Mosqueteros de Yehovah

Judit Capítulo 3

Verso del 1 al 5

Los pueblos de Fenicia y los del litoral de Palestina prefirieron ser esclavos de Nabucodonosor a perder la vida.

De ahí que mandaran mensajeros con el ruego implícito de que se les perdonara la vida.

Los delegados ponen a disposición de Holofernes las majadas, refugio en las montañas de pastores y ganados, los campos de trigo, ganado mayor, menor, los apriscos y las ciudades con sus habitantes.

Por tres veces consecutivas expresan ellos su total entrega en los versos del 3 al 4. El autor hace hincapié en el temor y servilismo de los pueblos gentiles.

Esta disposición de ánimo contrasta con la actitud valiente y confiada de Israel, que puesta su confianza en YEHOVAH DIOS, resiste al invasor en defensa de sus valores espirituales y nacionales.

Versos del 6 al 8

Descendió Holofernes de las llanuras de Damasco a la costa fenicia acompañado por tropas de choque.

A pesar de tantas muestras de sumisión, no pudieron los mencionados pueblos aplacar la ira del general persa.

Los pueblos salían a recibirlo con cánticos y danzas. Estas muchedumbres, que se adornaban con coronas y danzaban al son del tambor, no parecen inspirarse en costumbres orientales.

En la Biblia se habla de estas manifestaciones de alborozo en la época griega (Eclesiástico 32, 1; Sabiduría 2, 8).

Sin embargo, tales manifestaciones se evidencian nuevamente en Judit 11, 34 y 1 Samuel 18, 6.

En respuesta, Holofernes no dañó a los pueblos en sus bienes materiales.

El castigo se reduce a talar los bosques sagrados que crecían alrededor de los santuarios y hacer añicos las imágenes de Baal y Astarté, de cuantos dioses tenían, para entronizar en su lugar a Nabucodonosor.

La conducta de Holofernes se ajusta a las concepciones antiguas orientales en lo referente a las relaciones entre la divinidad, el rey y el pueblo.

Al dios que conquista el país, se le someten los dioses locales, que deben retirarse ante el vencedor y cederle el puesto.

Solían los reyes asirios llevar en sus triunfantes campañas las efigies de los dioses del país vencido, que eran sustituidas por las divinidades del vencedor.

Al destruir Holofernes los símbolos locales, pretendía obligar a que “sólo a Nabucodonosor adorasen todas las naciones, le invocaran como a dios todas las lenguas y todas las tribus”.

¿Se arrogaron los reyes asirio-babilónicos el título de dios?.

Muchos monarcas se gloriaban de ser los representantes de YEHOVAH DIOS en la tierra, sus vicarios y lugartenientes, pero no llegaron nunca a proclamarse a sí mismos dioses.

Los reyes asirios, no manifestaron nunca esta pretensión, en Daniel 3, 1-5 no se dice que la estatua representara al rey divinizado, puede ser una crítica de las exigencias de Antíoco IV.

Los seléucidas, imperio helenista sucesor del imperio de Alejandro Magno, a su ejemplo fueron los primeros en arrogarse honores divinos y obligar a que se les llamara oficialmente dioses.

Antíoco Epifanes hizo acuñar monedas con el título “Antíoco Rey dios Epífanes Nicéforo”.

Se reserva para este lugar la declaración blasfema de Holofernes, con el fin de enfrentar al más poderoso monarca de la tierra YEHOVAH DIOS de los hebreos.

Versos del 9 al 10

Holofernes impuso sus condiciones de paz a las ciudades de Fenicia y de Filistea que se la habían rendido.

Desde las ciudades de la Filistea (Gaza, Ascalón, Asdod) podía Holofernes marchar hacia el este y atacar a Jerusalén, pero determinó volver sobre sus pasos en dirección noroeste, alcanzar la llanura de Esdrelón en un punto cercano a Dotán e ir a acampar en un lugar entre Gaba y Escitópolis.

Era Dotán una población cananea situada al norte de Siquem, a 40 kilómetros al sur de Nazaret y junto a la actual carretera que une esta última ciudad con Jerusalén.

El campamento de Holofernes estaba entre Gaba y Escitópolis. La primera de estas ciudades puede corresponder a Gibleam, Gelboé, al sur de Beisán.

Escitópolis era el nombre que recibió en el período helenístico la antiquísima ciudad de Bet Sán.

Aquí esperó Holofernes los servicios auxiliares del ejército antes de aventurarse a su lucha contra los judíos.

En las luchas que van a comenzar entre Holofernes e Israel, se enfrentan dos potencias:

La del mal, en cuyo ejército militan todos los enemigos de YEHOVAH DIOS, y la del bien, o sea la del DIOS de los judíos.

De Judea no ha recibido Holofernes propuesta de rendición, y sospecha que será dura la campaña para reducir aquel país.

La llanura de Esdrelón formaba parte de Israel, pero su ocupación por Holofernes no exacerba el orgullo judío.

El texto judío dice, “se turbaron” cuando el enviado de Nabucodonosor apuntó hacia Jerusalén y su templo (Judit 4, 2).

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