Versos del 1 al 25
Juicio de los primogénitos. Con la misma técnica que los pasajes anteriores, ahora se establece la correspondencia entre la décima plaga del Éxodo y la salida de los israelitas del país.
En castigo por su decisión de matar a los primogénitos (Éxodo 1, 22–2,10), los egipcios son condenados a perder a los suyos (Éxodo 11, 4-6; 12, 29-32), así entendieron que Israel era Hijo de YEHOVAH Dios.
El libro del Éxodo no establece relación alguna entre estos dos acontecimientos, pero como ya se ha comprobado en otras ocasiones, la Sabiduría toma como base las narraciones antiguas, a las que suma otras tradiciones para iluminar la situación presente.
Son interesantes algunos detalles, como la alusión a las promesas de los Patriarcas (vs 6; Génesis 15, 13-14; 46, 3-4).
La transposición al pasado del modo de celebrar la Pascua, cuando se entonaba el “Hallel” (vs 9; Salmo 113-118) o la palabra como instrumento ejecutor de los juicios divinos (vs 15; Jeremías 23, 29; Oseas 6, 5) Sabiduría 18, 20-25 Expiación.
En este apartado, siguiendo el modo de exposición anterior, se recoge el relato de la plaga que los israelitas sufrieron en el desierto (Números 17, 8-15).
No se está haciendo un paralelo con los egipcios, sino que, precisamente, se destaca la diferencia, la plaga no se prolongó, gracias al sacerdote Aarón.
Es interesante la descripción de las vestiduras sacerdotales de Aarón, pues se entremezclan, por un lado, la tradición Bíblica.
Por ejemplo, “las cuatro hileras de piedras talladas” simbolizaban las tribus o los patriarcas, Éxodo 28,15-21 y la “diadema” la grandeza de la dignidad sacerdotal (Éxodo 28,36).
Por otro lado, la tradición judía caracteriza la túnica como el cielo, el ceñidor el océano y los broches de los hombros el sol y la luna.
La historia del pueblo Bíblico está llena de fracasos e infidelidades. Lo más sorprendente es que siempre es YEHOVAH Dios quien toma la iniciativa para que la relación se restablezca.
La prueba más extraordinaria está en la entrega de su propio Hijo, Yeshúa Ha Mashiaj, por ella el creyente reconoce que más importante aún que la justicia es la misericordia.