Versos del 1 al 5
Ester invita al rey Asuero y a Amán a este banquete, mostrando valor en su voluntad de comparecer delante del rey sin haber sido llamada por él.
Esto requirió de una valentía especial, porque el rey Asuero no tenía una buena reputación en cuanto al trato que daba a sus reinas.
Ester también mostró tacto, al no hacer su petición de una manera brusca ahí mismo.
Quería primero ganar la confianza del rey y quería que Amán estuviera presente en el banquete para exponer su maldad.
Versos del 6 al 8
La petición de Ester en el primer banquete al rey Asuero, el rey le ofreció otorgarle hasta la mitad de su reino dos veces.
Era la expresión de un proverbio más que una oferta literal, Ester por su parte, aplazó la petición por un día más, prometiendo revelarla en un segundo banquete, al día siguiente.
La petición de Ester era de suma importancia, implicaba la vida de todo el pueblo Judío amenazado con ser exterminado en todo el imperio Persa.
Antes de manifestar su petición, se aseguró de presentar una ofrenda de proporción doble, extravagante, para que el corazón del rey desarrollara el anhelo de premiar la honra.
Versos del 9 al 13
Amán siendo honrado tanto por el rey como por la reina de Persia, la desaprobación de Mardoqueo lo hace sentirse sin valor, esta es una descripción certera de cómo las recompensas del mundo son huecas.
Estas inseguridades de Amán y la necesidad de ser reconocido por todos, significan que él nunca podrá ser feliz.
La intención de YEHOVAH DIOS es que esa necesidad de aceptación que todos tenemos, sea suplida en Yeshúa Ha Mashiaj, porque somos aceptos en Él, Amado por quienes somos en Yeshúa (Efesios 1, 6).
YEHOVAH DIOS no iba a permitir que la furia de Amán entrara en vigor,el problema de Amán no era Mardoqueo, era el vacío que había en su corazón.
El alma fue hecha para YEHOVAH DIOS y nada más que ÉL puede llenarla y hacerla feliz.
Verso 14
Amán felizmente recibe consejo para solicitar la ejecución de Mardoqueo al siguiente día de la segunda fiesta.
Para estos amigos de Amán no era suficiente solo castigar al pueblo de Mardoqueo (recordemos el genocidio contra los judíos que ya estaba en proceso) o simplemente matarlo.
Ellos querían que Amán solicitara una humillante y pública ejecución en una horca de cincuenta codos (25 metros) de altura, esta horca no era para colgar a la víctima, sino para matarla de una manera muy violenta.
Una estaca puntiaguda se clava en el piso, se coloca al culpable sobre la punta filosa y se le hala de las piernas hacia abajo hasta que la estaca que le penetra pasa por su cuerpo y le sale por el cuello.
Una espantosa forma de castigo, la cual denotaba un exceso de maldad, el culpable vive un tiempo considerable en una enloquecedora agonía.
Nunca debemos subestimar el poder destructivo del odio, el mismo odio violento e irracional que hizo que Amán buscara la muerte de Mardoqueo de esta manera.
Es el odio violento e irracional que hizo que el hombre buscara la muerte de Yeshúa Ha Mashiaj en una cruz.