Versos del 1 al 6
Lamentación por la casa de Israel. La primera parte de la lamentación es descrita con la caída de una joven que ha cuidado su virginidad inútilmente.
En el cercano oriente, la virginidad de las jóvenes era tenida y aún lo es en la actualidad, en muy alta estima.
Una joven que había perdido su virginidad debía ser repudiada de su casa, incluso debía pagar con la vida la “mancha” del honor de la familia.
Entre algunos grupos árabes actuales, la infame función de “limpiar” el honor de la familia lo debe realizar el hermano mayor de la joven.
Con estos antecedentes se puede calcular el deshonor tan grande que sufre la virgen Israel por su caída, que se puede evitar volviendo al Señor, no se trata de poner su fe y su confianza en un simple santuario de piedra, ni en un culto vacío, sino en el Único YEHOVAH que puede salvar (vs 4-6).
A ÉL es al que hay que buscar.
Versos del 7 al 17
Primer ay: justicia en los tribunales. Esta parte de la lamentación combina el lamento con la maldición.
De hecho la interjección “¡Ay!”, común en los duelos y funerales, puede tener también la connotación de maldición y condena.
Ése fue el uso que le dio Jesús (Mateo 11, 21; 23, 14). El objeto de este «ay» es la tergiversación de la justicia, pues la han convertido en gotas amargas (vs 7).
Han llegado a odiar incluso al justo y al que reclama rectitud (vs 10-11), enriqueciéndose además con el fruto de la injusticia.
El resultado será la justa maldición, no poder disfrutar de los bienes así adquiridos (11-12). Pese a todo, todavía hay tiempo de buscar el bien, si no, cuando caigan en la cuenta de lo que han hecho, lo van a lamentar (16-17).
Días difíciles que ni Israel ni sus dirigentes alcanzan a avizorar, enceguecidos como están por la relativa estabilidad política y el bienestar económico por el que presagian el duro golpe que recibirá el obstinado Israel.
Versos del 18 al 27
Segundo ay: culto y justicia. El segundo «ay» sí es más de lamento que de amenaza.
La razón, muchos esperaban confiados que el Altísimo vendría a juzgar y a destruir a todas las naciones enemigas de Israel, era como una obligación de YEHOVAH .
Sin embargo, Israel se llevará una desagradable sorpresa, porque YEHOVAH vendrá a castigarlo, lo acosará de tal manera que no tendrá cómo escapar (vs 19).
De este modo, si esperaba un día de luz, le sobrevendrá oscuridad (vs 20).
Los versos 21-27 puede muy bien ser la respuesta a la posible pregunta: ¿por qué el “día de la ira de YEHOVAH” será oscuridad y tinieblas, y no luz? O, ¿por qué condenación y no salvación?.
Las Palabras de YEHOVAH DIOS son cortantes, secas, sin matización alguna (vs 21-23); expresiones todas de desagrado, relacionadas con la práctica de un culto vacío, basado en lo externo y ajeno a toda actitud de cambio interior.
Si Israel quiere agradar al Altísimo no tiene que valerse de esta forma de culto, mientras andaban por el desierto, ¿se lo exigió alguna vez YEHOVAH? (vs 25).
La única manera de agradar a YEHOVAH DIOS es la práctica de la justicia (vs 24), ése sí que es el lado flaco de YEHOVAH.
Al paso que va Israel, no se diferencia en nada de los adoradores de divinidades y de astros. ¿Será que en ellos encontrarán la salvación?.
Y si Amós conociera nuestro culto actual, ¿no se le ocurriría una invectiva semejante o peor?.