Versos del 1 al 7
El ángel va a Ragués para cobrar el dinero
Entonces Tobías llamó aparte al ángel a quien tenía por un hombre, y le dijo: “Hermano Azarías, te suplico que oigas mis palabras. Aun cuando yo me diese a ti por esclavo, no podría pagar como debo tu cuidado”.
Los esclavos eran propiedad de sus amos, como Pablo le dice a los creyentes en 1 Corintios 6, 19-20: “Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio”.
Los doulos no existen en un mundo autónomo y sin reglas, nosotros no somos los dueños de nuestro destino, ni los capitanes de nuestras almas.
Fuimos comprados con un precio, por lo que pertenecemos a aquel que ha pagado ese precio.
“Por lo tanto, si hemos sido comprados por precio, debemos honrar en espíritu, alma y cuerpo a YEHOVAH DIOS” somos su propiedad exclusiva que implica sumisión completa.
Si pertenecemos a Cristo, si Él es dueño de nosotros, entonces lo que debe gobernar nuestra vida no es nuestra voluntad, sino la voluntad de nuestro Amo, estamos consagrados a Yeshúa Ha Mashiaj, Sabiduría Encarnada, para Gloria del Padre.
En el Verso 3 dice esto: “no obstante te ruego que tomes caballerías y criados, para ir a Ragués, ciudad de los medos, donde devolverás a Gabael su recibo recobrando de él, el dinero y le convidarás a venir a mis bodas”.
Ragués es la ciudad de Gabael, aquí se infiere que Ragüel vivía en Ecbátana y no en Ragués, como dice la versión latina (Tobias 3, 7; 6, 6).
Versos del 8 al 12 faltan en el Griego
Gabelo en casa de Ragüel encontró a Tobías sentado a la mesa, el cual se levantó al punto y los dos se besaron. Gabelo lloró, y alabando a YEHOVAH DIOS
Vemos aquí un hermoso ejemplo de bendición paterna, que muchos olvidan por la distracción del día a día.
“La bendición del padre afirma las casas de los hijos” (Eclesiástico 3, 11; Génesis 27, 28; 49, 1).