Mosqueteros de Yehovah

Job Capítulo 5

Versos del 1 al 2

Elifaz apela a la sabiduría común, rogaba a su amigo Job que escuchara a la razón y estuviera de acuerdo con la sabiduría común acerca de Job y su problema.

Si simplemente consultara a cualquier persona piadosa, le dirían lo mismo que le dijo Elifaz, ¿Y a cuál de los santos te volverás?.

Elifaz no acusó directamente a Job, más bien le sugirió a Job que hiciera todo lo posible para no ser como un necio que será asesinado por la ira.

Versos del 3 al 7

El destino del hombre necio, eran referencias de doble intención para Job y sus hijos.

Elifaz argumentaba que el hecho que un desastre tan grande cayera sobre ellos, probaba que eran necios y estaban en pecado.

Él creía que esta aflicción no llegó a Job de la nada, no solo brotó de la tierra. La implicación es clara, esta aflicción vino sobre Job de parte de YEHOVAH DIOS.

Las aflicciones no solamente brotan como las hierbas en el campo. Él estaba insinuando que uno debe sembrar y cultivar las aflicciones.

Este punto conecta con el que Elifaz acaba de hacer. Las aflicciones no le llegan al hombre de la nada, llegan como juicio de parte de YEHOVAH DIOS o por lo menos, porque el hombre ha sembrado aflicciones y ahora las cosecha.

Y como, así como es verdad que las chispas se levantan para volar, también es verdad que el hombre nace para la aflicción, entonces también se podría decir que todos los hombres pecan y merecen la aflicción y los problemas que les llegan.

Versos del 8 al 16

Elifaz alaba la omnipotencia y la justicia de YEHOVAH DIOS, lo dijo de manera diplomática, que Job no estaba buscando a YEHOVAH DIOS ni tampoco le encomendaba a él su aflicción.

Según el consejo de Elifaz, esta es la razón por la que Job debería buscar a YEHOVAH DIOS y encomendarle su camino a ÉL.

Es porque el Señor es un gran YEHOVAH DIOS, grande tanto en su poder sobre la creación, da la lluvia sobre la faz de la tierra, como en su justicia moral, frustra los pensamientos de los astutos, la iniquidad cerrará su boca.

Una vez más, la implicación es clara, Elifaz creía que la justicia de YEHOVAH DIOS, en este momento presente, trabajaba contra Job porque él se encontraba en pecado y se negaba a verlo.

Sin embargo, si tan solo Job pudiera ver esto y se arrepintiera, tal vez la justicia de YEHOVAH DIOS comenzaría a trabajar otra vez a su favor.

Estas líneas son un buen ejemplo del género del himno en la poesía. Un himno de credo similar aparece en Isaías 44, 24-28.

Es por eso que el apóstol Pablo pudo citar una línea de Job 5, 13 en 1 a los Corintios 3, 19 “El prende a los sabios en la astucia de ellos”.

Pero en el caso de Elifaz lo que es totalmente verdad es mal aplicado, la enfermedad no es el lugar para críticas teológicas que pueden terminar haciendo más daño que bien.

Las grandes verdades mal aplicadas, solo lastiman más a aquellos que ya se encuentran en dolor.

Así libra de la espada al pobre, de la boca de los impíos, “Por lo tanto el significado es el mismo que en Salmos 57, 5; 55, 22; 64, 4. “Boca”’ es puesta por el filo de la espada.

Versos del 17 al 26

Elifaz atribuye el sufrimiento de Job a la disciplina de YEHOVAH DIOS por el pecado en su vida.

Con poder poético, Elifaz enfatiza su punto de que los problemas de Job son debido a que YEHOVAH DIOS castiga a sus hijos pecadores y él es uno de esos hijos pecadores.

Elifaz no deseaba empujar a Job a la desesperación, él creía que Job no debía menospreciar este trabajo correctivo en su vida, sino más bien que se humillase a sí mismo bajo este, abandonara su pecado y aprendiera de esto.

Quería animar más a Job. “Job, YEHOVAH DIOS sanará tus llagas, te librará si confiesas tu pecado y te vuelves a ÉL”.

Él continuó y describió en detalle todas las bendiciones de la restauración que vendrían a la vida de Job, si tan solo se arrepintiera y se volviera a YEHOVAH DIOS, Del azote de la lengua serás encubierto. “De la destrucción y del hambre te reirás, sabrás que hay paz en tu tienda”, y continúa.

Verso 27

Elifaz declara su confianza en sus palabras, quería persuadir a Job, así que dio su declaración de autoridad de conocimiento comunal, he aquí lo que hemos inquirido.

“Job, estamos todos juntos aquí, tus amigos y consejeros, hemos investigado esto cuidadosamente y sabemos de lo que hablamos”.

Vale la pena recordar que YEHOVAH DIOS selecciona a Elifaz al final del libro para una reprimenda especial.

“YEHOVAH DIOS dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job” (Job 42, 7).

El error de Elifaz no fue que la doctrina no fuera sana, es su ineptitud como consejero. Las palabras verdaderas pueden ser medicina ligera para un hombre en las profundidades.

Elifaz dijo esto con absoluta confianza. “Job, el principio de YEHOVAH DIOS de causa y efecto junto con tu reacción a tu calamidad prueba que estabas y sigues en pecado y que debes arrepentirte para ser restaurado”.

Para él y el resto de los amigos de Job, esto era tan evidente que no necesitaba ser probado, simplemente con absoluta confianza explicó, “lo cual es así”.

No es lo que Elifaz sabía lo que era incorrecto, es lo que ignoraba, el propósito oculto de YEHOVAH DIOS, que hacía que toda su hermosa poesía y gran verdad fuera solo cepo para Job.

En la mente de Elifaz, Job solo necesitaba aceptar estas evidentes verdades para poder encontrar respuestas a su presente crisis.

Su persistente error era el de intentar explicar todo con su conocimiento, el cual, espacioso como era, seguía siendo al mismo tiempo, estrecho.

El discurso termina con una exhortación algo autocomplaciente para el pobre hombre torturado, “lo hemos buscado así que así es. Nosotros, hombres sabios apostamos nuestra sabiduría y reputación a que esto es verdad”.

Grande es la autoridad. Una onza de compasión habría hecho más para recomendar la doctrina que una tonelada de autoconfianza dogmática.

Es una de las ironías supremas de este libro, que solo después de la llegada de estos buenísimos amigos suyos, Job realmente pierde el control de sí mismo y comienza a caer en la desesperación.

Su pedante teología, su celo reformador y su sutil menosprecio son más de lo que el hombre puede tomar, sin duda esta traición por parte de sus amigos es su prueba final y más severa.

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