Mosqueteros de Yehovah

Apocalipsis Capítulo 6

Versos del 1 al 17

Los sellos. Los sellos eran usados en la antigüedad para identificar la propiedad, dar validez a los documentos y para proteger cosas valiosas o secretas.

El libro sellado es propiedad exclusiva de Yehovah Dios y contiene los Pactos de Su Plan Salvador.

Yeshúa ha Mashiaj, el Cordero, puede desatar, uno por uno, los siete sellos de libro. Lo abre de par en par para que se cumplan los decretos de Yehovah Dios.

De ese libro van saliendo, caballos que podemos visualizar, en acciones sucesivas: “Vi… oí… decía: Ven…” (vs 1-2).

El primer caballo conducido por un jinete que lo identifica su arco, por tanto, no es un ser del orden celestial, porque en Genesis 9 Yehovah colgó su arco de guerra en el cielo y ahora lo tiene colgado en Su Trono. Mucha gente piensa que este jinete es Yeshúa, pero el arma del Mesías es la Espada de dos filos, así que este ser en este caballo blanco representa a un imitador, al espíritu del anticristo que ya está en el mundo.

Desde la creación hay personajes que son un tipo de anticristo: Nimrod, Faraón, Antíoco Epifa-nes, que, aunque han existido desde el principio se incrementan conforme los sellos se van rompiendo.

El segundo caballo es color fuego, color de la sangre. Es la “violencia” que quita la paz y perpetra el asesinato, desde la sangre de Abel hasta la de Yeshúa y sus testigos pasando por toda la sangre injustamente derramada a lo largo de toda la historia humana.

La violencia desnaturaliza a los hermanos, lq humanidad escribe su historia a base de sangre y de guerras.

El caballo negro significa “el hambre”, la carestía de la vida provocada por la opulencia de unos pocos infligida sobre los demás, a quienes oprime, empobrece y mata de hambre.

Es el gran pecado por estar apartado de la Palabra de Yehovah Dios y no aplicarla en nuestras vidas para vivir en su justicia y derecho.

El cuarto caballo, símbolo de la “muerte”, tiene el color de la hierba cuando se está secando (verde). Es la muerte, la suerte fatal de la humanidad separada de Yehovah Dios, sin su Espíritu que da vida.

Se ofrece el lúgubre cortejo que acompaña a la muerte: la espada o la violencia, el hambre, las diversas plagas de peste y epidemias.

Yehovah Dios no aparece como el “vengador sediento de sangre” sino como el “defensor” que vela por el derecho de todos sus hijos e hijas justos apartados del mundo, carne y demonio, que le Sirven.

Ante el sacrificio de los justos (degolladas como el Cordero), Yehovah Dios responde no con venganza, sino en su Justicia Divina, enviando a Su Hijo quien derramó su sangre inocente por nuestros pecados.

Yehovah Dios cuenta con la oración y compromiso de la Ekklesía para hacer frente a la avalancha de males (simbolizados en los tres últimos caballos) que invade a nuestra humanidad y para hacer avanzar con decisión la historia la edificación para la salvación de discípulos de Yeshúa Ha Mashiaj, desde la visión de Yehovah Dios, la oración sincera y perseverante de los unida a la acción.

Los cataclismos de los versos 12-14 indican, según el esquema apocalíptico, la inminente aparición divina, la llegada de la ira de Yehovah Dios (Isaías 13, 10; 50, 3; 34, 4; Jeremías 4, 24; Joel 3, 3-4).

Entonces tenemos “la ira del Cordero” (vs 16). Yeshúa no es insensible frente al mal.

En su vida dio pruebas elocuentes de su ira ante la obstinada maldad de quienes desprecian la Palabra de Yehovah, Padre bueno, no puede silenciar el misterio humano de la iniquidad.

La obcecación humana de los necios que desprecian a Yehovah Dios aparece frecuentemente registrada en nuestro libro (11, 18; 14, 10; 16, 19).

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