Versos del 1 al 18
Culmina la primera parte en el verso 10 y comienza la segunda parte.
El penitente, en este caso el pueblo, está convencido de que en el reconocimiento sincero de la desobediencia y del rechazo al plan de YEHOVAH DIOS, está la certeza de la reanudación de la compañía y presencia de Dios en medio del pueblo.
Es importante recalcar que la fe israelita parte siempre de la experiencia fundante de su conocimiento de Dios, la liberación de Egipto.
Ésta debe ser también nuestra convicción más profunda respecto a YEHOVAH DIOS, por encima de todo, el Dios en quien creemos y a quien seguimos.
Es el Dios que se juega todo por nuestra libertad, porque sólo en ella y desde ella estaremos en condiciones de amarle, obedecerle y servirle.
La libertad, en nuestra relación con YEHOVAH DIOS no es un punto de llegada, tiene que ser un punto de partida para poderlo reconocer.
Versos del 19 al 35
Se refiere a la tercera parte. Hay dos cosas que vale la pena resaltar en esta tercera parte de la liturgia penitencial.
En primer lugar, el reconocimiento que no son los méritos de los antepasados de Israel los que ahora mueven al pueblo a suplicar al Señor, sino el dejar a un lado la obstinación en la que siempre se ha movido.
Obstinación que queda ilustrada en el rechazo de la predicación de los profetas, en este caso de Jeremías (21-26).
Y en segundo lugar, la plena confianza y seguridad en que YEHOVAH DIOS no dejará de cumplir sus promesas.
En este caso, reunir a todos los dispersos, lo cual dará paso a una Nueva Alianza basada en el mismo compromiso de antes (vs 35).
Tenemos la gran bendición de Yehovah Dios sobre su pueblo el cual el cumplirá su promesa