Versos del 1 al 12
Empezamos la lectura del libro, por la primera pieza del marco que el autor griego ha sobrepuesto al relato hebreo original.
Al inventar e introducir este prólogo, el autor griego cambia profundamente el tono del libro, más el tono que la sustancia y forma narrativa, le añade un color apocalíptico.
En el aspecto narrativo, el prólogo adelanta el nombre de Mardoqueo, que en el original entra en escena sólo en el capitulo 2.
Además, nos da el esquema de la trama, según modelos tradicionales de la historia de Israel, surge un grave peligro para el pueblo, el pueblo se dirige a YEHOVAH DIOS, ÉL lo libra dándole la victoria.
El esquema, por lo demás, es tan genérico que no quita interés al posible desarrollo del argumento, solamente tranquiliza al lector acerca del desenlace.
La reducción a sueño es muy artificial y poco feliz, se sobreponen imágenes y datos heterogéneos que confunden y quitan vigor.
Por un lado, hay una teofanía, unos dragones y un río caudaloso, por otro, una oscuridad seguida de luz.
Las naciones se mueven contra el pueblo de los justos, dato demasiado abstracto para formar parte de la visión.
No vale defender este sueño apelando a su carácter, estamos acostumbrados a leer sueños bien coherentes en otros pasajes bíblicos, concretamente en el apocalipsis de Daniel.
En realidad, sucede que el autor, falto de auténtica fantasía, ha construido un sueño intelectual, con datos de teofanías tradicionales y siguiendo la moda de usar animales en clave alegórica (Daniel 7), este sueño es una mala alegoría.
Con todo, puede producir algún efecto, los hechos están previstos por YEHOVAH DIOS, se los comunica a Mardoqueo como a un profeta o vidente.
Los hechos son teofánicos, el enemigo encarna el poder hostil al pueblo. El hecho individual del relato adquiere cierta categoría genérica y se podrá leer en nuevas situaciones críticas.
A pesar del tiempo de reflexión concedido a Mardoqueo, el paso del sueño a la narración resulta violento. El lector, sin querer, piensa que Asuero es uno de los dragones.
Verso 2, como el relato original comenzaba el año tercero, el sueño se data con un año de anticipación.
Es de notar en estas novelas tardías el afán de identificar la tribu del protagonista, Tobit de Neftalí, Judit de Simeón, un benjaminita (como Saúl) vencerá a un descendiente de Agag.
En el Verso 3 el judío funcionario en una corte extranjera es poco frecuente en la literatura hebrea de la época, basado en hechos antiguos, Nehemías en la corte de Persia y en la corte de Senaquerib se encuentra un Tobías escribano.
Se refiere a la primera deportación, del 597 en el Verso 4, como la dinastía persa de Ciro ocupa el trono de Babilonia el año 539 y el primer Asuero o Jerjes comienza a reinar el 486, el narrador introduce una coordenada de ficción.
En el Verso 6 el dragón puede ser de ascendencia mítica y se presenta en el Antiguo Testamento bajo diferentes formas, el monarca asirio en Isaías 14, 29, el monstruo marino que es el mar Rojo (Isaías y Salmos), serpiente del paraíso, Egipto como cocodrilo en Ezequiel 32, perdura en Apocalipsis 12; 13, 2; 16, 13; 20, 2.
¿Resultará correcta esta primera impresión? El epílogo lo dirá.
El Verso 7 La raza de los justos es obviamente el pueblo judío y en el verso 8 es imitación de Sofonías.
Para el verso 10 Isaías 48, 18 y Salmo 46, 5, vemos el verso 12 La solución se dará al final del libro, a la luz de los hechos, no por adelantado, como en el libro de Daniel.