Esto comienza una larga sección en el Libro de Job donde los amigos de Job lo aconsejan y él les responde.
Sus amigos hablan en más o menos tres rondas, con cada discurso siendo seguido por una respuesta de Job.
Al final de estos discursos, YEHOVAH DIOS les responde a Job y sus amigos y sella la disputa.
Versos del 1 al 6
Elifaz llama a Job a recordar el consejo que él mismo ha dado a otros como protector de los débiles.
Elifaz era de Temán, una ciudad edomita, que era conocida como un centro de sabiduría (Jeremías 49, 7).
Con este diplomático comienzo, Elifaz inicia su discurso. Podríamos decir que se ganó su derecho a hablarle a Job porque, en una muestra notable de amistad, se sentó sin hablar él durante toda una semana para mostrar sus simpatía y hermandad con el afligido hombre (Job 2, 11-13).
Elifaz se siente obligado a hablar, su amor y preocupación por Job lo motivaban fuertemente a ayudar a su sufriente amigo. Sin embargo, veremos después que su consejo y el resto de los consejeros eran equivocados (Job 42, 7-8).
Él comenzó a confrontar a Job con lo que él consideró era su problema. Esto le requirió de gran valor, él fue el primero en hablar y le habló a un hombre con una reputación envidiable de piedad, y uno que sufría de terrible calamidad.
Sin embargo, él señaló esta aparente contradicción en el lamento de Job registrado en el capítulo anterior. “Que este hombre que ha enseñado y consolado a tantos en su momento de necesidad ahora parece desesperar en su propio tiempo de necesidad”.
Aquí ya hay una insinuación de que Job es incapaz de aplicar a sí mismo lo que él predicaba a otros.
“Los hombres son mejor conocidos por su aflicción, esto ahora mostró de qué metal estabas hecho, porque ahora te apartas de tu temor de YEHOVAH DIOS y de toda tu confianza y esperanza en ÉL”.
Esto da comienzo a una sección donde Elifaz y otros, intentarán hacer que Job vea que sus problemas han venido sobre él por algún pecado de su parte, que debería confesar y arrepentirse de su pecado a fin de ser restaurado.
Elifaz comenzó tomando como referencia la queja de Job registrada en el capítulo 3.
Él razonaba que Job no se quejaría de esta manera a menos de que fuera culpable de alguna forma, que su conciencia culpable era la raíz de su sufrimiento.
Como se confirmará más adelante, esto era una asunción falsa.
La queja de Job era simplemente el llanto de una vida en dolor y no porque consciente o inconscientemente entendiera que merecía esta calamidad debido a su pecado.
Versos del 7 al 11
Elifaz explica lo que él cree que es la fuente de los problemas de Job.
Aquí Elifaz llegó al corazón de su argumento, osadamente dijo que Job era culpable de algún pecado porque los inocentes no sufren como él lo ha hecho y los rectos no son destruidos como él ha sido.
En este contexto, “destruido” significa “ser abandonado por YEHOVAH DIOS y la bondad”. Más adelante, en israelí, a menudo llevará el significado de ser ejecutado.
Elifaz habló convincentemente desde su propia experiencia “como yo he visto”. Job estaba cegando injuria, así que debió haber arado pecado “iniquidad” y sembrado semillas de injuria.
El consejo de Elifaz está lleno de sentido común y está enraizado en sus propias observaciones y experiencias, incluso podríamos decir que la mayor parte del tiempo es verdad y comúnmente puede ser considerado como verdad.
Sin embargo, también sabemos que en el caso de Job estaba equivocado y el consejo estaba equivocado, recordando la evaluación de YEHOVAH DIOS sobre Elifaz y los consejeros de Job en Job 42, 7.
Muchas personas en la actualidad creen el consejo de Elifaz y creen que es una ley espiritual absoluta en vez de un principio general. Algunos toman el pasaje de Gálatas 6, 7 “No se engañen: nadie se burla de DIOS. Se recoge lo que se siembra”
Sin embargo, es importante entender el contexto de la afirmación de Pablo, la cual era exhortación y ánimo para que los cristianos dieran materialmente para el apoyo de sus ministros, el principio de Gálatas 6, 7 tiene aplicación más allá de dar y apoyar a maestros y ministros.
Tiene una aplicación general en la vida, lo que obtenemos es con frecuencia lo que pusimos. Pablo simplemente relacionaba el principio de sembrar y cosechar a la manera en que manejamos nuestros recursos delante del Altísimo. Él usó la misma imagen en 1 Corintios 9, 11 y 2 Corintios 9, 6-10.
Elifaz aquí claramente insinuaba que el sufrimiento de Job vino como juicio de YEHOVAH DIOS en su contra, que el soplo de su ira le quemaba en contra.
La idea es que el simple soplo de su ira es suficiente para destruir a los enemigos de YEHOVAH DIOS. “Él no se pone en demasiado sufrimiento para castigarlos, sino que los manda lejos como a muchos montones de polvo”.
Elifaz ilustró la imagen de cuán fuerte es la ira de DIOS, que es lo suficientemente fuerte para humillar e incluso derrotar a fuertes leoncillos. La idea es que la ira de DIOS también ha traído abajo a Job.
Versos del 12 al 16
Un espíritu viene a Elifaz de noche, afirmando que recibió esta palabra en un sueño, cuando el sueño cae sobre los hombres, y que lo recibió por un espíritu que pasó delante de sí en su sueño.
Elifaz refuerza la autoridad de sus palabras apelando a lo sobrenatural, una experiencia inquietante que pone los pelos de punta en la cual él recibió un oráculo.
Las palabras en la siguiente sección vinieron a Elifaz de este extraño y misterioso espíritu.
“Que vino del cielo o del infierno”, no sabemos, porque su comunicación muestra y aflige a una herida, sin proveer una cura.
Versos del 17 al 21
En estos versos indica lo que dijo el espíritu. Elifaz resalta la pecaminosidad del ser humano.
La idea es clara, “Job, todos pecamos. No hay gran pena en admitir que has pecado y que por eso esta calamidad ha venido sobre ti”.
Elifaz hizo este interesante comentario para señalar la debilidad espiritual y moral del ser humano. El señalaba que incluso los ángeles caían en necedad, por lo tanto, no debía sorprender a nadie que el hombre, incluido Job también haya caído en necedad.
Esta declaración se acercó más a la verdad de lo que Elifaz sabía.
Fue uno de estos ángeles cargado con necedad, el mismo Satanás, quien era la causa real de la calamidad de Job.
Satanás también guio a un gran número de seres angelicales en rebelión contra Dios (Apocalipsis 12, 4. 9).
La Biblia también dice que, en la era venidera, el hombre redimido de alguna manera juzgará a estos ángeles caídos (1 Corintios 6, 3). Elifaz estaba en lo correcto en este punto, notó necedad en los ángeles.
Todo es muy hermoso, pero absolutamente corto de vista. Elifaz no tenía conocimiento de esas reuniones secretas en el cielo y estaba cometiendo el error de intentar presionar todas las cosas para que encajen en su filosofía.
El orador parece serenamente inconsciente de que estaba diciendo cualquier cosa que podía conducir a un cuchillo al hombre torturado.
Se dejó llevar tanto por las olas de su propia elocuencia y fue tan absorbido en el ensartar los elementos de un todo artístico, que se olvida de las mismas penas que había venido a consolar.