser comprendidas.
Versos del 26 al 38
Anuncio del nacimiento de Yeshúa. Lucas se esfuerza por narrar un origen nada común para el gran personaje de su obra, Yeshúa.
Pero no se queda en lo ficticio y extraordinario, todo lo contrario, en primer lugar, para él es muy importante establecer unas coordenadas histórico temporales.
Ya había dicho que se trataba del tiempo del rey Herodes (vs 5) y que lo que ahora viene sucedió a los seis meses de la concepción de Isabel (vs 26) y una coordenada espacial: Nazaret, no el lugar más importante para el judaísmo centralista de Jerusalén, sino lo absolutamente contrario y distinto al centro: la periferia.
Ésa es la coordenada espacial que ha elegido YEHOVAH para su Encarnación y que Lucas tiene especial cuidado en advertirlo en su hilo narrativo.
A diferencia de Isabel, María es una muchacha joven en edad de casarse, incluso está ya comprometida con José, se halla en un período jurídico conocido como el “desposorio”.
Los padres de María y de José ya han arreglado todo para que sus hijos sean marido y mujer, pero por ahora cada uno vive en su casa, guardándose, eso sí, mutua fidelidad.
He ahí el porqué de la preocupación de María, “¿cómo sucederá eso si no convivo con un hombre?”.
Y otro elemento que Lucas subraya para decir de una vez que después de Yeshúa no hay que esperar a ningún otro mesías. Es su conexión con la línea davídica: primero porque José, el futuro padre de Yeshúa, pertenece a la descendencia de David, y segundo, porque YEHOVAH le dará el trono de David y su reino no tendrá fin (vs 32-33).
En estas coordenadas temporales, espaciales, antropológicas y culturales, enmarca Lucas el origen de Yeshúa y lo describe (su origen) desde el momento mismo en que María recibe la visita de YEHOVAH por medio de su ángel.
En este relato hay dos protagonistas, María y la Palabra.
“María”, símbolo de una porción de humanidad que pese a las situaciones históricas de marginación, rechazo y abandono por parte de la oficialidad socio-religiosa, confía, espera y está abierta al querer divino.
“La Palabra”, Es YEHOVAH, que se pronuncia pero no en el centro donde todo parece que está dicho y decidido, porque viéndolo bien, YEHOVAH mismo ve que allí no hay cabida para ÉL.
La Palabra que crea, que transforma, que da seguridad y que sin violentar la libertad del creyente, induce a una adhesión y aceptación gozosa de la voluntad divina tal como la de María: “que se cumpla en mí tu palabra” (vs 38).
Versos del 39 al 56
María visita a Isabel. Casi nunca la historia nos narra los acontecimientos simples y sencillos de los pobres, pues aquí encontramos una excepción.
A pesar de ser Lucas un historiador, no se ha dejado arrastrar por la tendencia a resaltar las obras de los grandes y poderosos de la tierra.
Él ha querido mostrar los detalles simples, de una realidad que aparentemente no tiene ningún puesto en el desarrollo histórico, de una sociedad que sólo considera importante lo que hacen los grandes, los de renombre, los que se creen a sí mismos los únicos protagonistas de la historia.
Versos del 57 al 80
Nacimiento de Juan el Bautista. Con el nacimiento de Juan, Lucas quiere demostrar el cumplimiento de las palabras del ángel a Zacarías, que Isabel, la estéril daría a luz un hijo, que se llamaría Juan, y que muchos se alegrarían con su nacimiento (vs 13-14).
Y otra promesa más: Juan sería lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre (vs 15c), lo cual se ha cumplido con el movimiento del niño en el vientre de Isabel cuando es visitada por María (vs 41-44).
En este contexto tiene lugar el cántico de Zacarías (vs 67-79) el cual está relacionado con el nacimiento, la circuncisión, la imposición del nombre de Juan y su manifestación pública.
Sin embargo, el himno no está dedicado a Juan, no podemos perder de vista, que la afirmación más importante de todo el himno se centra en la proclamación del carácter mesiánico de Yeshúa.