Versos del 1 al 14
De nuevo suscitará YEHOVAH DIOS un descendiente de la casa de David para levantar y sostener a su pueblo.
Su autoridad tendrá el respaldo del Altísimo (Miqueas 5, 1-3).
Estos versos evocan la antigua ideología sobre la descendencia davídica; se insiste en el origen humilde y en su reinado de paz.
Lo que hace pensar que se trata tanto de la intuición sobre el advenimiento del rey mesiánico, como del destino de Israel entre las naciones (Isaías 11).
Versos del 4 al 8
De nuevo la lectura “facilista” del futuro: el pastor que YEHOVAH mismo suscitará tendrá que aniquilar a los mayores enemigos del pueblo (vs 4).
Breve descripción sobre lo que será el “resto” de Israel entre los demás pueblos. Nótese el tono pacífico, sereno y hasta benéfico de ese “resto” entre las naciones (vs 5-6).
Otra concepción diferente sobre ese mismo “resto” de Israel entre los pueblos. Véase el tono violento y revanchista (vs 7-8).
Versos del 9 al 14
Este capítulo se cierra con la intervención de Miqueas. Insiste en los días difíciles que se avecinan.
Para que el “resto” del que habló en el verso 6 pueda tener las connotaciones allá descritas.
Se hace necesaria una muy profunda purificación, la cual implica a todos los estamentos, comenzando por el militar (vs 9-10), el religioso en todas sus modalidades
Los versos del 11 al 13 y finalmente a los habitantes de todas las ciudades (vs 14).
¿Por qué? Porque esas y otras mediaciones fueron la perdición de Israel, no las supieron entender como lo que son, mediaciones, llegando a absolutizarlas.
Se sintieron demasiado seguros, corrompieron la religión convirtiéndola en magia, hechicería e idolatría.
De ahí que si no hay purificación, no habrá futuro para Israel, no habrá horizonte despejado para él.