Versos del 1 al 7
Los hijos de Esaú eran parientes distantes para el pueblo de Israel, 400 años antes, el hermano de Jacob era Esaú.
YEHOVAH DIOS no quería que Israel tomara la tierra que ÉL le había dado a Esaú y sus descendientes, los edomitas. Edom era un sobrenombre de Esaú.
Posiblemente, el edomita más famoso del Nuevo Testamento fue Herodes el Grande.
Él era odiado por los israelitas porque era edomita, pero quería ser recibido y aceptado como judío.
No se metan con ellos, porque no les daré su tierra, se refiere a que Israel no era solamente un ejército que conquistaba, dispuesto a tomar cualquier tierra.
Probablemente era lo suficientemente fuerte para conquistar la tierra de Edom, pero Israel sólo recibía lo que YEHOVAH DIOS les había prometido.
YEHOVAH DIOS le ordenó a Israel que trataran a los edomitas con respeto, a pesar de que pudieron haberlos dominado por ser una nación más fuerte.
La manera en que tratamos a aquellos que son más débiles que nosotros, es una buena manera de medir nuestro carácter.
Cuando tenemos la capacidad de dominar o abusar de otros y no lo hacemos, demuestra que tenemos un buen carácter.
Por algunas de estas razones, YEHOVAH DIOS le mandó a Israel que tratara bien a la nación de Edom.
Versos del 8 al 15
Los moabitas también eran parientes lejanos de Israel, ellos descendían de Lot, quien era el sobrino de Abraham.
Al igual que con Edom, YEHOVAH DIOS no quería que Israel molestara a Moab, ni empeñaran con ellos en guerra, su tierra no era la tierra que YEHOVAH DIOS quería darle a Israel.
Una de las moabitas más famosas de la Biblia fue Rut. Ella era una mujer moabita que se casó con un hombre israelita llamado Booz y fue abuela del Rey David y uno de los ancestros del Mesías.
Los moabitas eran de renombre porque habían vencido a un pueblo canaanita conocido como los de Emim, quienes eran una raza grande y temible como los de Anac.
El término traducido como gigantes, es la palabra hebrea “rephaim”.
El término “rephaim” usualmente es traducido como “gigantes”, por el hecho que eran de gran estatura, pero en realidad significa “los temibles”.
Los Gigantes era un grupo grande y agresivo, que habitaban en Canaán antes que los israelitas.
En el área este del Río Jordán, eran conocidos por muchos nombres, los moabitas los llamaban Emim, los amonitas los llamaban Zamzumitas (Deuteronomio 2, 20).
En estos breves versos, Moisés cubre treinta y ocho (38) años de Israel vagando en el desierto.
Este fue un periodo en el que solamente estaban tomando tiempo, esperando que muriera la generación incrédula para que la generación de Fe tomara la Tierra Prometida.
Versos del 16 al 23
Como con los edomitas y moabitas, la tierra de los amonitas tampoco era tierra para el pueblo de Israel.
Versos del 24 al 37
A causa de este rechazo, Israel peleó una batalla registrada en Números 21.
Ellos habían pedido simplemente pasar con seguridad, por la tierra de los amorreos pero los rechazaron.
YEHOVAH DIOS trabajó detrás de escenas, endureciendo el corazón de Sijón el rey de los amorreos.
Esto es justo para YEHOVAH DIOS, porque el Creador puede hacer lo que quiera con sus criaturas.
Sin embargo, también era correcto en la manera en que YEHOVAH DIOS lo hizo.
No persuadió a un Sijón renuente para que actuara en contra de Israel, YEHOVAH DIOS, simplemente permitió que el corazón de Sijón siguiera por el camino que quería ir.
No cambió el corazón de Sijón de bueno a malo, sino que lo endureció en su maldad contra Israel.
Lo endureció guiándolo por el camino destructivo, que quería ir para que la tierra de los amorreos fuera posesión y herencia de Israel.
La batalla contra los amorreos, fue de las únicas guerras donde YEHOVAH DIOS les dijo que pelearan y así impartir juicio.
En ella, Israel no solamente iba a derrotar a los amorreos en el campo de batalla, sino también a traer juicio a toda su sociedad.
Treinta y ocho (38) años antes, Israel se rehusaba a ir a la Tierra Prometida porque sentían que eran superados en número en cuanto a ejército.
Aquí, cuando comenzaron a entrar a la tierra por Obediencia, YEHOVAH DIOS, les demuestra cómo pudo haber sido hace treinta y ocho (38) años, si solamente hubieran creído en ÉL.
No hubo ciudad que escapara de nosotros, quiere decir “no hubo ciudad demasiada alta para nosotros”.
Los muros altos de las ciudades canaanitas habían intimidado a Israel hace treinta y ocho (38) años, Deuteronomio 1, 28.
Pero caminando por Fe, ahora eran nada delante del Señor YEHOVAH DIOS.