Mosqueteros de Yehovah

Éxodo Capítulo 30

Versos del 1 al 6

“Harás asimismo un Altar para quemar el incienso”, el último de los componentes del Tabernáculo es el Altar sobre el que se quemaba el incienso, cada mañana y cada noche.

Se lo denominaba מזבח חקטךת, Altar del incienso, מזבח הזהב, Altar de oro y מזבח הפנימי, Altar interno.

La dificultad más obvia, que muchos comentaristas analizan, estriba en el hecho de que este Altar no aparece mencionado antes, junto con la Menorá (candelabro) y la Mesa, que ocupaban el mismo espacio dentro del Tabernáculo.

Entre la mayor parte de los pueblos de la antigüedad se acostumbraba ofrecer incienso como parte del culto religioso.

En los primeros años del cristianismo, muchos creyentes en el Evangelio fueron muertos por negarse a quemar incienso sobre el altar de los dioses.

Este Altar tenía un techo, a diferencia del altar de bronce en el atrio, que fue llenado de tierra.

A diferencia del Altar de cobre, que estaba relleno de tierra, “de madera de acacia”. Incluso el techo de este Altar era de madera enchapada en oro.

El fuego del incienso no era lo suficientemente intenso como para dañar el oro o encender la madera.

En varios sentidos el Altar del incienso se parecía al Altar de los holocaustos (Vs 2) “Será cuadrado” (Éxodo 27, 1-8), aunque era de material más costoso y de menor tamaño.

Tenía unos 44,45 cm (17,5 pulgadas) de lado y su alto era aproximadamente de 88,9 cm (35 pulgadas). Sobre sus “cuernos” se debía colocar la sangre de ciertas ofrendas por el pecado (Lev. 4, 7.18).

Es decir, no serían añadidos a la cubierta del Altar, “Serán parte del mismo” (Vs 2), sino que todo sería una sola pieza.

Puesto que los cuernos simbolizaban poder, en el Altar del incienso representan el poder de la oración (Génesis 32, 24-30).

Vs 3 “Una cornisa de oro” un borde o moldura de oro, para hermosear el mueble y también para impedir que se cayera lo que se pusiese sobre el Altar (Éxodo 25, 24).

“A sus dos esquinas” (Vs 4) indudablemente ángulos opuestos o a “ambos lados”.

Puesto que el Altar era tan pequeño, no hacían falta cuatro anillos para llevarlo, como en los otros muebles, sino solamente dos. Debían estar justamente debajo de la “cornisa” o moldura.

“Las varas” (Vs 5) se usarían para llevar el altar (Éxodo 25, 13.28), la madera de acacia simbolizaba la fuerza y el oro, la pureza.

De este modo, la oración debe brotar del Altar del corazón, de un corazón leal, honrado y resuelto.

El Altar del incienso fue ubicado en el Lugar Santo, junto al “Delante del velo” que separaba ese lugar del Santísimo (Éxodo 40, 21-27).

Aunque estaba en el Lugar Santo, se consideraba que pertenecía al Lugar Santísimo (Hebreos 9, 3-4).

Este concepto surgió del hecho de que cuando los Sacerdotes en su Ministerio se acercaban a la sagrada Presencia, que estaba por encima del Propiciatorio, llegaban hasta el Altar del incienso.

Salvo en el día de la Expiación, no podían acercarse más que hasta ese punto.

Era éste el lugar a donde venían a encontrarse con YEHOVAH DIOS, cuya morada estaba en el Lugar Santísimo.

El incienso que se ofrecía allí no sólo llenaba el Lugar Santo, sino que se elevaba y pasaba por sobre el “velo” al Lugar Santísimo.

El hecho de que el Altar estuviese “delante del Propiciatorio”, nos enseña que por medio de la oración podemos entrar en la presencia de YEHOVAH DIOS.

Aunque el “velo” de la humanidad (1 Corintio 13, 12) impide que nuestros ojos físicos vean a YEHOVAH DIOS, la fe y la oración pueden llegar a donde el cuerpo no puede entrar.

El Altar de oro no estaba más cerca del velo que la mesa y el candelabro. La expresión “delante de” implica, que estaba alineado en el Lugar Santo en una línea directa frente al Arca.

Versos del 7 al 10

La composición del “Incienso aromático” se da en los Vs 34-38. Todas las mañanas, inmediatamente después de la salida del sol, las lámparas eran alistadas y limpiadas por el Sacerdote.

El incienso “Rito perpetuo” (Vs 8) debía ofrecerse en el Altar dos veces al día, en la hora de la oración matutina y de la oración vespertina.

El Altar del incienso representaba la intercesión continua, así como el Altar del holocausto representaba la expiación continua.

Sin embargo, no existe ninguna afirmación clara, sobre si se quemaba continuamente incienso sobre este Altar o no, aunque hay elementos que parecieran favorecer una respuesta positiva.

El incienso quemado en forma continua nos enseña, que diariamente debemos venir ante el Señor en oración, orar sin cesar (Salmo 16, 8; 55, 17, 1 Tesalonicenses 5, 17-18).

La oración en el espíritu está simbolizada por el sacrificio en el Altar de bronce y la oración con el entendimiento está simbolizada por la quema del incienso en el Altar de oro cada mañana y cada tarde.

Esto nos enseña la importancia de orar cada mañana, cada tarde en el espíritu y con el entendimiento en el Ministerio Sacerdotal Mesiánico que tenemos.

Si bien estos versículos mencionan a Aarón en conexión tanto con la Menorá como con el Altar, ninguno de los dos servicios está circunscrito al Cohén Gadol.

Tal vez, se lo mencione en forma especial, debido a que el servicio de Yom Kippur que la instrucción menciona en el Vs 10 que si debía ser realizado por el Cohén Gadol exclusivamente.

O tal vez, YEHOVAH DIOS quería que Aarón fuera el primero en encender la Menorá y quemar el incienso.

Vs 9 “Incienso extraño”, es cualquier incienso que no había sido preparado según las indicaciones dadas en los Vs 34-38.

Vs 19 es “Una vez en el año”, se refiere al gran día de la Expiación (Yom Hakipurim), el 10º día del 7º mes, cuando el Sumo Sacerdote debía tomar la sangre y ponerla sobre los cuernos del Altar del incienso para limpiarlo y santificarlo (Levítico 16, 18-19). Este acto no lo transformaba en Altar de Expiación.

Sin embargo, tenía que ver con la expiación en el caso de que el Sumo sacerdote pecara (Levítico 4, 3-12) o cuando toda la congregación cometiese algún pecado por ignorancia o “hubiese hecho algo contra alguno de los mandamientos de YEHOVAH DIOS” (Levítico 4, 13-21).

En tales ocasiones el sumo sacerdote ponía con su dedo la sangre del sacrificio en los cuernos del Altar.

En estos dos casos el Altar del incienso ocupaba el lugar del Altar del holocausto, en el cual se rociaba la sangre de las ofrendas por pecados individuales (Levítico 4, 22-35).

De todos los muebles del santuario, al parecer sólo el Aarca con su Propiciatorio era considerada como de mayor importancia y mayor santidad que el Altar del incienso.

Esto muestra el gran valor que YEHOVAH DIOS le asigna a la oración.

Versos del 11 al 16

“Cuando tomes el número de los hijos de Israel”. Según la promesa a Abraham, no se podía contar a los hijos de Israel (Génesis 15, 5; 32.12).

Hay un peligro en contar a los hijos de Israel. Cuando el rey David intentó hacerlo una vez, vino una plaga sobre el pueblo (2 Samuel 24, 1-10; 1 Crónicas 21,7).

Los hijos de Israel tendrán que hacer dos cosas para evitar la plaga, la primera es que cada uno de una moneda y así se puede contar las monedas en lugar del pueblo directamente.

La segunda es que esa moneda de plata sirva como un precio de rescate, una expiación para que no venga la plaga a los seres contados.

Vs 12 Refiere “el rescate de su persona”, literalmente, “una cobertura o pago”, en el mismo sentido en que un seguro “cubre” a una persona y la libera de obligaciones posteriores.

Los israelitas tenían “obligaciones” ante YEHOVAH DIOS, podrían cumplir con esa obligación pagando el “rescate”.

Se consideraba que sus vidas estaban a disposición de YEHOVAH DIOS, hasta que hubiesen cumplido con la obligación que YEHOVAH DIOS les imponía.

Al pagar esta suma reconocían la bondad y la misericordia de YEHOVAH DIOS.

“Esto dará todo aquel que sea contado medio siclo”, el medio siclo pesaba 5,7 g (1/5 de onza). La gera era la décima parte de un siclo (Vs 13).

Vs 14 “de veinte años arriba”, sólo los varones que tenían veinte años o más, podían ser contados y salir al ejército.

No contaban a las mujeres. Las mujeres no tenían la obligación de pagar este impuesto para el Tabernáculo ni de ir al ejército.

Vs 15 “Ni el rico aumentará”, este era un impuesto por cabeza y recaía por igual sobre todo hombre de 20 años o más.

En vista de que era una suma relativamente pequeña, no era gravosa para nadie. Era la contribución mínima para el Santuario.

Muchos daban bastante más. La pobreza no constituía una excusa para no dar nada.

El plan era sumamente equitativo y sugiere que, a la vista de YEHOVAH DIOS, todos los hombres tienen el mismo valor (Deuteronomio 10, 17; Hechos 10, 34; Romanos 3, 22).

Todos han pecado, y a todos les extiende su gracia.

Vs 16 “Y tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones”, este impuesto no se tomó solamente una vez, sino en el futuro también.

El medio siclo servía para el servicio del Tabernáculo, la primera vez, sirvió para las basas y demás objetos de plata (Éxodo 38, 25-28).

El Talmud de Jerusalén, cuenta que este impuesto anual se usó para la adquisición de las ofrendas comunales (2 Reyes 12, 4; 2 Crónicas 24, 6; Nehemías 10, 32; Mateo 17, 24-27).

En el tiempo del segundo templo se recordaba anualmente en todas las ciudades en el primer día de Adar (último mes del año) que cada uno preparara medio shekel para el Beit HaMikdash (Templo).

La colecta ocurría entre el 15 de Adar y Rosh Jódesh (el primer día) Aviv. Aprendemos en qué época vinieron a nuestro Maestro a pedir el impuesto anual del templo, según el relato en Mateo 17, 24-27.

“Y será por memorial” con referencia al uso del “dinero de las expiaciones”. Llegaba a ser parte permanente del Santuario y constituía un “memorial” perpetuo para recordar al pueblo sus privilegios y sus responsabilidades espirituales.

Versos del 17 al 21

“Una fuente” de bronce o lavatorio, “pila”. No se dice nada en cuanto a la forma o al tamaño. Fue hecha del bronce de los espejos que las mujeres de Israel dieron como ofrenda voluntaria (Éxodo 38, 8).

En el templo de Salomón, el “mar” y las diez “fuentes” reemplazaron a la fuente original (1 Reyes 7, 23-26.38).

La fuente estaba colocada sobre una “base de bronce” en el Atrio del Tabernáculo, entre la entrada del Tabernáculo y el Altar de los holocaustos.

La fuente representa el lavamiento de nuestros pecados por la fe en la sangre derramada de Cristo (Hechos 22, 16; 1 Corintios 6, 11; Efesios 5, 26; Apocalipsis 7, 14).

Vs19 “Se lavarán”, este lavamiento de las manos y de los pies simboliza la reforma de la vida.

Las abluciones de los Sacerdotes, la muerte de las víctimas de los sacrificios y el asperjar, rociar y verter la sangre en relación con diversas funciones del servicio del Santuario, muestran como evidente la necesidad de agua (Éxodo 29, 4, 17; Levítico 1-5).

“Para que no mueran” YEHOVAH DIOS advertía que cualquier violación de esta orden, debida al descuido o a la indiferencia, sería castigada con la mayor severidad.

Versos del 22 al 25

Vs 22 El oleo para la unción sagrada o “Especias finas” representaban un papel importante en la vida de los pueblos de la antigüedad. Las había de diversas clases.

Vs 23 En vez, de “mirra excelente” sería mejor traducir “mirra líquida”, especie muy cotizada. El “cálamo” era probablemente un junco aromático o “caña”.

Cinomomo, casia o mirra es una madera aromática. La receta indicaba 5,7 kg. (12,7 libras) tanto de mirra como de casia y 2,9 kg. (6,4 libras) tanto de canela como de cálamo. Estas especias debían mezclarse en aproximadamente 3,67 litros de “aceite de olivas”.

Vs 24 Un sextario, galón o “Un hin” medida de volumen ligeramente menor a 3.78 litros. Sin embargo, según algunas opiniones es de casi 7.56 litros.

Vs 25 El Oleo o “Ungüento” aromático era un hermoso símbolo del fragante perfume de la Justicia de Cristo, que debe reflejarse en nuestras vidas (Salmo 45, 6-8; Cantares 3, 6; Isaías 61: 10; 2 Corintios 2, 14-16).

La unción fue fabricada de la siguiente manera.

Primero se machacaba cada especia por separado.

Luego fueron mezcladas y remojadas en agua para que su aroma fuera absorbido por el agua.

El aceite de oliva fue añadido al agua y la mezcla era hervida hasta que el agua se evaporaba y sólo quedaba el aceite con las especias, luego se limpiaba el aceite de las raíces.

Vs 26 “Ungirás la Tienda del Encuentro o Tabernáculo”, los objetos materiales debían ser ungidos primero: el Tabernáculo mismo, los muebles del Lugar Santísimo y del Lugar Santo y los muebles del Atrio. Al final debían ser ungidos los Sacerdotes (Levítico 8, 10-12).

Vs 29 “y serán cosas muy santas”, el nivel de santidad de los utensilios era tal que, como continúa diciendo el versículo, todo aquello que los tocaba se santificaba a su vez.

Significa que si un utensilio sagrado era llenado con una sustancia, que normalmente sería puesta en el mismo, como parte del procedimiento del Tabernáculo, como cuando se ponían aceite o harina, en vasijas designadas para la preparación de una ofrenda farinácea, la sustancia adquiría el estatus de santidad sacrificial.

En cambio, sí se colocaba un producto no susceptible de adquirir Santidad por ejemplo, si se pusieron piedrecillas en los utensilios de una ofrenda farinácea, no se hacía Santo.

Versos del 30 al 33

“Ungirás también a Aarón” una vez que hubiese sido santificado el ambiente en el cual debían ministrar Aarón y sus hijos, los Sacerdotes mismos serían consagrados para servir allí.

En forma similar, Cristo ha ascendido para prepararnos “un Lugar“ y será nuestro ese Lugar cuando Él vuelva a la tierra (Juan 14, 1-3).

Vs 31 “Este será mi oleo de la unción sagrada o aceite de la santa unción”. Esta unción tenía que durar durante todas las generaciones. Hoy en día no se sabe nada de ella.

Según el Midrash, fue escondida antes de la destrucción del primer templo pero será restituido en el tiempo del Mesías.

Vs 33 “Sobre carne de hombre” Es decir, el ungüento sagrado no debía ser usado por ninguna persona como ungüento común.

Debía reservarse exclusivamente para el uso sagrado. Tampoco debía usarse la misma fórmula para ningún otro propósito.

Aunque evidentemente, se podrían usar los mismos ingredientes por separado o en diversas combinaciones, pero nunca usando las mismas proporciones del ungüento ritual del Tabernáculo.

“Santo es y por santo lo tendrán ustedes”. Santo significa que ha sido apartado para un uso sagrado exclusivo. Esta mezcla sólo puede ser usada en el templo.

Versos del 34 al 38

En los Vs 34-38 se dan las instrucciones para preparar la “Recina Aromatica”, “Especias aromáticas” o “incienso aromático” que debía quemarse en el Altar de oro (Vs 7).

Era una mezcla de cuatro especias, en proporciones iguales “Estacte“, “gálbano” e “incienso puro” eran todas diferentes resinas, mientras que la “uña aromática” o “uña marina” parece haberse obtenido del caparazón de cierto molusco.

El gálbano tiene un aroma desagradable. De esto se aprende, lo que significa que no son muy honrosos, no deben ser separados, sino incluidos en el grupo, para que juntos puedan producir un olor fragante delante de YEHOVAH DIOS, como está escrito en 1 Corintios 12, 4-27:

Vs 35 Preparado “sazonado con sal”, bien mezclado.

El hecho de que se traían brasas encendidas del Altar del holocausto para quemar el incienso en el Altar interior, hace resaltar la verdad del corazón del que rinde culto, éste debe estar reconciliado con YEHOVAH DIOS, antes de que YEHOVAH DIOS pueda aceptar sus oraciones y su devoción.

Vs 36 “Y molerás parte de él”. De tanto en tanto, debía molerse una parte de esta preparación según fuese necesario.

Y debía colocarse quizá sobre el Altar de oro “delante del Testimonio”, en la Tienda de las Citas, es decir, frente al Arca, pero delante del velo interior.

Esta proximidad a la Presencia Divina lo hacía “cosa santísima”.

El propósito principal para la construcción del Tabernáculo es que haya un lugar de Encuentro entre YEHOVAH DIOS y su pueblo.

La raíz de la palabra hebrea que ha sido traducida como “encontraré” es yaad יָעַד, que significa “fijar una cita”.

Una cita tiene que ver con dos cosas, tiempo y lugar. Hay ciertos tiempos que YEHOVAH DIOS ha fijado para encontrarse con su novia y hay un lugar fijado donde se hace el encuentro.

El Tabernáculo fue creado para tener un lugar fijo para tener un Encuentro Divino, como está escrito en Éxodo 25, 22.

Vs 37 “No harás perfume de semejante composición para uso personal”, la prohibición y el castigo que regían para el uso del ungüento (Vs 32, 33) también se aplicaban al incienso.

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