Mosqueteros de Yehovah

Éxodo Capítulo 8

Versos 1 al 15

Cuando finalizó la plaga de la sangre, Moisés regresó a presentarse ante el Faraón, pero en esta ocasión fue al palacio real.

De nuevo Moisés, le solicita dejar ir a los israelitas y le advierte lo que sucederá si no lo hace, con una segunda plaga “ranas”, vistas desde el capítulo anterior desde el Vs 25.

Particularmente, esta plaga también estaba asociada a una de las principales divinidades de Egipto “Heket”, diosa de la “fertilidad, el alumbramiento y la resurrección”, cuya imagen tenía cuerpo de mujer y cabeza de rana.

Motivado a que era la diosa de los alumbramientos, las sacerdotisas de “Heket” eran capacitadas como parteras.

Es probable que esta plaga también era un juicio contra la perversión del Faraón, por mandar a matar a los hijos de los israelitas por medio de las parteras (Éxodo 1, 15-21).

Como el Faraón no los dejó ir, el Altísimo mandó a sus profetas a actuar. Todo Egipto fue afectado por la invasión de ranas.

Pero el Faraón no se dejó impresionar tampoco por esta plaga, sus hechiceros repitieron el prodigio.

Irónicamente, los magos sólo pudieron multiplicar las ranas, pero no pudieron detenerlas, ni eliminarlas.

El número de ranas creció hasta el punto de hacerse insoportable y al final el Faraón tuvo que solicitar la intervención de Moisés.

Concretamente, con esta petición Faraón estaba reconociendo que YEHOVAH DIOS de Israel tenía poder como sus dioses.

Sin embargo, Moisés no estaba satisfecho con esa declaración, en su lugar quería que reconociera que “no hay otro como YEHOVAH DIOS”.

Por lo tanto, pidió al rey que le indicara a qué hora precisa quería que la plaga acabara, de esta forma, se haría evidente que YEHOVAH DIOS estaba en control de todo.

Faraón cedió a la petición de dejar ir al pueblo hebreo a cambio de la desesperación de la plaga de las ranas, pero cuando ésta desapareció, se echó atrás en su promesa de dejarlos ir.

Tal vez, el rey creyó que se saldría con la suya, pero no sabía que éste era sólo el inicio de las plagas, que irán empeorando cada vez más.

En la tercera plaga “mosquitos” Vs 12 al 14, ya no dieron advertencia al Faraón.

Moisés y Aarón simplemente siguieron las instrucciones del Altísimo y todo el polvo se convirtió en mosquitos.

Siendo ésta la primera plaga que los hechiceros no pudieron replicar, reconociendo abiertamente el poder superior de YEHOVAH DIOS de Israel.

Aun así, el rey siguió con su terquedad de no dejarlos salir.

Versos 16 al 28

De igual forma que la primera plaga, YEHOVAH DIOS instruye a Moisés, para que se presente ante el Faraón cuando éste va al río, temprano en la mañana.

En ese momento, debe advertirle sobre la nueva plaga que llegará si no los deja ir.

A partir de esta cuarta plaga “los tábanos”, YEHOVAH DIOS hará “distinción” entre los israelitas y los egipcios, para hacer evidente que ÉL está en control de todo, aún sobre la Tierra de Egipto.

El término se traduce como “redención”, en hebreo “Pedut” es “distinción, división y liberación”.

Es un juego dinámico de palabras en hebreo, ya que el plan de YEHOVAH DIOS es hacer una distinción o diferenciación entre israelitas y egipcios con el objetivo final de liberar y redimir a Su Pueblo.

“Pedut” también puede traducirse como “rescate” es el “pago para una redención”.

Efectivamente, cuando cayó la plaga de los “tábanos” afectó brutalmente sólo a los egipcios y el ALTÍSIMO libró a Su Pueblo.

Increíblemente, la tierra de Gosén prevaleció intacta.

Por otra parte, esta plaga fue tan tormentosa que el Faraón cedió, pero sólo en parte, ya que puso una condición, quería que el sacrificio se hiciera en el mismo País de Egipto.

Pero esta petición del Faraón, era imposible ya que los rebaños de sacrificios, están compuestos por los mismos animales que ellos adoran y resultaría en una revuelta.

Por su parte, Moisés estaba pidiendo ir camino de tres (3) días, que los llevaría a la frontera, fuera de la jurisdicción egipcia.

Pero Faraón no aceptó esa condición, él cedió a que los israelitas sacrificaran a YEHOVAH DIOS, con la condición que hicieran los oficios cerca. Pero Moisés no aceptó esas condiciones.

Aparentemente, Moisés ya sabía que las ofrendas al Señor incluirían ovejas y para los egipcios era considerado abominable el sacrificio de ovejas y otros animales, que ellos consideraban como sagrados (tal como veremos en la próxima plaga).

Uno de los principales dioses de Egipto era “Khnum” que tenía cuerpo de hombre y cabeza de cordero.

Ellos creían que este dios había creado al hombre y era también el responsable de mantener el nivel del río Nilo.

Por ello, sacrificar un cordero era una ofensa para la religión egipcia. Por eso, Moisés dijo que no aceptaría la condición del Faraón.

El Faraón aceptó a medias, diciendo “con tal que no vayan muy lejos” (Vs 24), pero comenzó a reconocer el poder de YEHOVAH DIOS pidiendo que intercediera por él.

Da la impresión que Faraón finalmente había cedido y Moisés aceptó orar, para que se acabara la plaga, YEHOVAH DIOS de Israel, guardó su Palabra, pero el Faraón volvió a romper su promesa (vs 28).

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