Mosqueteros de Yehovah

Levítico Capítulo 10

Versos del 1 al 3

Eran dos de los hijos de Aarón y por lo tanto, sobrinos de Moisés.

Después de Moisés y Aarón ocupaban los puestos más elevados en Israel y tenían muchas ventajas y privilegios.

Habían oído la voz de YEHOVAH DIOS, estado con Moisés y Aarón en el monte de YEHOVAH DIOS.

También habían visto a YEHOVAH DIOS de Israel y “comieron y bebieron” (Éxodo 24, 9-11).

Y poseían el priviligio de haber recibido grandes favores, pero no habían aprovechado esas oportunidades.

Poco antes de que ocurriese lo registrado en este capítulo, habían pasado toda una semana de estudio y meditación, preparándose para el día en que habrían de comenzar a oficiar en el Santuario.

En su posición habían ayudado a su padre a ofrecer los sacrificios y le habían llevado la sangre de las víctimas (Levítico 9, 9).

Gozaban de haber presenciado el solemne servicio de la dedicación y ellos mismos, habían sido rociados con la sangre del sacrificio.

En fin, habían sido completamente adoctrinados y conocían cabalmente la Santidad de la obra de YEHOVAH DIOS.

Todo le sirvió solamente para hacer más grave su pecado. No tenían excusa.

Cuando les tocó oficiar, hicieron lo que YEHOVAH DIOS “nunca les mandó”.

Aarón había sido destinado para la destrucción por causa de su pecado con el becerro de oro.

Está escrito que YEHOVAH DIOS quería “exterminarlo” (Deuteronomio 9, 20), lo cual implica, que su descendencia sería eliminada.

Al perdonarlo, la vida de sus hijos también fue perdonada.

Sin embargo, dos de ellos murieron en este momento, cuando sirvieron en rebeldía con algo que YEHOVAH no había mandado.

Aquí se habla de fuego extraño. El fuego extraño podría significar que el fuego haya sido sacado de un lugar extraño.

También se puede entender, como ofrecer algo incorrectamente a YEHOVAH DIOS, fuera de la Obediencia a la Autoridad.

Estaban sirviendo sin haber recibido órdenes, aunque lo que hacían era correcto.

El problema no fue lo que ofrecieron, sino con “qué actitud lo hicieron” y con “qué autoridad lo hicieron”.

No tenían “autorización” para hacerlo y por eso murieron.

Si hacemos las cosas a “nuestra manera”, YEHOVAH DIOS no va a estar contento con nosotros.

El efecto producido en el pueblo reunido para la oracion, debe haber sido profundo.

Unos pocos meses antes, Israel había visto la gran manifestación del poder de YEHOVAH DIOS al pronunciar la Ley, luego apostató adorando al becerro de oro.

YEHOVAH DIOS había estado a punto de desheredarlo, pero por los ruegos de Moisés había sido restaurado.

Construyendo el Tabernáculo, que había sido aceptado, además, que YEHOVAH DIOS mostró su agrado por el espíritu de devoción, que representaba el Santuario, al mandar fuego para consumir el sacrificio.

Y ahora, a la hora del sacrificio vespertino, cuando el pueblo se hallaba reunido, sucedió lo imprevisto.

Dos de los hijos de Aarón estaban muertos. El gozo se tornó en pesar y perplejidad.

Es evidente que los hijos de Aarón no se habían santificado. La Consagración al Sacerdocio no había efectuado un cambio en su corazón, ellos mismos, eran “profanos” aún.

El carácter dócil e indulgente de Aarón constituía la raíz del problema.

Debe haber tenido remordimientos de conciencia, al pensar en su propia debilidad tan sólo unos meses atrás.

Es verdad que YEHOVAH DIOS lo había perdonado, aceptando su Ofrenda por el pecado.

Pero los resultados de su debilidad no habían sido evitados por el arrepentimiento. Aáron no agregó Palabra lo que quiere decir “Y Aarón calló”.

Cuanto más cerca de YEHOVAH DIOS estemos, más Santidad se requiere.

Si alguno del pueblo hubiera hecho un error semejante, es posible que no hubiera muerto.

Pero los que están cerca y pecan sufren mayores consecuencias por su pecado.

El líder, tiene más privilegios, pero, al mismo tiempo se le demanda mucho más.

Los privilegios y las responsabilidades siempre van juntos. Para poder tener privilegios en el Reino, es necesario vivir en una disciplina más elevada y hacer más sacrificios personales.

La Santidad tiene que ver con cercanía. Cuantas más subas de nivel en Santidad, más cerca de YEHOVAH DIOS podrás estar.

El camino de Santidad está en las alturas. Allí no pueden subir las fieras.

Como está escrito en Isaías 35, 8-9. “8 Por allí pasará una buena carretera, que se llamará el camino Santo; por él no transitará ningún impuro, y el sinvergüenza no se atreverá a pisarlo; 9 no habrá allí ningún león, y la fiera salvaje no se acercará a él. Por este camino marcharán los rescatados.”

Si uno va a ofrecer los sacrificios no puede estar triste o melancólico. En tal caso, los sacrificios serían descalificados.

Aarón mostró con este acto que amaba a YEHOVAH DIOS, más que a sus propios hijos. La familia no puede ser un obstáculo para servir a YEHOVAH DIOS.

Como está escrito en Mateo 10, 37 “El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.”

Versos del 4 al 5

Un Sacerdote tiene el permiso para hacerse impuro por medio de siete parientes más cercanos, padre, madre, esposa, hermanos, hermanas, hijos e hijas.

Pero en este caso, estaban llevando a cabo el servicio de instalación en el Ministerio Sacerdotal y no estaba permitido tocar a un muerto, porque el servicio hubiera sido inválido.

Por esa razón, fueron llamados los primos de los fallecidos.

Versos del 6 al 7

Con gran pesar en el corazón, Aarón prosiguió serenamente con el ritual del sacrificio vespertino y ofreció el incienso. Ni en palabra, ni en gesto, reveló su tristeza.

Cuando el pueblo lo vio realizar su Ministerio con calma y sin perturbación, se dio cuenta de que la trágica pérdida de dos hijos, no había debilitado la Fe de Aarón en YEHOVAH DIOS.

Quizá ellos no entendiesen, pero la calma de Aarón suavizó sus propios temores y restableció su Fe.

Esto nos enseña que la unción sólo fue dada para servir a YEHOVAH DIOS. Si se usa para otra cosa hay pena de muerte.

Satán intentaba hacer que Yeshúa usara la unción para el beneficio personal, pero fue rechazado inmediatamente por el Maestro.

Versos del 8 al 11

Esta prohibición sobre la ingesta de vino sugiere la causa de la transgresión.

No pareciera razonable pensar que YEHOVAH DIOS hubiese proclamado tal orden en ese momento y en esas circunstancias, a no ser para aclarar la verdadera causa de la tragedia.

El uso del alcohol está prohibido en el Ministerio Sacerdotal.

La embriaguez produce principalmente tres cosas a corto plazo, mareo, excesiva confianza en sí mismo y disminución de la actividad mental.

La razón de esta prohibición es que el alcohol disminuye la capacidad intelectual para poder discernir entre una cosa y otra.

El que bebe alcohol no tiene una mente clara para poder enseñar la Ley al pueblo.

El efecto de la embriaguez, es contrario al efecto de la llenura del Espíritu. En lugar de disminuir la capacidad intelectual, el Espíritu la aumenta considerablemente.

La muerte, era el castigo más severo que podía aplicarse y hacía resaltar la actitud de YEHOVAH DIOS para con el uso de bebidas embriagantes.

El pecado de esos jóvenes, no era un asunto de poca importancia que pudiese ser borrado con ofrecer un sacrificio.

Había sido deliberado y reflejaba desprecio de las cosas Santas. Era un pecado de magnitud y merecía un castigo drástico.

El vino y las bebidas fuertes pueden entorpecer de tal manera las facultades, que el hombre no logra distinguir claramente entre lo bueno y lo malo, lo santo y lo profano, lo puro y lo inmundo.

Por ello, los dos hijos habían tomado fuego común al entrar en el Santuario, en la condición en que se encontraban, no percibieron ninguna diferencia.

Hasta donde pudiesen ver los hombres, no había diferencia.

Los Sacerdotes eran Maestros. Por lo tanto, debían instruir al pueblo en los estatutos y caminos de YEHOVAH DIOS.

Versos del 12 al 15

Dentro de la confusión que había seguido a la muerte de sus dos hijos, Aarón había dejado de comer la porción de la ofrenda que le correspondía.

Había ocurrido una tragedia, pero esto no debía afectar al ritual prescrito. A pesar de ello, la obra debía proseguir.

Es evidente, que la Ofrenda a la cual se alude aquí comprendía también la Ofrenda de Paz, puesto que las hijas de Aarón debían participar de ellas (Levítico 9, 17-21).

Las ofrendas eran cosa Santísima y sólo los Sacerdotes debían comer de ellas.

Toda la familia, como también otras personas “limpias”, podían participar de la Ofrenda de Paz.

Las hijas de los Sacerdotes pueden comer ciertas ofrendas en “un lugar limpio”, lo cual indica, que no solamente se pueden comer en el Atrio del Tabernáculo, sino fuera del Atrio.

Versos del 16 al 20

Moisés todavía tenía el mando y debía vigilar para que se hiciese todo como YEHOVAH DIOS lo había mandado.

Cuando se usaba un macho cabrío como “ofrenda por el pecado”, la sangre no era llevada al Santuario, sino que era puesta sobre los cuernos del altar del Holocausto.

Según la Ley, en tales casos la carne debía ser comida por los Sacerdotes (Levítico 6, 26).

Ese día se había ofrecido un macho cabrío como ofrenda por el pecado (Levítico 9, 15) y puesto que la sangre no había sido llevada al Santuario, la carne debía haberse comido.

No se había hecho así, en consecuencia, el simbolismo del ritual se había desvirtuado completamente.

Al no comer de la carne, Aarón no había cargado con los pecados del pueblo.

No podía hacer “Expiación” por los pecados que no llevaba sobre sí. Por ello, era una equivocación tan seria.

Los pecados llevados por el macho cabrío debían haber sido transferidos a los Sacerdotes, quienes entonces, harían “Expiación” por ellos.

Pero en este caso, no podía haber transferencia porque los sacerdotes no habían comido la carne.

Todo lo que el macho cabrío podía hacer era morir, pero la obra de intercesión quedaba sin hacer.

Moisés estaba muy interesado en que se cumpliera la orden divina. Por esta actitud, fue llamado un Siervo Fiel.

Aunque Moisés se había dirigido a Eleazar y a Itamar, hijos de Aarón y los había reprendido, quien contestó fue el padre.

Aarón, sabía que la acción de comer la ofrenda por el pecado representaba la transferencia de los pecados del oferente a quien la comía, como Moisés lo había dicho.

Pero después de lo ocurrido y sintiéndose parcialmente responsable por ello, no se había sentido capaz de llevar los pecados de otros. Con los suyos ya tenía suficiente.

No podía menos que sentirse apenado por la muerte de sus hijos, quizá sintiera también algún remordimiento.

Evidentemente, pensó que en el estado de ánimo en que se encontraba, su servicio como portador simbólico de pecados no sería grato a YEHOVAH DIOS.

Sólo un “cohén gadól”, “Gran Sacerdote, “Sumo Sacerdote”, puede comer sacrificios en estado de luto, en hebreo “onén”, sin profanarlos.

Pero aquí vemos como Aarón no lo quería hacer, porque consideraba que no era agradable delante de YEHOVAH DIOS.

La palabra así traducida como satisfecho puede también significar “hacer alegrar” o “hacer agradar”.

Moisés se dio cuenta que Aarón no había sido negligente, ni había omitido a sabiendas un deber conocido, sin una razón.

Moisés aceptó la explicación de Aarón y modificó su actitud.

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