Mosqueteros de Yehovah

Ageo Capítulo 1

Introducción

El profeta y su época. La actividad de Ageo registrada en el libro, se extiende desde el sexto mes al noveno mes del 520 a.C., bajo el reinado de Darío de Persia.

El año 538 a.C. Ciro permitió a los judíos cautivos en Babilonia volver a su tierra. Un grupo bajo el mando de Sesbasar aprovechó la ocasión, animado quizás por las maravillosas promesas de Isaías II.

Pocos años después, capitaneados por Zorobabel y por Josué como sumo sacerdote, regresó otra expedición de deportados.

Pero la situación que encontraron fue lamentable, ciudades en ruinas, campos abandonados, murallas derruidas, el templo incendiado.

La predicación de Ageo deja entrever que entre los repatriados cundió el desánimo, de modo que se limitaron simplemente a sobrevivir, reconstruir sus viviendas y trabajar sus campos, descuidando la reconstrucción del Templo y las ilusiones de independencia.

Por otra parte, las relaciones entre los pocos judíos que permanecieron en la tierra y los regresados del exilio con comprensible complejo mesiánico, se deterioró rápidamente.

Tampoco ayudaba el ambiente de revueltas y levantamientos en el imperio babilónico después de la muerte de Ciro, hasta que la mano férrea de Darío I impuso de nuevo una paz asegurada solamente por las armas.

Mensaje religioso. La predicación de nuestro profeta gira en torno a dos temas, el Templo y la irrupción de la era escatológica, el segundo condicionado por el primero.

A diferencia de otros profetas, Ageo no se preocupa de problemas morales, sino del templo como lugar de la presencia del Altísimo en la tierra.

Es esta presencia la que traerá la paz, de la mano de un elegido de YEHOVAH, de un rey de la estirpe de David.

Estas esperanzas mesiánicas las recoge, de momento, Zorobabel, el restaurador del Templo.

El horizonte mesiánico que abrió Ageo, se cumplió en Yeshúa de Nazaret.

El oráculo de la presencia salvadora de YEHOVAH,“Yo estoy con ustedes” (Ageo 1, 13), resonará en las palabras del resucitado, “Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos” (Mateo 20, 28).

Y esta presencia tendrá un nuevo templo: su cuerpo muerto y resucitado, “Derriben este santuario y en tres días lo reconstruiré… pero él se refería al santuario de su cuerpo” (Juan 2, 19. 21).

Capítulo 1

Verso 1

Título del libro. Con el estilo de una crónica se nos informa de la identidad escueta del profeta y de los destinatarios del primer oráculo.

Por lo demás, nada se sabe sobre Ageo. Hemos de suponer que se trata de un profeta cultural de Jerusalén.

Versos del 2 al 15

Primer oráculo. Han pasado varios años desde que Ciro, rey persa, había firmado el edicto que autorizaba el regreso de los desterrados a sus lugares de origen.

Los hebreos regresaron a Jerusalén acompañados por Zorobabel como gobernador y por Josué como sumo sacerdote.

El ánimo y el espíritu inicial era reconstruir tanto la ciudad como el Templo.

Sin embargo, aquel primer impulso se había ido perdiendo y la realidad con que se encuentran es muy diferente, falta de medios, enfrentamientos y acusaciones mutuas entre los que han regresado y los que se han quedado.

En fin, el letargo propio de una religión que había sido sacudida violentamente.

La estrategia de Ageo es animar a todos los fieles a poner mano en la reconstrucción del Templo, como base principal para que YEHOVAH comience a cumplir sus promesas:

1. Mostrar su Gloria (vs 8) para dar sentido a una vida que se afana mucho sin obtener apenas nada, viviendo en casas cubiertas, mientras el Templo se halla en ruinas (vs 4-6).

2. Bendecir a la tierra y sus habitantes con abundancia de frutos hasta ahora ausentes por la carencia del Templo y de la presencia de YEHOVAH (vs 9-11).

Los versos 12-15 registran el efecto obediente producido por la predicación del profeta.

Pocos, o casi ningún profeta, pudo obtener este resultado tan inmediato de su predicación.

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