Versos 1 al 10
En medio de las drásticas políticas públicas raciales, traemos a colación, el testimonio de una familia, que a pesar de las medidas restrictivas aplicadas por el rey de Egipto, en su afán por contrarrestar alta tasa de natalidad poblacional de los hijos de Israel. tenían su confianza puesta en YEHOVAH DIOS.
De esta forma se niegan a usar los diferentes métodos de contracepción existentes de la época.
Recordaban lo acontecido a dos (2) hijos de su tío antepasado Judá, a quien el Altísimo puso fin a sus vidas por desechar el semen y ellos no estaban dispuestos a desobedecer al Todopoderoso, por el capricho de Faraón.
Consecuentemente, este matrimonio de levitas engendró y dio a luz a un hijo varón, a quien tampoco quisieron ahogar en el Río Nilo.
Entonces, surgió la estrategia de los buques trasatlánticos de bebés varones, para salvaguardarlos, de las inspecciones de los egipcios y luego retomarlos.
Impresionantemente, YEHOVAH DIOS tenía su propio plan, para la sustentación de este bebe en particular, hizo que hallara gracia delante de la hija del Faraón.
La hija de Faraón, le puso salario a la propia familia del niño, para que le cuidasen y alimentaran por ella, el milagroso bebé salvado de las aguas es “Moisés”.
Versos 11 al 15
Posteriormente, avancemos unos cuarenta (40) años en la vida de Moisés, un hebreo criado con los recursos propios de un príncipe egipcio, por tanto, tenía la arrogancia propia de un egipcio.
Moisés, se había criado y educado como igual con los egipcios, al mismo tiempo, compartía con su familia biológica hebrea.
Es importante agregar, que de igual forma que lo hacían los príncipes egipcios, Moisés había aprendido a solucionar cualquier diferencia matando al contendor.
Esto se debe a que en una sociedad donde se tienen esclavos, la vida de un hombre, se tasa en unas pocas monedas.
Moisés, vivió como si nada hubiese hecho, hasta que, en una nueva disputa, se contuvo de matar al abusador, porque era su paisano.
Sin embargo, cuando fue interpelado por la muerte del egipcio, cayó en cuenta que iba a ser juzgado como hebreo.
Instintivamente, sin mediar palabras, pensando como su antepasado que no conoció, pero cuya genética está en su sangre, nos referimos al patriarca Jacob.
Moisés, razonó y se dijo, es mejor que digan “aquí corrió, a que digan, aquí cayó” y emprendió un viaje de huida del territorio que había sido su casa.
Ahora bien, sus sospechas no eran infundadas, ciertamente, el Faraón tenía ganas de ponerle las manos al cuello a la nueva versión del suplantador hebreo.
Pero, Moisés adelantado pudo traspasar las fronteras de Egipto, antes que la orden de captura fuese difundida.
Versos 16 al 22
De modo idéntico, la ruta de Moisés le llevó hasta un pozo en Madián, tal como, lo había hecho el patriarca Jacob.
Allí, vio a Séfora, olvidando que estaba allí para salvar su vida, fue “amor a primera vista”, se hizo el héroe.
Esta versión mejorada a la del patriarca Jacob, no tuvo que remover piedra, solo empujar a unos pastores, fue lo suficiente, para entrar en la casa del Padre de Séfora en Madián.
Por si fuera poco, allí mismo, consiguió que le dieran a la joven muchacha por esposa, a cambio de trabajar para su padre, ese era el estilo, para pagar dote de los que no tenían dinero.
Todo apunta, que esta versión mejorada de Jacob, puso los ojos de una vez, en la mayor, por lo que no hubo sorpresa la noche de bodas y tuvo un hijo cuyo nombre le recordaba que era extranjero, Guersón.
Versos 23 al 25
El tiempo de depuración de las generaciones, de los descendientes de Abraham ha terminado.
Sus malas decisiones de bajar a Egipto por comida, entregar a su esposa, recibiendo a cambio dotes de rebaños, animales y sirvientes, estafando a Faraón, ya había terminado.
El clamor del pueblo llegó hasta YEHOVAH DIOS quien se prepara para un ajustes de cuentas.