Versos del 1 al 13
Prestar. En consonancia con la devoción y veneración que siente Ben Sirá por la Torá, aborda aquí el tema del auxilio al necesitado bajo el aspecto del préstamo.
Lo cual es visto como una obra de misericordia, establecida en la ley mosaica (Éxodo 22, 25; Levítico 25, 35-37; Deuteronomio 15, 7-11; 23, 20; 24, 10-13).
Y al tiempo que recomienda auxiliar al prójimo en este sentido, también recomienda ser muy solícito a la hora de devolver lo que ha tomado prestado, hay que pagar pronto lo que se debe al prójimo.
Con estas recomendaciones, el autor hace ver los “riesgos” que se corren al prestar dinero al prójimo, muchas veces se pierde lo prestado y se pierde también al amigo (vs 4-7).
En relación con este tema está también el de la limosna, como una práctica que no sólo beneficia al necesitado, sino que atrae mucho bien al que la da (vs 8-13)
Versos del 14 al 20
Fianza. En relación con el tema de los préstamos, encontramos esta enseñanza sobre la fianza, como una forma también de auxiliar al amigo (vs14)
Y si uno ha sido beneficiado por un fiador, no hay que olvidar ese favor (vs 15).
También se resaltan aquí los riesgos que se corren fiando a otra persona, muchas veces podría ocasionar la ruina del fiador (vs 17-18).
Sólo se es fiador al que es más cercano a ti, el que camina en el mismo propósito.
Versos del 21 al 28
En casa ajena. En conexión con los dos temas precedentes, encontramos la situación del que no tiene ni siquiera lo mínimo para vivir, está expuesto al maltrato, a la burla y, en definitiva, a andar errante.
En labios de un profeta, este capítulo tendría unas connotaciones abiertamente de denuncia y de amenaza contra los ricos, los acaparadores y los egoístas.
Sin embargo, así como nos lo presenta Ben Sirá, nos sirve para hacernos una idea de la situación socioeconómica de la época, que ya podemos concluir, que estaba claramente definida como una sociedad injusta.
Donde unos pocos eran los dueños de mucho y muchos, dueños de casi nada o de nada, destinados a una lucha agobiante por la subsistencia.
Por la Biblia sabemos que tratando de responder a estos extremos de empobrecimiento, surgieron dos instituciones en el Antiguo Testamento que deberían haberse puesto en práctica sin ninguna vacilación, puesto que ambas, eran de obligatorio cumplimiento ya que están contempladas en la Ley de Moisés.
Se trata del “goelato” (Levítico 25, 25) que exigía al pariente más cercano de un endeudado rescatar el bien o la prenda dejada al prestamista.
Y en el caso extremo de un endeudado que hubiera tenido que someterse a su acreedor como prenda o como pago, el “goel” debía pagar su rescate.
La otra institución era el “año sabático” (Deuteronomio 15, 1-11) transformada por el Levítico en “año jubilar”, que contemplaba la liberación de esclavos, condonación de deudas y recuperación de los bienes dejados en prenda.
Con esta institución se buscaba una nivelación periódica de la sociedad para evitar ese desequilibrio extremo entre enriquecidos y empobrecidos
De aplicarse como está escrito, actualmente se alcanzaría el nivel de justicia establecido de acuerdo a la Palabra de YEHOVAH DIOS.