Versos del 1 al 11
Ante el Consejo. Históricamente parece inverosímil que un oficial romano provocara la reunión del Consejo, como si éste estuviera a sus órdenes, que presentara al presunto reo y asistiera vigilando al proceso.
Por otra parte, un Consejo dividido por disensiones doctrinales graves acerca de la resurrección, hábilmente provocadas por Pablo.
El Consejo no consigue juzgarle, sino que termina desmoralizado debido a la acción del Ruaj Hakodesh.
Es más, el partido de los fariseos lo declara inocente contra las protestas de sus adversarios saduceos, por el testimonio de Pablo sobre la resurrección de Yeshúa.
Eran los fariseos los que estaban reorganizando la nueva comunidad judía después de la destrucción de Jerusalén el año 70, creían en la resurrección de los muertos, pero no en la de Yeshúa.
Pablo, reprocha su increencia y al mismo tiempo les tiende la mano. Entre judaísmo y cristianismo no hay ruptura, sino continuidad y el lazo de unión es la resurrección de Yeshúa.
Termina con la intervención otra vez del comandante romano que libera al Apóstol de un linchamiento seguro, obra liberadora del Ruaj Hakodesh.
A la noche siguiente la Palabra del Señor da certeza y fuerza a Pablo. Su testimonio también será necesario en Roma.
Versos del 12 al 22
Complot contra Pablo. Se trama una conjura para eliminar a Pablo. Los cuarenta conjurados se comprometen a un ayuno, pues calculan despachar el asunto rápidamente.
Lo importante es sacar a Pablo de la custodia de los romanos y para esto se confabulan con los miembros sacerdotes y civiles del Consejo.
Del resto se ocuparán ellos sin comprometer públicamente a los líderes.
Por la intervención del Ruaj Hakodesh mediante un sobrino del Apóstol se entera, avisa al comandante y éste salva de nuevo al preso, llevándolo bajo fuerte custodia militar a Cesarea.
Este viaje significa para Pablo su salida definitiva de Jerusalén, que ya no volverá a ser mencionada en el libro de los Hechos.
Versos del 23 al 35
Remitido a Félix. La escena es sobria y sugerente. De noche, escoltado por un nutrido destacamento romano, cabalgando, Pablo se aleja de la ciudad.
Cumpliendo la orden de Yeshúa: “sal pronto de Jerusalén… yo te envío a pueblos lejanos” (Hechos 22, 18. 21).
La operación equivale a trasladar el preso a un tribunal superior, el supremo de aquella provincia.
En su carta de presentación, el comandante militar de Jerusalén se presenta como el liberador de un ciudadano romano injustamente acusado y amenazado de muerte por sus correligionarios.
El comandante queda muy bien ante sus superiores y al mismo tiempo se libera del enojoso asunto.
Pablo tendrá la ocasión de seguir dando testimonio de Yeshúa, cada vez más arriba en la jerarquía del imperio (Lucas 21, 13).