Mosqueteros de Yehovah

Job Capítulo 8

Versos del 1 al 7

Bildad habla, algunos piensan que era descendiente de Súa, el hijo de Abraham por parte de Cetura (Génesis 25, 1-2).

Bildad reprende a Job por la reprimenda que él da a Elifaz, quien anteriormente había reprendido a Job. Bildad desechó la defensa de Job registrada en Job 6-7 como un viento impetuoso.

Él no comienza tan cortésmente como Elifaz, sino que acusa a Job sin rodeos de ser un charlatán, vehemente pero vacío.

No hay ninguna palabra de disculpa, ni algún toque de simpatía amistosa, ni hay intento de calmar o confortar al sufriente.

Si consideramos a Elifaz como el miembro más refinado de su grupo, comparativamente flexible y sofisticado, entonces Bildad el suhita llega como el devoto, el tradicionalista, el que ve todas las cosas como en blanco y negro, quien se enorgullece de su franqueza y de su enfoque sin rodeos.

La confianza de Bildad está en la justicia de DIOS, en la idea de que Job solo podría recibir semejante calamidad de YEHOVAH DIOS como castigo por algún pecado.

Bildad fue lo suficientemente descarado como para echarle en cara a Job la muerte de sus hijos. “Si tus hijos pecaron contra ÉL, ÉL los echó en el lugar de su pecado”.

No solo hay una acerada indiferencia hacia la grave situación de Job, sino también una arrogante certeza de que sus hijos obtuvieron lo que merecían y que Job se dirigía hacia el mismo destino.

Los hijos de Job deben haber pecado, esto se está acercando al hueso, pues Job había estado preocupado justo sobre ese punto y por sacrificio había provisto contra sus pecados ocultos.

Bildad era como todos los demás en este drama, incapaz de ver el drama detrás de escenas en el reino celestial.

Por lo tanto, su única manera de interpretar la situación de Job era aplicar el principio de causa y efecto y llamar a Job al arrepentimiento.

“Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande”, cuando Bildad dijo esto estaba equivocado, pero también en lo correcto.

Estaba equivocado en asumir que, porque Job no se encontraba en ese momento en prosperidad y abundancia, probaba que Job no había rogado y no era limpio y recto.

Él deseaba probar que Job no podía ser un hombre recto, pues si lo fuera, aquí afirma que su prosperidad se incrementaría continuamente.

Él estaba en lo correcto en que Job, al final de todo, sí llegó a ser muy grande. Es verdad, ya que en efecto los hechos del libro de Job lo demuestran, pues Job sí incrementó grandemente su postrer estado.

Versos del 8 al 10

Job debería respetar la sabiduría antigua, Bildad le pidió a Job que consultara la sabiduría de las eras y considerara lo que tenían que enseñar y decir a Job.

Si tan solo Job se tomara el tiempo de considerar la tradición antigua, se enteraría de que YEHOVAH DIOS solo hace el bien. Los pecadores solo reciben castigo y los hombres buenos son bendecidos con salud y prosperidad.

Bildad citó a los antiguos, pero incluso en la historia Bíblica, ellos podían ver que no hay una correlación fácil de ver entre la justicia y la bendición.

Incluso al inicio del tiempo, Abel era justo, pero fue recompensado con asesinato a manos de su hermano Caín.

Bildad le dio a Job una elegante excusa para lo que él consideraba su anterior necedad, era simplemente porque Job no consideró consultar a la sabiduría antigua.

Para estar seguros, ahora podemos aprender del pasado, pero el pasado debe ser un timón para guiarnos al futuro y no un ancla que nos retenga.

El hecho de que algo fue dicho años atrás, no es garantía de que sea correcto. El pasado contiene tanta estupidez como sabiduría.

Versos del 11 al 18

En estos versos la regla de causa y efecto aplicada a la situación de Job.

Bildad utilizó la ilustración del junco creciente para ilustrar dos cosas. Primero, muestra el principio de causa y efecto, porque el agua provoca que crezca. Segundo, es un crecimiento frágil que se seca primero que toda hierba.

Este junco es como el hipócrita o el que hace un mero espectáculo de fe sin verdadera confianza en YEHOVAH DIOS.

· Como el junco, los hipócritas crecen rápido.

· Como el junco, los hipócritas están huecos y sin substancia.

· Como el junco, los hipócritas se doblan fácilmente.

· Como el junco, los hipócritas pueden bajar su cabeza en falsa humildad.

· Como el junco, los hipócritas no rinden fruto.

“Se seca primero que toda hierba”: Mucho antes de que YEHOVAH DIOS venga a cortar al hipócrita, a menudo resulta que se seca a causa del fango en el que vive.

La emoción, el ánimo, el ejemplo, la ganancia, el respeto, la prosperidad, sobre los cuales él vive le fallan y la falla también.

Incluso como el papiro rápido se seca y muere, también lo harán todos los que le den la espalda a YEHOVAH DIOS, podrá prosperar por un tiempo, pero finalmente irá a la ruina.

Bildad utilizó imágenes poderosas y vívidas del mundo natural, pero las aplicó mal a Job, como si éste fuera un hipócrita, pecador y superficial.

Si tomamos una ilustración de la naturaleza y la aplicamos a la vida moral o espiritual de un hombre, no se estará apegando a los hechos porque la ley natural no funciona en el mundo espiritual.

Versos del 19 al 22

En estos versos se explica la promesa de DIOS de bendecir a los perfectos. El mensaje de Bildad era aún más directo y menos diplomático que el de Elifaz, pero su mensaje básico era el mismo.

Job podría venir una vez más al lugar de gozo y risa si se volviera a YEHOVAH DIOS otra vez.

La frustración de Job se estaba elevando debido a estos contenciosos diálogos con sus amigos. Después de las duras palabras entre Elifaz y Job (Job 4-5 y 6-7), Bildad invitaba a Job a encontrar vindicación a través del arrepentimiento.

Bildad tenía su sabiduría de los antiguos y su propio sistema de creencias, los cuales coincidían y parecían firmes, lo que realmente no tenía era a YEHOVAH DIOS mismo.

Él y los otros consejeros de Job hablan mucho, pero lo que no hacen es orar. Parecería que Bildad tenía muy poca experiencia real con YEHOVAH.

Sin embargo, Job estaba siendo preparado para experimentar a YEHOVAH tan íntimamente que podría decir, “mas ahora mis ojos te ven” (Job 42, 5).

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