Versos del 1 al 18
No podía faltar en la semblanza de Tobías la inspiración profética, rasgo característico de las figuras cumbres de Israel.
Este cántico nos da una idea de la altura moral que alcanzaban los profetas israelitas, cuando se remontaban sobre la esfera de sus experiencias personales.
Cantando las divinas alabanzas en nombre de toda la nación y escudriñar los destinos reservados a ésta en el porvenir de los tiempos mesiánicos.
El viejo Tobías nos explica aquí el sentido de nuestro destierro, pues todos los que vivimos con Cristo somos semejantes a los desterrados y destierro siempre significa una infinidad de sufrimientos hasta llegar a la patria celestial.
Quedamos materialmente en el mundo, aunque espiritualmente estamos separados de Yeshúa ha Mashiaj.
Estamos en el mundo aun llevando hábitos y viviendo detrás de los muros que son los mandamientos estrechos.
Lo que nos distingue del mundo, es el espíritu, el espíritu de Cristo, el espíritu de amor.
Según el verso 5 YEHOVAH DIOS los castiga por sus propias iniquidades, es una profecía que se cumplió cien años después en la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor, en la deportación de los judíos a Babilonia y sobre todo en su nueva destrucción por Tito (el año 70 después de Cristo).
Yeshúa Ha Mashiaj la profetizó también en Mateo 24, juntamente con su Parusía o segunda venida al fin de los tiempos.
En el Verso 8 hay una invitación al arrepentimiento. La misericordia de YEHOVAH DIOS es ilimitada: “Alaben al Señor porque es bueno y porque es eterna su misericordia” (Salmo 135, 1).
Es éste el elogio más repetido en toda la Escritura, por donde vemos que ninguna otra alabanza es más grata a que ésta, que se refiere a su Corazón de Padre.
“¿Qué es el pecado ante la misericordia de YEHOVAH DIOS? Una telaraña que desaparece para siempre al soplo del viento”, (Santiago 5, 8; 1 Pedro 4, 8).
Véase lo que dice María en Lucas 1, 47, en el Magníficat y como Jonás 2, 2 este admirable cántico está lleno de textos tomados de los Salmos.
Tobías habla muy poco del favor personal que él había recibido de lo Alto, casi inmediatamente generaliza de las misericordias divinas hechas a su propia persona, pasa aquellas de las que todo Israel debía ser objeto.
Este hermoso poema va mucho más allá del tiempo presente, predice y describe el glorioso futuro del pueblo de YEHOVAH DIOS, al que la penitencia habrá transformado, Romanos 11, 25-26.
Morada se refiere al templo de Jerusalén, citas referenciales Isaías 60, 1-9; 49, 17-26; Ezequiel 37, 21-28.
En el Verso 13 muestra como numerosos pueblos vendrán de lejos a traer presentes para el Rey del Cielo, Salmos 68, 30; 102, 16-17; Isaías 54, 15; 55, 5; 60, 1-6; 61, 5; Ezequiel 36, 23; 37, 28; Miqueas 4, 2; Zacarías 8. 13 y 22.
En el Verso 14 dice “Malditos sean los que te odian, pero sean benditos para siempre los que te aman” Génesis 12, 3; 27, 29; Números 24, 9; Salmo 121, 6.
Finalizando, habla proféticamente de sucesos futuros como si ya hubieran sucedido.
Se refiere al triunfo final de la Misericordia de YEHOVAH DIOS sobre su pueblo incrédulo, tal como nos lo muestra San Pablo (Romanos 11, 31).
Al igual que en Apocalipsis 21, el cántico cierra con la descripción de la Jerusalén Celestial.