Versos 1 al 5
Nuevamente, dado que el Faraón no cumplió su promesa de dejar ir a los israelitas con la cuarta plaga, YEHOVAH DIOS envió de nuevo a Moisés ante el Faraón para advertirles de la quinta plaga “la peste”.
De modo idéntico, como sucedió con la plaga anterior, YEHOVAH DIOS hizo separación entre israelitas y egipcios.
Sorprendentemente, YEHOVAH DIOS no desata la plaga de inmediato, sino que advierte al Faraón que la plaga llegará al día siguiente.
Esto podría verse como una oportunidad que el Altísimo le daba al rey para arrepentirse y evitar el sufrimiento de su Nación.
Lamentablemente el Faraón no se arrepintió, hizo caso omiso de la advertencia, tal vez, pensando que tenía tiempo para ofrecer sacrificios a sus dioses para que los protegieran, al dios toro “Apis”, intercesor ante los dioses egipcios.
Y también a “Hator” la diosa vaca del amor. Pero YEHOVAH DIOS de Israel probó ser Único Todopoderoso, quedando demostrado, que sus dioses son totalmente falsos.
No obstante, a pesar del sufrimiento de la población egipcia, que estaba consternada, por la pérdida de su ganado.
Y al constatar que el ganado de los israelitas estaban sanos, aun así, Faraón no quiso Obedecer.
Versos 8 al 11
Brevemente, para la última plaga de este segundo ciclo en serie, la sexta “las úlceras” , sencillamente no fue dirigida palabra alguna para Faraón, ya no hubo advertencia por parte de YEHOVAH DIOS.
Moisés sólo recibió las instrucciones de lo que debían hacer.
Cuando Moisés y Aarón se presentaron ante el Faraón, ya no dijeron nada sino sólo hicieron el acto profético.
El embajador del Altísimo, lanzó los puñados de cenizas al cielo y de inmediato cayó la plaga, que afectó a los egipcios.
Esta sexta plaga cayó de una forma más personal, con padecimientos por úlceras infecciosas y tumores.
Hay que hacer notar que hasta ahora, hemos visto al Faraón endureciendo su corazón.
Pero, a partir de esta plaga, veremos que YEHOVAH DIOS también endurece, literalmente “fortalece” en hebreo “Jazak”, el corazón del rey, permitiendo se acentúe su obstinación.
Versos del 13 al 35
A continuación, la séptima plaga “el granizo” da inicio al último grupo de juicios divinos sobre Egipto. De nuevo, Moisés se presenta ante el Faraón a primera hora.
Contundentemente, el mensaje de este nuevo set de plagas es, para hacer evidente, que no hay y no existe otro como YEHOVAH DIOS, Dueño Soberano de toda la creación.
Por más que no lo quieran admitir, en este punto, las plagas están llegando a tal dimensión, que las noticias de éstas, irán más allá de las fronteras de Egipto.
Tanto los egipcios, como todos los vecinos, oirán acerca de las maravillas justicieras hechas por YEHOVAH DIOS de Israel (Éxodo 9, 14-16; 11, 9; 14, 4).
En consecuencia, por el orgullo del Faraón al no haberse quebrantado aún, persiste en su negativa, a declinar ante las demandas del Altísimo, para dejar ir a Su pueblo los israelitas.
Las Sagradas Escrituras, relatan que no se trataba de un granizo común y corriente, sino, era algo extraordinario e inédito, ya que estaba acompañado por fuego.
Sin embargo, comenzamos a percibir Obediencia entre la gente del pueblo egipcio, deseando ponerse a salvo, porque atestiguan que el YEHOVAH DIOS de Moisés, tiene Poder como ningún otro.
En esta plaga, YEHOVAH DIOS les dio la oportunidad también a los egipcios, de protegerse de los estragos de la misma.
Para ello, debían Obedecer lo que YEHOVAH DIOS de Israel había dicho.
Los que no creyeron en la advertencia de Moisés, se vieron afectados por la plaga, perdiendo todo el ganado y los siervos que tenían en el campo, además, de la afectación de sus cosechas.
Por supuesto, también los israelitas fueron protegidos de esta plaga, porque YEHOVAH DIOS hizo “separación” de la tierra de Gosén, para que no fuesen afectados por estos juicios.
Tras la plaga, el Faraón dio otro paso de reconocimiento a YEHOVAH DIOS de Israel.
Claro está, como cualquier pagano que reconoce la existencia del Altísimo, pero no se sujeta a sus exigencias.
Aunque este reconocimiento, parecía una Victoria final para los israelitas, Moisés sabía que el rey, no estaba genuinamente arrepentido y así se lo dijo.
Efectivamente, cuando terminó la plaga, el Faraón no los dejó salir.
Aún así, la plaga de granizo tuvo su efecto y las consecuencias, se dejaron sentir aún después de terminada.
Ahora, el pueblo de Egipto y sus alrededores conocían de YEHOVAH DIOS Omnipotente, por si fuera poco, hubo júbilo y conversión, entre el grupo de los egipcios que Obedecieron.