Tobías Capítulo 10

Versos del 1 al 7a

Ansia de los padres de Tobías por su tardanza ¿Quién no ha pasado las mismas inquietudes? Pero la Fe de Tobías triunfa de ellas.

Como lo dice Hebreos 11, 1 “Ahora bien, la Fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven”.

Además, también su madre derramaba sin cesar lágrimas como se observa en el verso 4, decía: “¡Ay, ay de mí, hijo mío! ¿Para qué te hemos enviado a lejanas tierras, lumbrera de nuestros ojos, báculo de nuestra vejez, consuelo de nuestra vida, esperanza de nuestra posteridad?”.

Tobit se mantenía firme, con paciencia y perseverancia, en la fidelidad a YEHOVAH DIOS en quien había puesto toda su confianza.

Versos del 7b

Tobías se despide de Ragüel. Ragüel decía a su yerno: “Quédate aquí, que yo enviaré a tu padre Tobías noticias de tu salud” y Tobías le respondió: “Yo sé que mi padre y mi madre están ahora contando los días y que su espíritu se consume en ansiedades”

Y después de haber hecho Ragüel repetidas instancias a Tobías, sin que éste en lo más mínimo oyera sus razones, le entregó a Sara, con la mitad de su hacienda en siervos y siervas, en ganados, en camellos, en vacas, y con una gran cantidad de dinero. Así le dejó ir de su casa, sano y gozoso (Verso 10).

Es preciso no perder de vista la presencia del Ángel Custodio que, por orden de YEHOVAH DIOS, nos guarda en el camino de la vida (2 Macabeos 11, 8-10).

Debemos agradecerle por sus desvelos y no entristecerle con nuestros pecados. Los ángeles de la paz, dice Isaías, llorarán amargamente (Isaías 33, 7).

En el Verso 12 Y tomando los padres a su hija, la besaron y la dejaron ir, confiando en respetar el mandamiento de honrar a padre y madre, sus suegros como sus propios padres.

Amonestándola que honrase a sus suegros, ama al marido, cuide de su familia, gobernase la casa y se portase de un modo irreprensible.

Estas pocas palabras son todo un compendio de las obligaciones propias de una mujer casada.