Versos del 1 al 14
El verso 1 introduce con toda solemnidad una serie de oráculos favorables a Jerusalén y a Judá.
La esencia de esta sección está en el mensaje de liberación definitiva de Jerusalén que será convertida en “copa embriagadora” (vs 2).
Y en “piedra que hiere” (vs 3), mas no triunfará Jerusalén sobre sus enemigos por sí sola, sino por la ayuda efectiva de su DIOS YEHOVAH.
ÉL mismo espantará los caballos, asustará a los jinetes y cegará los caballos de los paganos (vs 4).
Todos reconocerán que Jerusalén ha cobrado su fuerza a causa de su YEHOVAH (vs 5-9).
El verso 10 describe la efusión del Espíritu sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén, con el fin de introducir un pasaje de difícil interpretación.
Ese espíritu será de gracia y de súplica, que les permitirá mirar con dolor al traspasado (vs 10b-14).
El verso 12 es la profecía 33 de su Muerte y el verso 14 es la profecía 34 y 35 de su Muerte.
¿Quién es ese traspasado? El contexto nos habla del mismo YEHOVAH. El Nuevo Testamento aplicará esta profecía a Yeshúa en la cruz (Juan 19, 37).