Mosqueteros de Yehovah

Sirácides Capítulo 36

Versos del 1 al 9

Oración por Israel. Esta oración de súplica al Señor se puede dividir en dos partes.

La primera parte pide a YEHOVAH DIOS que con urgencia intervenga contra los enemigos de Israel, contra los gentiles (vs 2), aunque inmediatamente solicita que amenace con su mano “al pueblo extranjero” (vs3).

Se refiere al imperio griego, específicamente a Antíoco III, rey seléucida que gobernó entre el 223 y el 187 a.C.

Vivían en una situación de opresión por la que estaba pasando la porción del pueblo que vivía en tierra judía sometido política y culturalmente a los seléucidas.

Ellos día a día presionaban más para helenizar sus territorios lo cual iba en detrimento de la mentalidad, la religión y la cultura judía.

La prepotencia del opresor lo lleva a lanzar expresiones como: “no hay como nosotros” (vs 9), a la cual, el que ora al Señor, confiesa con convicción “no hay Dios fuera de Ti” (vs 4).

Convicción que implica creer que, así como YEHOVAH DIOS castigó a Israel, también castigará a las demás naciones para demostrar su Poder y su Gloria.

Versos del 10 al 17

Se centra en el pueblo de Israel para el cual se pide su unificación. Hay que recordar que ya para la época del autor, se habla de “judíos de la dispersión”.

Esto es, colonias de judíos que vivían en muchas otras ciudades fuera de sus fronteras, dispersos por otros lugares del Cercano Oriente, como Mesopotamia y Egipto.

Los anhelos del autor son volver a tener a todo el pueblo unificado y reunido en torno a los lugares más cargados de valor simbólico: Sión (Jerusalén) como ciudad propiedad de YEHOVAH DIOS y el Templo como lugar concreto de Su Morada.

Versos del 18 al 27

Elección de mujer. El ideal de la armonía de la creación se hace más real y concreto en las relaciones conyugales.

Es allí donde el proyecto de crecimiento, el amor y la ayuda mutua adquieren el carácter realmente humano y por tanto inteligente.

El fundamento Bíblico para la concertación de voluntades en la generación de un matrimonio, viene dado por tener yugo igual, reconociendo el temor de YEHOVAH DIOS.

Mostrando la posición y la función que corresponde a cada uno de los contrayentes del Pacto Matrimonial.

Para lograr este propósito se desarrolla la construcción del Ketuvá o documento de compromiso matrimonial, donde las familias se obligan a cumplir con los requerimientos exigidos o negociados para dar lugar a la materialización del vínculo matrimonial.

En el documento se estipulan los detalles de la casa de habitación, manutención, obligatoria fidelidad mutua, procreación, vinculación de propósitos, estipulación de la dote, causales de disolución del matrimonio.

Y sobre todo se exige el comportamiento cónsono en cuanto a la obediencia, los mandamientos de YEHOVAH DIOS, por parte de los contrayentes.

El hombre que teme al Señor, no dudará en privilegiar las cualidades espirituales, por sobre las corporales, en la mujer que pretende.

Otro tanto, es la actitud devocional de la mujer que ha sido llamada al vinculo devocional matrimonial, quien se hace consciente y es capacitada para asumir su rol de acuerdo al estipendio Bíblico.

La esposa constituye un don del Señor que otorga prosperidad al marido, puesto que ha hallado su ayuda semejante.

El varón que no se compromete tomando esposa, no es digno de confianza, cuando su actitud, es semejante a un ave de rapiña.

Solo quiere aterrizar en cultivos ajenos, dañar el producto de la tierra y migrar hacia otro campo.

Es un pervertido que aspira a una vida de placer, huyendo del sufrimiento propio, del que se compromete a cuidar y cultivar su campo fielmente.

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