Mosqueteros de Yehovah

Jeremías Capítulo 11

Versos 1 al 12

Los términos de la Alianza. El profeta recuerda a su pueblo los términos de la Alianza cuyo cumplimiento han descuidado.

Dicho incumplimiento motivó a la escuela deuteronomista a proponer una vuelta a los orígenes, visto que Israel se había descarrilado casi por completo del camino propuesto en el Sinaí, al salir de Egipto.

Aquella propuesta deuteronomista obtiene en parte el beneplácito del rey Josías al proclamar el 622 a.C. una reforma religiosa (2 Reyes 23).

Cuya causa fue el hallazgo en el Templo de un rollo que contenía la Ley original de Moisés (2 Reyes 22, 8).

La única cláusula de la Alianza que debía cumplir Israel era la de ser y vivir como pueblo del verdadero Dios, YEHOVAH (vs 4), manifestada en la exigencia de “obedézcanme” (vs 7).

Pero Israel no escuchó la voz del Señor, prefirió seguir en pos de otros dioses que nunca fueron garantía de vida.

YEHOVAH se propuso ser para el pueblo fuente de vida, camino de libertad (vs 4), no exigió nada para sí, porque ÉL es dueño de todo y nada necesita (Salmo 50, 10-11).

Por el contrario, Israel siguió a otros dioses (vs 10. 12-13. 17) que no ofrecen vida, sino que la absorben, llevando al pueblo a encrucijadas de muerte.

Tiene sobrada razón el Altísimo cuando se autodefine como “Dios celoso” (Éxodo 20, 5; Deuteronomio 5, 9; Josué 24, 19).

La pregunta para nosotros debe girar en torno al tipo de dios que hemos heredado y al que actualmente seguimos, aunque aparentemente hablemos de este mismo Dios liberador y dador de vida, en la práctica servimos a otro muy distinto.

Las acciones liberadoras deben comenzar precisamente purificando la imagen que tenemos de YEHOVAH Dios.

Versos del 13 al 17

Ni rezos, ni culto, ni elección. Estos versículos amplían los términos de la denuncia de la sección anterior.

Israel ha sido infiel a la alianza adorando a otras divinidades, que en lugar de ayudarlo a levantarse lo hunden cada vez más y lo alejan del único Dios, que Israel se había comprometido a seguir.

Lo que el profeta considera más grave es que, al tiempo que se da culto a otros dioses, también se le ofrezcan sacrificios al Señor y se acuda a ÉL como si nada.

Es el sincretismo, demasiado común en nuestro tiempo y que el evangelizador actual tiene que empeñarse en purificar, no condenándolo a secas, sino acompañando de veras al pueblo en su proceso de discernimiento y crecimiento continuo en la Fe.

Versos del 18 al 23

Confesiones de Jeremías: Inicio de la persecución.

Las palabras de Jeremías no son bien recibidas ni por el pueblo, ni por sus vecinos, ni por su misma familia, por lo cual su ministerio le pone en riesgo de muerte.

Pero el profeta no da marcha atrás, a pesar de las amenazas contra su vida, su tarea, fijada ya en Jeremías 1, 4-10, tiene que seguir su curso.

Su convicción más profunda es que ésta es una causa de YEHOVAH DIOS y a ÉL confía la totalidad de su vida y de su ministerio.

Una de las características del verdadero profeta es que su mensaje no resulta muy simpático para sus oyentes, sus palabras incomodan.

Éste es un criterio para establecer hasta dónde el profeta habla de sí mismo o habla Palabra de YEHOVAH DIOS, es decir, habla de la causa de YEHOVAH DIOS.

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